Economía

ANÁLISIS: Mercado de futuros muestra poco entusiasmo por el peso


 
Esteban Rojas H.

El Mexican Moment, tan mencionado en el arranque del 2013, fue perdiendo fuerza conforme avanzaba el año y, en esa misma dirección, también fue diluyéndose la demanda del peso.

Un signo de este comportamiento se ha reflejado en un desplome de las apuestas a su favor en el mercado de futuros. En adelante, los determinantes de su evolución están fuertemente encontrados, por lo que no resulta fácil determinar su trayectoria.

De acuerdo con datos de Bloomberg, en el mercado de futuros las posiciones netas del peso en el Chicago Mercantile Exchange (CME) se ubicaron en 339 millones de dólares al pasado 3 de diciembre, lo que representó una disminución de 139 millones respecto a la semana anterior.

Las apuestas a favor del peso continúan siendo marginalmente positivas, aunque se encuentran muy por debajo del máximo histórico de 6 mil 334 millones de dólares alcanzado el 16 de abril del presente año. Por aquel tiempo, existía una más clara confianza en el futuro económico de México y todavía no aparecía en el horizonte el fantasma de un cambio en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos.

De abril a la fecha, las posiciones netas en el mercado de futuros han disminuido. Al parecer el pasado 19 de septiembre pudieron haber alcanzado un fondo, el cual aún debe ser validado, cuando incluso las apuestas se tornaron peligrosamente negativas al caer hasta menos 394 millones de dólares. De esa fecha hasta la actualidad, las cosas han mejorado moderadamente.

El mercado de futuros es un buen termómetro de la confianza en el peso y, por lo tanto, en la evolución de la economía en general. Una posición larga significa que los vientos apuntan a una posible revaluación de la moneda nacional, en tanto que una cifra negativa significa que se está esperando una pérdida de su valor en el mercado.

En el CME se comercian los futuros de divisas, entre otras cosas. Un futuro es un derivado que se vende en un mercado estandarizado y que asegura al comprador y al vendedor que una transacción se realizará en una fecha específica, a un determinado precio y sobre una cantidad dada. En el CME se llevan a cabo futuros del peso mexicano, cada contrato tiene un valor de 500 mil pesos y vencimientos en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre.
 
La tregua parece haber dado de cierta manera el beneficio de la duda, a la espera de conocer cómo se despejan acontecimientos ubicados en el plano internacional y nacional.

La mejoría observada en la economía del principal socio comercial de México es una buena señal. Sin embargo, parte de esos beneficios se pueden ver eclipsados por una modificación en la política de estímulos de la Fed.

Este último factor disminuirá la liquidez en el circuito financiero y generará presiones al alza sobre el dólar, lo que terminará afectando negativamente a las monedas de naciones emergentes, a lo cual difícilmente escapará el peso. Este movimiento ya está en marcha desde hace tiempo y presumiblemente se mantendrá por algún tiempo.

En el plano interno, las reformas estructurales no han generado mucho entusiasmo, debido quizá a que su aplicación ha sido lenta. En algunas de ellas las leyes secundarias continúan ausentes y en otras su aplicación se ha dificultado debido a resistencias de algunos sectores, como ha sido el caso de la educativa.

La reforma energética puede ser un buen detonador de la confianza, dependiendo de los términos en que se negocie, pero sus efectos podrían tardar tiempo en cristalizarse.

En este sentido, la evolución de las posiciones del peso en el mercado de futuros será un buen termómetro para medir si se cumplen o no con las expectativas.

La moneda está en el aire, esperemos que la apuesta sea ganadora, de lo contrario los costos a pagar pueden ser elevados.
 

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