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Madres profesionistas en Japón padecen por largas jornadas laborales

Cada vez son más las mujeres japoneses que rechazan puestos directivos, ya que implica pasar más de doce horas en la oficina, descuidando a sus hijos en casa. Esta tendencia podría contraer la fuerza laboral nipona para 2020.

Hiroko Yano, que trabaja desde hace 20 años en la misma empresa, recibió recientemente la noticia de que ascendería a gerente. Esta madre de tres hijos, que trabaja un promedio de dos horas extras diarias, rechazó la idea, diciendo que no quiere quedarse clavada en la oficina hasta la medianoche como los otros directivos.

"Me gustaría tener un empleo en el que no deba hacer horas extras", dijo Yano, de 45 años, líder de grupo en una empresa de soluciones de tecnología de la información, que pidió no nombrarla. "A veces pienso que sería mejor dejar directamente de trabajar y ser ama de casa, para poder ver a mis hijos cuando regresan de la escuela".

La cultura japonesa de trabajar horarios muy prolongados hace que a las mujeres les resulte difícil asumir funciones superiores e irse a tiempo, lo cual amenaza con malograr la promesa del primer ministro Shinzo Abe de cubrir 30 por ciento de los puestos de dirección con mujeres para 2020. Salvo que más mujeres y personas mayores sean alentadas a trabajar, la fuerza de trabajo del país podría contraerse desde 66 millones de personas en este momento hasta 38 millones en 2060, según cálculos de la Secretaría del Gabinete.

Shoko Yamaguchi, de 38 años, madre de dos hijos, y contadora pública, dice que el objetivo de Abe puede resultar difícil de alcanzar. Yamaguchi habló con cuatro empresas de reclutamiento cuando buscaba un empleo nuevo, explicando que quería salir del trabajo a tiempo para pasar a buscar a sus hijos. Le dijeron que considerara la posibilidad de un trabajo con horario reducido.

"Me parece que Abe no entiende cómo funcionan las cosas en el mundo", dijo Yamaguchi. "En tanto se mantenga la cultura de los horarios prolongados, las cosas no cambiarán".

ACOSO DE LA MATERNIDAD

Las mujeres cubren 11.2 por ciento de los puestos de dirección en Japón, en comparación con 34.2 por ciento en el Reino Unido y 43.7 por ciento en los Estados Unidos, según un informe gubernamental japonés.

Si bien la tasa de participación femenina en la fuerza de trabajo japonesa avanzó hasta un récord de 62.5 por ciento el año pasado, quedó por detrás de la tasa de 80.6 por ciento correspondiente a los hombres, según el último informe "Womenomics" de Goldman Sachs Group Inc., escrito por un equipo encabezado por la estratega principal para Japón, Kathy Matsui.

La brecha de género comienza a ampliarse cuando las mujeres quedan embarazadas, según Nana Oishi, profesora en la Universidad de Melbourne que estudia los problemas laborales femeninos. 

Algunas mujeres renuncian debido al acoso, llamado matahara en japonés, una abreviación de acoso a la maternidad, dijo Oishi. Un 30 por ciento de las japonesas ha experimentado el matahara, según la Confederación Sindical de Japón.

"Son muchas las razones que llevan a las mujeres japonesas a no trabajar a tiempo completo", dijo Oishi. "Todo comienza cuando quedan embarazadas. Apenas comentan su embarazo a su jefe o sus colegas, algunas se ven presionadas a renunciar en la medida que serán una 'carga' para sus colegas, que deberán realizar trabajo adicional durante la licencia por maternidad o para cuidar al bebé, y cuando su hijo se enferme".

Debido a la tradición japonesa de contratar a las personas recién egresadas de la universidad para puestos vitalicios, a las mujeres que se van les resulta difícil volver o encontrar funciones similares a tiempo completo con perspectivas de ascenso. Más de 50 por ciento de las madres quieren volver al horario completo si se las exime de las horas extras, pero menos de un 10 por ciento lo hace, en tanto la mayoría se conforma con empleos de horario parcial, según un sondeo de la Secretaría del Gabinete

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