La lesión de Neymar acabó afectando más de lo que se esperaba al conjunto brasileño. El delantero del Barcelona era el único capaz de desequilibrar el juego con sus regates, los cuales hicieron falta ante una defensa alemana infranqueable.
Otra ausencia no menos importante fue la del capitán Thiago Silva, quien durante el torneo se ocupó de mantener el orden, al menos, en la defensa central. Su ausencia causada por una doble amonestación pesó demasiado y facilitó que Alemania anotara 6 de los 7 goles de la misma forma: desde el centro del área chica.
Durante todo el partido en Belo Horizonte, Brasil no encontró la manera de completar jugadas básicas. Los hombres de Luiz Felipe Scolari salieron desorganizados y torpes en la creatividad. Luiz Gustavo y Fernandinho fueron incapaces de retener la pelota, mientras que Maicon y Marcelo apenas pudieron recorrer las bandas.
El balón fue dominado casi todo el tiempo por la Selección alemana que, aun con el amplio marcador a su favor, presionó la salida verdeamarela.
David Luiz y Dante fueron incapaces de detener el poderoso tren alemán. El área chica de Julio César fue descuidada en todo momento. Los alemanes se pasaban el balón en esa zona como jugando una cascarita. Ante la desesperación de ir perdiendo, el defensa central del Chelsea se lanzó al ataque durante la segunda mitad, lo cual provocó que los europeos anotaran dos más.
El lado izquierdo de la defensa brasileña fue el más vulnerable. Ni Marcelo ni Dante pudieron contra Lahm y Müller, quienes se pasearon sin obstáculo alguno. 6 de las 7 jugadas que acabaron en gol tuvieron su origen en esta zona de la cancha.
Scolari decidió sacar al 69' a Fred, su centro delantero. En su lugar ingresó un volante: Willian. La estrategia resultó fallida, pues, aunque era complicado ganar, Brasil pudo haber hecho un gol más.
Sin embargo, la calidad de Fred como goleador siempre fue muy cuestionada por los mismos brasileños. Una encuesta realizada por la empresa brasileña Datafolha reveló el pasado fin de semana que Fred era "el peor jugador de la selección nacional". En todo el torneo, el delantero del Fluminense apenas pudo anotar un gol frente a Camerún.
Pese a todas las protestas, albergar una Copa del Mundo fue toda una fiesta para Brasil, cuyos mitos están conformados por personajes Garrincha, y Pelé, o por ídolos más recientes, como Romario y Ronaldo.
La Selección brasileña estaba obligada a llevarse el torneo. Tan sólo esta tarde, el fracaso del Scratch Du Oro fue visto por casi 60 mil personas en el estadio Mineirao. La presión de ser locales los traicionó, igual que en 1950 frente a Uruguay.
"Sobre el resultado fui yo el responsable", admitió Luiz Felipe Scolari al término de la tragedia en Belo Horizonte.
Los brasileños confiaban en que "Felipao" repitiera el campeonato mundial de Corea-Japón 2002, cuando Brasil le arrebató el trofeo a Alemania. Pero ocurrió todo lo contrario. Brasil revivió el drama del "Maracanazo" y fue humillado por unos germanos casi perfectos.
El gran error de Scolari fue no respetar el "jogo bonito", esa tradición brasileña que, se pensaba, iba a durar toda la vida. Durante todo el Mundial, La Canarinha jugó lento, trabado en la media cancha y dejándole demasiada responsabilidad (incluso de los goles) a sus defensas estrella: David Luiz y Thiago Silva.
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