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Putin no entiende la política de EU

En una entrevista con el editor general de Bloomberg, John Micklethwait, se hizo evidente la falta de comprensión del presidente ruso del proceso electoral de los Estados Unidos.

El presidente Vladimir Putin mira la campaña electoral estadounidense con una mezcla de ironía, disgusto y comprensión imperfecta. Así como los presidentes y senadores de los Estados Unidos no son muy versados en política rusa, tampoco Putin es un experto en otros países. Observa el actual espectáculo político estadounidense como lo haría cualquier persona común, por más que el resultado de la elección tiene gran importancia para él.

En una entrevista con el editor general de Bloomberg, John Micklethwait, se hizo evidente la falta de comprensión de Putin del proceso electoral de los Estados Unidos. A la pregunta de si Rusia tenía alguna relación con recientes hackeos del Comité Nacional Demócrata y la posterior publicación de correos electrónicos robados en Wikileaks, Putin agregó lo siguiente a la previsible negativa:

"La verdad es que ni siquiera podría imaginar que ese tipo de información pudiera ser de interés para el público estadounidense, que personal de la campaña de uno de los candidatos, en este caso de Clinton, trabajaba para ella y no para todos los candidatos del Partido Demócrata por igual. Ni siquiera se me ocurrió que eso podría resultarle de interés a alguien. Es por eso que ni siquiera en ese sentido podríamos haber participado. Para eso hay que percibir las peculiaridades de la política interna de los Estados Unidos. Creo que ni nuestros expertos del Ministerio de Relaciones Exteriores podrían hacer una interpretación correcta".







El hackeo reveló, por cierto, que la maquinaria del partido, y no sólo la campaña de Hillary Clinton, trabajaba para Clinton en detrimento de Bernie Sanders. Decir que eso no sería "de interés para nadie" revela una profunda ignorancia de la política estadounidense.

No sería el primer ejemplo de ignorancia política de Putin. En una entrevista de enero del diario alemán Bild, Putin preguntó a los periodistas: "¿Saben que hubo dos casos en la historia estadounidense en que la mayoría del colegio electoral votó a un presidente a pesar de que éste obtuvo una minoría del voto popular?" En realidad los casos fueron cuatro, como se apresuró a señalar la prensa rusa, pero evidentemente Putin no leyó las correcciones, ya que en junio, en el Foro Económico de San Petersburgo, volvió a hablar de dos casos.

No es poco común que un gobernante tenga un conocimiento superficial de temas sobre los cuales no tiene que tomar decisiones. La afirmación que hizo el presidente estadounidense Barack Obama en el discurso del Estado de la Unión de 2015 de que la economía de Rusia estaba "en ruinas" gracias a las sanciones occidentales fue de un simplismo similar. La crítica de Putin en la entrevista de Bloomberg a la campaña negativa en las elecciones de los Estados Unidos –"Se atacan uno a otro y, en algunos casos, no me gustaría que siguiéramos su ejemplo"- es tan superficial como la famosa burla de Clinton de que el retorno de Putin a la presidencia luego de cuatro años como primer ministro demostraba las falencias de la democracia rusa.

Para los especialistas en la política de los Estados Unidos, por supuesto, adoptar una actitud negativa ante un rival es apenas una herramienta entre decenas, y para los observadores de Rusia, el traspaso del poder de Putin a Dmitri Medvedev en 2008 y nuevamente en 2012 podrá no haber sido verdaderamente democrático pero de todos modos fue una prueba importante y exitosa para un país que no había presenciado una transición ordenada desde la entronización de Nicolás II.

La declaración de Putin de que no está al tanto de las maquinaciones de Washington podría ser un viejo truco de oficial de inteligencia destinado a demostrarle al público que no tuvo nada que ver con el hackeo demócrata, que todo sucedió en el plano local. Putin es famoso por usar esas tácticas cuando ve a su interlocutor como un adversario. Que lo descubran luego significa para él tan poco como podría significar para Donald Trump: lo que importa es el momento, más que cualquier consecuencia que pueda tener.

La admisión, sin embargo, podría decir algo sobre el propio Putin y la política rusa en relación con Occidente. Putin bien puede querer haber dicho lo que dijo en la entrevista de Bloomberg en Vladivostok respecto de que no le importa quién gane la elección estadounidense mientras el próximo presidente se muestre dispuesto a trabajar con Rusia. Sería realista no esperar generosidad de parte de Clinton, que es abiertamente hostil a Putin, ni de Trump, que parece amar la improvisación. Es evidente que Putin no considera que la retórica de la campaña valga demasiado. Para él, se trata de ataques recíprocos indecorosos y no de afirmaciones políticas.

¿Entonces para qué querría saber más sobre la campaña estadounidense que una persona común que a veces lee las noticias y no siempre las entiende? Tendrá que trabajar con el resultado que produzca la campaña, cualquiera sea, y no puede dictar ese resultado, diga lo que diga la campaña de Clinton de que el hackeo es una amenaza a la democracia estadounidense.

Fedor Lukyuanov, uno de los comentaristas más lúcidos sobre la política exterior rusa, calificó hace poco a Putin de "fatalista" que "actúa a partir de la convicción de que es otro el que dirige el show –Dios, por ejemplo- y de que nosotros somos sólo simples mortales que todo lo que podemos hacer es ser rápidos, precisos y efectivos en lo que respecta a usar las oportunidades que se nos presentan". Eso se correspondería con la relativa falta de interés –y de conocimiento- de Putin en relación con el proceso electoral estadounidense. Buscará oportunidades una vez que se sepa quién ha ganado. Cuando lo haga, sin embargo, su percepción de los detalles tendrá que mejorar.

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