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Alex Cora: disciplina y toque humano

Bajo la premisa de poner el ejemplo y estar al pendiente de sus jugadores, Alex Cora comanda al Medias Rojas al mejor inicio de temporada de sus 118 años de historia.

La derrota del Criollos del Caguas ante el Indios del Mayagüez en la serie final de la Liga de Beisbol Profesional Roberto Clemente –circuito invernal del beisbol puertorriqueño– de la temporada 2011-12 también marcó el final de la carrera como pelotero de Alex Cora. El ahora mánager del Medias Rojas de Boston estaba indeciso respecto a lo que quería dedicarse en el futuro.

"No podía dejar que se fuera de la organización. Sabía que sin él, podríamos tener problemas en el equipo. Era el capitán, el líder y el corazón del Caguas", cuenta Raúl Rodríguez, propietario y presidente del Criollos. "Para que se quedara le ofrecí varias opciones, entre ellas el puesto de mánager y el de gerente general. Al final eligió la segunda opción y así empezó su faceta como directivo".

El impacto de Cora fue inmediato. Se coronó campeón en su campaña de debut y se convirtió en uno de dos peloteros que levantó el título como jugador y directivo en la historia de la franquicia (el otro fue Joey Cora, su hermano mayor, en la temporada 2000-01). Continuó en el cargo y volvió a conquistar el campeonato en la campaña 2016-17. También ganó el gallardete de la Serie del Caribe, el cual no conseguía la organización desde 1987. Sus logros lo catapultaron para ser nombrado manejador de la Selección de Puerto Rico, que perdió la final del Clásico Mundial 2017 ante Estados Unidos.

Su buen papel en la pelota puertorriqueña llamó la atención de A.J. Hinch, mánager del Astros de Houston, quien lo convenció para que se convirtiera en coach de banca de la franquicia. Fue uno de los mejores años de su vida –según cuenta Rodríguez–, porque con la novena texana ganó la Serie Mundial y en esa misma campaña nacieron sus gemelos.

El éxito con Houston fue llamativo para el Medias Rojas de Boston, que lo firmó como mánager en octubre pasado en sustitución de John Farrell. Y el inicio de campaña no pudo ser mejor para el puertorriqueño. Con marca de 13-2, el equipo –que hoy enfrenta al Angelinos de Los Ángeles– registra el mejor arranque en sus 118 años de historia.

"Tiene dos grandes virtudes como manejador: la disciplina y su cercanía con el pelotero", opina Edwards Guzmán, gerente general del Criollos y amigo de la infancia de Cora. "Dice que para que los jugadores sean puntuales, respetuosos y no falten a los entrenamientos, él tiene que poner el ejemplo. Mientras que su otra premisa es procurar que los peloteros estén felices y para ello trata de ayudarles con sus problemas. Les pregunta si está todo bien en casa o si hay algo que los moleste. Siempre les dice que tienen que divertirse y jugar duro, porque al fin y al cabo, esa es la esencia del beisbol".

Cora tuvo una infancia complicada. Nació y creció en Caguas, una ciudad pobre a 30 kilómetros al sur de la capital San Juan. José Manuel –su padre– era cronista de beisbol y fue el fundador de un circuito infantil en Caguas. Alex jugaba en los parques de pelota, mientras su papá narraba los partidos. Pero eso cambió al poco tiempo. José Manuel falleció cuando el muchacho tenía 13 años.

"Es una herida que aún no cierra para Alex. No le gusta hablar sobre el tema, pero lo que siempre me dice es que gracias a su madre y a Joey pudo convertirse en el hombre que es", cuenta Guzmán.

Joey fue la figura paterna de Alex desde entonces. El joven se propuso imitar todo lo que hiciera su hermano mayor. Joey, por ejemplo, cursó la preparatoria en Puerto Rico, luego se ganó una beca para jugar beisbol en la universidad de Vanderbilt y posteriormente jugó en las Mayores. El menor de los hermanos Cora recorrió prácticamente el mismo camino. Estudió el bachillerato en la isla y cuando cumplió 21 recibió una beca para jugar beisbol en la Universidad de Miami. Solo jugó seis meses en el colegio, debido a que fue seleccionado en la tercera ronda del Draft de la MLB de 1996 por el Dodgers de Los Ángeles, con el que debutó dos años después.

El menor de los Cora jugó hasta el 2004 con la novena angelina. En 2005 firmó con el Cleveland, que a la mitad de la temporada lo cambió al Boston. Con esa organización ganó la Serie Mundial de 2007, en la que el Medias Rojas barrió al Rockies de Colorado. Posteriormente defendió las franelas del NY Mets (2009-2010), Texas (2010) y Washington (2011). Para 2012 regresó a Puerto Rico y se retiró con el Criollos.

"Es una persona humilde y sensible. Lo primero que hizo cuando fue contratado por Boston fue convencer al equipo para que trajera víveres a las familias necesitadas en Puerto Rico, que fueron afectadas por el huracán María. Su calidad humana supera a la capacidad que tiene como mánager", señala Rodríguez.

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