Culturas

Extraño pero verdadero, retrato de la decadencia

La película te confronta con lo que estás viendo y te da un lugar y un tiempo para analizarlo, explica el cineasta mexicano Michel Lipkes.

Extraño pero verdadero, la segunda entrega del cineasta mexicano Michel Lipkes, es una oscura alegoría de la sociedad contemporánea filmada en blanco y negro en la Ciudad de México. Gracias a un delicado trabajo de dirección de fotografía, a cargo de Gerardo Barroso, las imágenes acentúan de forma sutil la crudeza del relato.

La cinta narra la historia de dos recolectores de basura que encuentran entre los desechos un cadáver de un hombre con una gran cantidad de dinero en los bolsillos. El hallazgo representa para la pareja de enamorados la posibilidad de escapar de su explotador patrón.

"La película tiene una carga trágica muy fuerte, el espectador lleva el peso de lo que ha visto vivir a los personajes, pero hay un aliento, una esperanza basada en la relación de ellos dos", dice el director.

No es una historia de amor convencional, como tampoco es descabellada, asegura. "Desde mi adolescencia, en la nota roja era común leer de ese tipo de hallazgos en la basura. Es un espacio en el que la autoridad prácticamente no entra, se desvanece rápidamente todo lo que contenga. Es el lugar ideal para que un criminal haga su trabajo".

Lipkes, quien acaba de tomar la dirección del certamen de cine FICUNAM, utiliza la cámara con delicadeza para que la violencia pase de lado. "Toda mi puesta en escena va en contra, como una suerte de exorcismo hacia un guion cargado de situaciones violentas. Las películas pueden guiarnos por un camino bien trazado, lleno de certezas, pero yo quería que ese trayecto fuera un misterio, un lugar incómodo en donde no quieres entrar, pero lo estás presenciando. La película te confronta con lo que estás viendo y te da un lugar y un tiempo para analizarlo".

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