Economía

Acuerdo Shell-BG presiona a petroleras a una nueva consolidación

Analistas consideran que el mensaje de la operación es que en un mundo de precios del petróleo más bajos y de reducción de costos la magnitud y las posibilidades de crecimiento cuentan.

En palabras del máximo responsable de Royal Dutch Shell, la lógica en que se basa su decisión de comprar BG Group "siempre existió".

Lo que llevó a la conclusión del acuerdo de 70 mil millones dólares fue que se había vuelto "muy atractivo desde una perspectiva de valor" luego de que los precios del petróleo cayeran a la mitad, a 50 dólares por barril.

Es poco probable que Ben van Beurden sea el único de los máximos responsables ejecutivos de las más grandes compañías petroleras del mundo que considere que las valuaciones son muy persuasivas.

Así como el primer acuerdo entre BP y Amoco durante una caída anterior del precio del petróleo en 1998 desencadenó una ola de transacciones, es probable que la fusión Shell-BG impulse una nueva consolidación petrolera.

"El acuerdo presionará a las grandes petroleras a actuar", dijo Aneek Haq, jefa de análisis de petróleo de Exane BNP Paribas en Londres. "Shell ha sido muy oportuna, y Exxon bien podría seguir sus pasos a continuación".

Hasta ahora, la opinión que prevalecía entre ejecutivos del sector, banqueros y analistas era que las valuaciones diferían demasiado entre compradores y vendedores. Los precios de las acciones aún no han incorporado la declinación del petróleo.

El Índice MSCI World Energy ha bajado casi 25 por ciento desde su pico más reciente de junio de 2014. Los observadores señalan que quizás era necesario un período más prolongado de precios bajos –tal vez más cerca de los 35 dólares por barril, el nivel que tuvo por última vez durante la crisis financiera en 2008 y 2009- para que comenzaran las grandes transacciones.

La operación Shell-BG indica que las compañías están dispuestas a avanzar. El mensaje que transmite es claro: en un mundo de precios del petróleo más bajos y de reducción de costos, la magnitud y las posibilidades de crecimiento cuentan. Esa posición estratégica presagia una repetición de la ola de transacciones que hace una década y media sacudieron el sector energético y crearon las actuales "supermajors".

BP-AMOCO

BP inició la ronda de megafusiones en 1998 cuando anunció sus planes de adquirir Amoco en momentos en que el crudo estaba por debajo de los 12 dólares por barril. Poco después, compró Atlantic Richfield.

Exxon le siguió con la megacompra de Mobil Corp. Otras transacciones de esa época fueron la fusión de Chevron con Texaco Inc. y las compras de PetroFina y Elf Aquitaine por parte de Total.

"Eso podría ser el comienzo de una ola de actividad en fusiones y adquisiciones", dijo por teléfono Jean-Luc Romain, un analista de CM-CIC Securities en París. "Exxon no oculta que está en busca de adquisiciones".

Pocos, sin embargo, consideran que vaya a haber megafusiones de la magnitud de las de hace 15 años, en buena medida porque el sector ya se encuentra bajo el control de unas pocas grandes compañías.

También lee: