Devoto inquebrantable. Se alistó con el My People FC, un club fundado por un evangelista que usaba el futbol para alejar a los jóvenes descarriados de las calles y las malas costumbres. Allí Ogenyi Onazi reforzó los valores que le habían sido inculcados en su familia, por la que ha dado todo siempre.
Una noche, después de un entrenamiento con la Lazio, se dio cuenta de que a uno de los comensales del café en el que se encontraba le habían robado su cartera. Alcanzó al ladrón y devolvió el botín a los encargados del negocio. Hoy es una jefatura moral para la Selección de su país, que hoy vuelve a cuartos.
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