Economía

Bancos centrales pierden sincronía en sus políticas monetarias



Esteban Rojas H.

El mes pasado, los principales bancos centrales del mundo frenaron su política monetaria expansiva, que predominó en la mayor parte del año, pues se preparan para asimilar un cambio en la compra de bonos por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

De enero a agosto se dio un relajamiento de la política monetaria, pues 15 bancos centrales bajaron sus tasas de referencia, en tanto que tres las subieron y 15 más las mantuvieron sin cambio, del total de la muestra referida.

En mayo, un mayor número de bancos centrales redujo sus tasas de interés, preocupados por la lenta marcha de sus respectivas economías.

A partir de junio, se observó un freno al relajamiento monetario, debido a la expectativa de una modificación en la política de la Reserva Federal, que se habría reflejado en menores compras de bonos, actualmente en 85 mil millones de dólares mensuales.

En este mes, tan sólo los bancos de Australia, Ucrania y Rumania bajaron su tasa de referencia, en tanto que Brasil e Indonesia fueron los únicos que la elevaron, de una muestra de 32 instituciones centrales.

Se corre el riesgo de que las políticas monetarias dejen de estar en sincronía. En Estados Unidos, predominará una tendencia al alza en las tasas de interés, en tanto que Japón y la zona euro todavía podrían continuar por un tiempo con los apoyos monetarios.

A las naciones desarrolladas, se les complicaría el escenario, sobre todo a las que tienen dificultades por un bajo dinamismo económico, que las obliga a mantener y, en algunos casos, a incrementar estímulos para superar el bache en que han caído, en medio de una tendencia al alza de las tasas secundarias en Estados Unidos.

En América Latina, se observan fuertes contrastes. Por una parte, destaca el caso de Brasil, donde una elevada inflación obliga a mantener tasas altas a lo largo del año.

En tanto que en México el control de la inflación y bajo crecimiento económico son un terreno que propicia la instrumentación de una política monetaria más flexible.

La próxima reunión de la Fed, programada para el 17 y 18 de septiembre, puede ser una de las más importantes de los últimos años, por lo menos desde la pasada crisis económica mundial, cuyo epicentro fue el sector inmobiliario de Estados Unidos. De su resultado depender el margen de maniobra que tengan instituciones como el Banco de México.
 
 
 

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