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LMB debe volverse un buen espectáculo: Javier Salinas

El presidente de la Liga Mexicana de Beisbol comentó que una liga competitiva producirá un negocio redituable.

Su afición al beisbol empezó cuando tenía 10 años. Francisco Salinas –su padre– lo llevó por primera vez a un estadio en el extinto Parque del Seguro Social de la Ciudad de México, a inicios de los años 80. Ahí Javier Salinas se enamoró por primera vez. Se hizo fanático de la pelota y del Tigres. Cuando la novena –recuerda– se mudó a Puebla y luego a Quintana Roo, hacía cualquier cosa para verla jugar. "Especialmente en la Guerra Civil contra el Diablos. Todo servía de pretexto para ir al parque".

Más de tres décadas después se convirtió en Presidente de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). En octubre pasado asumió el cargo en solitario –pese a que desde marzo de 2017 se desempeñó como director adjunto, al lado de Plinio Escalante– y su primera decisión fue que para este año se jugaran dos torneos –como lo hace el futbol mexicano desde 1996– en lugar de la tradicional temporada larga, que iba de marzo a octubre. Una medida inédita en la historia de la Liga veraniega nacional.

¿Cómo surgió esta idea?

Fue a partir de un taller que impartí con los dueños de equipos de la Liga Mexicana del Pacífico en 2009. En aquel entonces era director de Mercadotecnia de Grupo Salinas y del Morelia. Los propietarios concordaron que su mayor fortaleza eran los playoffs y que su debilidad era el torneo largo, porque había un punto en la temporada en el que varios equipos perdían las posibilidades de calificar. Eso les hacía perder aficionados y, por lo tanto, dinero. Ahí les propuse que se hicieran los dos torneos cortos en un año. Al principio no se animaron y fue hasta esta temporada que se hará realidad esta idea.

“La idea a mediano plazo es convencer a empresarios ajenos al beisbol que es redituable invertir en un equipo

Javier Salinas
Presidente de la Liga Mexicana de Beisbol

¿Cómo encontró las finanzas de la LMB?

Sanas. No es una Liga rica, pero cumplió con sus obligaciones fiscales y no tiene adeudos con sus empleados. Uno de los objetivos prioritarios es que la Liga se vuelva un buen espectáculo, gracias a los jugadores que se puedan contratar. Con lo anterior, estoy seguro que atraeremos nuevos empresarios que se interesen en adquirir un equipo. Una Liga competitiva producirá que tengamos un negocio redituable.

¿La multipropiedad es lo ideal para la Liga?

En este momento lo es, pero no necesariamente a futuro. En el contexto en el que estamos actualmente es difícil encontrar empresarios con la suficiente solvencia y voluntad económica para hacerse cargo de una franquicia. La idea a mediano plazo es convencer a empresarios ajenos al beisbol que es redituable invertir en un equipo.

¿Cuál es su postura con los equipos que reciben dinero público?

Es una función del Estado promover todas las formas de deporte y siempre he respaldado esa premisa. Se debe erradicar el tabú de que es negativo que el gobierno apoye a los equipos profesionales. Pero las franquicias que cuentan con esta inyección económica deben justificar el dinero que recibieron, tanto con el gobierno como con la LMB. Además, deben mostrar un plan de cómo beneficiarán a la sociedad mediante sus instalaciones deportivas y obras altruistas. La transparencia será vital en esta nueva era de la Liga.

Según los datos de la LMB, el Diablos Rojos del México –franquicia más ganadora con 16 gallardetes– fue el tercer equipo con promedio más bajo de asistencia en la temporada pasada. Por partido recibió una media de 2 mil 503 aficionados y sólo superó al Guerreros de Oaxaca (2,435) y Olmecas de Tabasco (1,437).

¿Cómo califica el trabajo del Diablos?

Bueno. El México compite con una oferta de espectáculos y deportiva todos los días en los que juega de local. Pero comparándolo, por ejemplo, con la afición que va a ver al América es muy similar. Al partido ante el Morelia –de la jornada 7 de la Liga MX– asistieron 17 mil personas, pero se disputa cada 15 días. En ese mismo lapso el Diablos disputaría hasta seis partidos, es decir, que asistirían un promedio de 15 mil fans. El nuevo estadio será un motor para explotar la marca del equipo y así retomar el impulso que tuvo la organización en décadas pasadas para que atraiga, posteriormente, más fanáticos a las gradas.

¿Cómo trabajar con los equipos en plazas pequeñas como Tabasco?

El formato de torneos cortos beneficiará para que todos los equipos sean competitivos hasta los últimos partidos. En el caso del Olmecas iniciará el penúltimo día de febrero una remodelación a su campo y contará con un roster competitivo. La idea es que esas plazas recuperen, mediante un buen plantel, los patrocinios y la mercadotecnia, al público que en algún momento dejó de asistir a los estadios en los últimos partidos de la campaña.

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