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Ikea tiene una solución para la batería de tu móvil, pero… ¿funciona?

Ikea tiene una nueva línea de muebles que de forma discreta permiten cargar el celular sin utilizar cables, sin emabrgo hay varios "peros" que tomar en cuenta. 

Vivimos en una constante red de cargadores de móviles.

En la casa, en el auto, en el trabajo, nuestros teléfonos "inalámbricos" pasan gran cantidad de tiempo conectados a cables, y todo para que tengamos energía suficiente para realizar las vitales tareas de borrar correos electrónicos de trabajo y tomar selfies. Ahora Ikea quiere disolver esa red.

Con su nueva línea de mobiliario y componentes de carga inalámbrica, Ikea contempla un mundo en el cual las superficies de cafés, aeropuertos, bares y lugares de trabajo puedan alimentar nuestros teléfonos con facilidad y rapidez.


La gigante sueca de mobiliario quiere lograr que la carga inalámbrica sea "mucho más accesible pero mucho menos obvia", dice Holly Harraway, líder de ventas de iluminación de Ikea U.S.

La línea de productos, que va desde la caja de manejo de cable Romma de 9.99 dólares hasta la lámpara de pie VARV de 119 dólares, es simple, minimalista e inmediatamente reconocible como de Ikea.

Hay pads cargadores individuales, varias lámparas de mesa, mesas de noche y un pad especial que los usuarios pueden instalar en cualquier mueble de madera que ya tengan (si están dispuestos a hacer la perforación por cuenta propia).

Los pads de carga consisten en una cruz de alrededor de 2.5 centímetros de ancho en medio de un círculo de aproximadamente 5 centímetros de diámetro, y utilizan el estándar inalámbrico Qi, que en teoría significa que los aparatos compatibles no tienen necesidad de tocar el pad para cargarse.

La mayor parte de los fabricantes de teléfonos incorpora el estándar Qi, con la notable excepción de Apple. Ikea lo soluciona con los estuches para iPhone Vitahult, de entre 15 y 25 dólares, que comprenden un adaptador Qi.

Probamos la lámpara de trabajo Riggad y el triple cargador inalámbrico Nordmärke con un Galaxy S6 de Samsung, un iPhone 6 y un LG Nexus 4 más viejo. Ya se trate de los Samsung compatibles con Qi o del iPhone con estuche de Ikea, pueden hacer falta algunos intentos para sincronizar el teléfono y el cargador.

El dispositivo de carga de los aparatos debe estar a unos pocos milímetros de la cruz de carga del pad para funcionar. Lleva algo más de tiempo que si se usara un cable para cargar pero, por lo demás, los pads funcionan según lo prometido.

Ahora todo lo que hay que hacer es dejarlo solo. Eso no es nada fácil, hasta para los adictos al teléfono inteligente más disciplinados, que deben resistir una constante tentación de notificaciones. Eso es una gran desventaja, no sólo para la línea de Ikea, sino para toda la carga inalámbrica: se detiene en cuanto se toma el teléfono.

La verdad es que Ikea no hace más que tratar de proporcionar una solución elegante a un problema que nos han creado los fabricantes de aparatos. El verdadero problema con las baterías de los teléfonos no es el método que se usa para cargarlas, sino cuánto hay que cargarlas.

Hay una generalizada "falta de avance en lo que respecta a tecnología de baterías", dice William Stofega, director de programa de tendencias y tecnología de aparatos móviles de la Corporación Internacional de Datos.

En los aparatos móviles, las baterías están "5 a 10 años rezagadas en relación con los demás componentes del aparato", dice. Hasta ahora, los fabricantes han podido salir adelante con baterías retrasadas mediante la incorporación de baterías más grandes en aparatos más grandes aun (véase el iPhone 6 Plus), pero esa solución no será eterna.

En definitiva, si un teléfono cuenta con carga inalámbrica Qi y a su propietario le gusta el diseño de Ikea, adelante. Si se es un adicto al iPhone, tal vez haya que esperar que surja una alternativa mejor.

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