Culturas

Aretha Franklin: el adiós a la voz que luchó por el 'Respeto'

La muerte de la mujer que cantó la lucha por la igualdad, se produce en medio de una nueva confrontación entre la administración Trump y las fuerzas afroamericanas dentro de EU.

El último gran símbolo de un orgullo ha muerto. El símbolo del alma. El alma de la nación afroamericana en la Unión Americana.

Tras una agonía de cinco días -que unió a sus admiradores en iglesias y redes sociales con su petición: say a little prayer-, el mundo despide hoy a Aretha Franklin, la mujer que cantó la lucha por la igualdad en Estados Unidos.

Hace 60 años cantó los versos de Precious Lord en el funeral de Martin Luther King. Cuando el reloj de la historia marca la hora de Trump y la vuelta de los aires de la supremacía blanca y los puños del Black Power reaparecen como ecos de un tiempo nunca ido del todo: vuelve la mitólogica petición de uno de sus éxitos: Respect!.

En Twitter la gente construye un mausoleo. Admiradores, estrellas del jazz, del soul y del R&B le rinden tributo a la primera mujer que pisó el Salón de la Fama del Rock and Roll, hace 41 años.

En ese álbum de su vida Aretha Franklin canta otra vez, como nunca, esas canciones que piden concordia, que liberan a la mujer, que exigen el ejercicio del amor. Y la justicia.

Canta Natural Woman, Ain't no Way, Think (con sus portentosos coros: Freedom! Freedom!). Canta Young, Gifted and Black. Y canta, por supuesto, aquella canción -escrita y grabada primero por Otis Redding- que hizo suya con 24 años el día de San Valentín de 1967 en los estudios de Atlantic Records. En su voz, Respect! fue declaración de independencia y signo de los tiempos en los revueltos 60: Vietnam, las protestas y ese verano del 67 que sumió por cinco días a la capital del soul en el más sangriento episodio de la opresión racial en Estados Unidos, la Rebelión de Detroit, la ciudad donde Aretha se hizo una idea del mundo.

El muro vertical hace eco de aquellos años, en él se despliegan los recortes de los diarios en los que la Aretha daba, aguerrida, la nota:

"Angela Davis debe salir libre. Estoy lista para pagar su fianza, sea de 100 mil o 250 mil. Tengo el dinero. Lo obtuve de la gente negra, la que me ha permitido tenerlo, y quiero usarlo para ayudar a nuestra gente". Un fragmento de la defensa que -entre tantas otras- hizo en 1970 de la ex profesora de Filosofía de UCLA, comunista declarada, que con 26 años era arrestada en Nueva York, acusada de estar involucrada en el escape de prisioneros políticos, con un saldo de cuatro muertos.

En esa línea aleatoria del tiempo vuelve a ser martes. Año 2009. Bajo su sombrero gris, Aretha entona los versos de America, el himno que ella misma eligió para sellar la histórica toma de posesión del primer presidente negro de Estados Unidos. "Dulce Tierra de libertad, a ti te canto", pontifica ella, sobre la escalinata del Congreso, la misma que otro martes histórico, ocho años más tarde, inauguró la era del pasado.

La muerte de Aretha no sella, sin embargo, el desgarramiento entre las "Américas", una siempre blanca, y, otra, más plural, más incluyente y más de color.

"Un love affair entre el país y Barack Obama", lo describió en la entrevista que le hizo Larry King en CNN a propósito de su participación en aquel día de la historia. El día en que creyó que sus años de lucha llegaban a su recompensa. "La promesa de que el mañana llegó", le dijo al conductor.

"Aretha ayudó a definir la experiencia americana", tuiteó el ex presidente, al que conmovió hasta las lágrimas en la Casa Blanca. "En su voz pudimos sentir toda nuestra historia, con sus claroscuros -nuestro poder y nuestro dolor, nuestra oscuridad y nuestra luz, nuestra búsqueda de redención y nuestro arduamente ganado respeto".

Será en días próximos cuando la familia difunda los detalles de los funerales de la cantante, quien murió ayer por la madrugada, con 76 años, en su casa de Detroit. El final de la guerra contra el cáncer de páncreas que padecía al menos desde 2010, y la separó paulatinamente de los escenarios, hasta su última actuación pública, el 18 de noviembre de 2017, en la Catedral de St. John, en Nueva York, para la Fundación de Elton John.

"Su pérdida es un golpe para todo aquel que ame la verdadera música: la del corazón, del alma, de la Iglesia", escribió su amigo. "Su voz era única, su piano, infravalorado -era una de mis pianistas favoritas".

Aquella actuación benéfica y el lanzamiento de su disco 42, A Brand New Me, con grabaciones de archivo, fueron el cierre de una carrera de seis décadas. Una vida que la gente, a pie, celebra de costa a costa, del Paseo de la Fama de Hollywood, al teatro Apollo de Nueva York, y en New Bethel, la iglesia de su amada Motor City, donde por primera vez se escuchó aquel canto de ángel.

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