Brasil

Llueve café

Ticos y colombianos demuestran que, pese a todo, se puede jugar bien y ganar. Que lo espontáneo no lidia con el marcador. Ya en cuartos de final siguen tan campantes. La libertad, por ahora, se sirve sin azúcar.

Dos formas del desparpajo se mantienen en este Mundial de caras largas. Colombia y Costa Rica avanzan con buen estilo y con gracia. Amenas formas del juego. Respetuosas del control del balón, ambas abren la cancha a sus dimensiones más agradables. Han sido estas dos escuadras las que han dado la cara por un continente bipolar.

Las hermanas mayores, Brasil y Argentina padecen de enfermedades crónicas: la primera de hipocondría y la segunda de madurez extrema. Ticos y colombianos demuestran que, pese a todo, se puede jugar bien y ganar. Que lo espontáneo no lidia con el marcador. Ya en cuartos de final siguen tan campantes.

Colombia, después de echar al más acomplejado de los cuadros, Uruguay, puede notificar la muerte letal del local, y Costa Rica, si Holanda juega tan mal como ayer, no tendrá empacho en despachar al conjunto de Van Gaal de la pista. La libertad, por ahora, se sirve sin azúcar.

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