Culturas

Muere poetisa cubana Carilda Oliver a los 96 años

La poetisa murió en la madrugada de este miércoles a los 96 años en su natal ciudad de Matanzas.

Carilda Oliver Labra, la más osada de las poetisas cubanas, murió en la madrugada de este miércoles a los 96 años en su natal ciudad de Matanzas, en el occidente de la isla, la cual nunca abandonó a pesar de su éxito y sus amores.

Premio Nacional de Literatura y Premio Excelencias, este último entregado en marzo pasado por su contribución a la cultura nacional, Carilda publicó unos 40 libros en español, francés, alemán y búlgaro.

Su poemario Al sur de mi garganta, editado por primera vez en 1949, es una de sus obras más conocidas, en especial el soneto Me desordeno, amor, me desordeno, irreverente para la época y considerado por expertos un ícono de la poesía erótica cubana.

"No me importa que me critiquen. Solo soy una persona que llevó la vida con franqueza y espontaneidad. He tratado de ser autocrítica, pero nunca otra mujer. A veces, en vez de leer mis libros, la gente me busca para ver qué encuentra del mito, de las exageraciones que se cuentan sobre mí", expresó en una entrevista concedidahace varios años.

La poetisa, conocida en Cuba como "la novia de Matanzas", se casó en tres ocasiones, incluido su actual esposo, con quien duró más de 20 años. Su obra, también lírica y épica, fue difundida en México, Colombia, España, Estados Unidos, Alemania y Cuba, entre otros países.

Para la poetisa chilena Gabriela Mistral, la cubana era "la mejor sonetista de América. Su cadáver será cremado y sus restos se expondrán en su casa matancera, donde siempre vivió y organizó tertulias literarias durante décadas.

Me desordeno, amor, me desordeno

Me desordeno, amor, me desordeno

cuando voy en tu boca, demorada;

y casi sin querer, casi por nada,

te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno

y con mi soledad desamparada;

y acaso sin estar enamorada

me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada

arde en tu mano lúbrica y turbada

como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,

cuando voy en tu boca, demorada,

me desordeno, amor, me desordeno.

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