Ciencia

Descubren dos nuevas especies de arañas en Chiapas

Un grupo de investigadores liderados por El Colegio de la Frontera Sur, dieron a conocer las nuevas especies halladas en el volcán Tacaná en Chiapas.

Dos nuevas especies de araña del Volcán Tacaná, que pertenecen a la familia Phrurolithidae, un grupo de arácnidos poco estudiado en América, fue descubierto recientemente por investigadores liderados por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR).

David Chamé, estudiante del doctorado en Ciencias de ECOSUR, Guillermo Ibarra, investigador de la Unidad Tapachula de dicha institución y María Luisa Jiménez, investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas de Noroeste (CIBNOR).

Una de las arañas fue nombrada como Phonotimpus pennimani en honor al investigador estadounidense Andrew Penniman, quien estudió a algunas arañas de la misma familia en las décadas de los 70 y 80, mientras que la segunda especie se denominó Phonotimpus talquian en referencia a la localidad en las faldas del Volcán donde fue descubierta.

Las arañas recién descritas son diminutas —su tamaño corporal es entre 2 y 3 mm— viven en la hojarasca y no construyen telarañas para cazar. Mediante cría en laboratorio se observó que las madres proveen cuidado maternal al quedarse protegiendo su ovisaco, explica el experto.

La descripción de las nuevas especies -dice Chamé- forma parte de un estudio más amplio que lidera ECOSUR y que busca explicar las relaciones de parentesco de estas dos arañas del Volcán Tacaná con otras especies que viven en la Sierra Madre de Chiapas y en el norte y centro del país, así como estudiar su ciclo de vida y su comportamiento depredador y sexual.

Estas dos especies se agregan a las especies nuevas de artrópodos que se han descrito recientemente para el Volcán Tacaná y sus alrededores, como la chinche Pangaeus cervantesi Mayorga-Martinez & Mayorga, 2017 y las arañas Pescennina ibarrai, Platnick & Dupérré, 2011, Novalena tacana Maya-Morales & Jiménez, 2017, Ponsoonops tacana Bolzern, 2014 y Reductoonops nubes Platnick & Berniker, 2014.

Estos descubrimientos son de gran relevancia porque permiten conocer mejor la diversidad biológica de una reserva natural integrada por extensas áreas de cultivos y áreas con restos de vegetación original, como los bosques de niebla, un hábitat altamente sensible tanto a la influencia humana directa, como al cambio climático.

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