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El tipo de cambio y las tasas de interés jugaron un papel negativo en el balance general del Banco de México (Banxico), ya que al cierre de 2017 se reportó una pérdida de 240 mil 142 millones de pesos.
De acuerdo con los estados financieros dictaminados al cierre del ejercicio del año pasado, el Banco Central reportó la pérdida más elevada desde 1994, fecha en que inició su autonomía.
Las otras pérdidas más fuertes se reportaron en 2009 y 2010, pero ambas sumaron apenas 145 mil millones de pesos.
Las utilidades o pérdidas que obtiene el Banco de México se derivan fundamentalmente de factores financieros y cambiarios, es decir, la reserva internacional está compuesta en su mayoría por dólares estadounidenses, oro y bonos del Tesoro de Estados Unidos y cuando éstos pierden valor en el mercado internacional, su valor en pesos también cae.
El billete verde cerró 2017 en 19.65 pesos al mayoreo, lo que representó una apreciación para la moneda nacional de 4.79 por ciento frente al cierre de 2016, cuando se ubicó en 20.64 pesos por dólar.
En el caso de los bonos del Tesoro estadounidense, el factor más importante que afecta el precio es la tasa de interés vigente. El valor de mercado de los bonos tiene una relación inversa con las tasas de interés vigentes, es decir, si las tasas de interés suben, los precios de los bonos tienden a bajar y viceversa.
Debido a la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, las tasas de los bonos con vencimientos menores a un año se incrementaron casi 100 puntos base.
El año pasado, la Secretaría de Hacienda anunció que Banxico entregó un remanente de operación por 321 mil 653 millones de pesos al Gobierno federal, monto que aproximadamente representó 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Este monto se logró por una mayor depreciación de la moneda mexicana.