Deportes

México y Cuba, unidos por el bat

Los duelos entre ambos países se convierten en una promesa deportiva.

El primer tope Cuba-México de beisbol, que se realizó durante siete días en las ciudades de La Habana y Matanzas, parece haber cumplido el objetivo de sus organizadores como preparación para futuros encuentros, aunque sin el esplendor ni la afluencia de público de otras competencias similares.

Jugada del 2 al 8 de marzo en dos estadios: el mayor del país, el Latinoamericano de la capital, y el Victoria de Girón en la occidental provincia de Matanzas, la serie, nombrada Unidos por la pasión, fue protagonizada por el Diablos Rojos del México y el Guerreros de Oaxaca, pertenecientes al circuito veraniego de la Liga Mexicana.

De tope "insípido" lo calificó el reconocido comentarista Pavel Otero, mientras que en opinión de otros especialistas la conformación de los dos equipos cubanos, el Occidentales y el Orientales –que no existen en la contienda beisbolera nacional- fue desbalanceada.

Según esos criterios, el pitcheo del Occidentales fue más profundo que el del Orientales, este último equipo integrado en gran parte por peloteros de las provincias de Granma y Las Tunas, selecciones que disputaron la final de la serie cubana y la primera representante de la isla en la recién finalizada Serie del Caribe. Además, el tope con los equipos mexicanos estuvo precedido por otro realizado en Nicaragua con una novena de ese país.

Con un porcentaje cercano a .180 en los primeros cuatro juegos, a pesar de tener a reconocidos bateadores de fuerza, los atletas del este cubano "llegaron cansados a estos partidos, sin tener descanso ni tiempo con su familia", consideraron periodistas deportivos.

Los organizadores locales anunciaron que esos encuentros formaban parte de la preparación de los peloteros pre-seleccionados para integrar el equipo que representará al país en los próximos Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia.

Sin embargo, y en aras de ganar a toda costa, los managers del patio, sobre todo el del Orientales, echaron mano a atletas consagrados, habituales integrantes de las selecciones nacionales, en detrimento de figuras jóvenes que tenían aquí la oportunidad de chocar con otras formas de hacer.

"No podemos tener miedo a unos cuantos fracasos en este punto, porque estamos en temporada muerta, porque no hay títulos en juego y porque necesitamos que los inexpertos demuestren si reúnen todas las condiciones para defender la casaca nacional", señaló Aliet Arzona Lima, en el oficial diario Granma.

En tanto, la web BEISBOLenCUBA consideró que más allá de los resultados, lo más llamativo ha sido "las pocas posibilidades técnicas o ensayos de jugadas que hemos visto por parte de estas selecciones de casa, contrario a los visitantes, con continuos cambios en sus alineaciones y probándolo todo, hasta el squeeze play".

"Ha sido un poco difícil lanzar contra los mexicanos, pues no teníamos información de los bateadores, no conocíamos su mejor zona de contacto ni los rasgos de su juego", reconoció Misael Villa, un lanzador recién salido de las filas juveniles pero que ya tuvo una participación destacada en la finalizada serie nacional.

Por su parte, Víctor Bojórquez, actual mánager de los Diablos Rojos de México y quien ya había enfrentado a un equipo cubano como jugador hace 16 años, dijo que los peloteros cubanos "suelen ser más incisivos en el corrido de las bases; da igual si elevan la pelota dentro del cuadro o conectan inofensivo rolling por el infield, siempre corren duro a primera".

El directivo, conocido con el sobrenombre de El Flamingo, afirmó que este tope sirve de mucho a sus discípulos, quienes "ya agarran ritmo en los distintos acápites de rendimiento".

Esta serie con equipos mexicanos llega en un momento de cierto renacer del béisbol en Cuba, aunque aún se ven lejanos los días en los que las novenas de la isla se imponían sin dificultad en las competencias internacionales, contra jugadores aficionados.

También lee: