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El problema de Zara: ropa barata, acciones caras

Mientras la cadena de moda española continúa acercando 'moda rápida' a los compradores a precios accesibles, las acciones de la firma parecen caras, ya que han subido alrededor de 27% en los últimos 12 meses.

Quienes compran en Zara, de Inditex, están habituados a obtener artículos de última moda a precios accesibles. No les pasa lo mismo a los inversores en la mayor firma minorista de indumentaria del mundo.

Como es habitual, en su primer trimestre Inditex presentó un impresionante crecimiento de las ventas, un marcado contraste con sus rivales Hennes & Mauritz (H&M) y Next, a las cuales les ha costado incrementar los ingresos.

Pero a diferencia de los vestidos floreados y los atuendos enterizos con volados de Zara, las acciones podrían parecer caras. Han subido alrededor de 27 por ciento en los últimos 12 meses y se negocian a una ratio precio-ganancias de 29 veces, casi el doble de la ratio de H&M.

El desafío de Inditex ha sido incrementar las ventas y mantener los márgenes. En el último trimestre de su más reciente año financiero, el margen bruto –la diferencia entre el precio al que una firma minorista compra y al que luego vende- se redujo al menor nivel en casi ocho años.

Los últimos resultados dan cuenta de cierto avance. El margen bruto creció a 58.2 por ciento en el primer trimestre, en comparación con 54.8 por ciento en los tres meses anteriores.

Como hemos señalado en estas columnas, en un mercado minorista difícil Inditex está mejor ubicado que la mayoría.

Si bien el interés de los consumidores por la ropa declina, la capacidad de Zara de llevar la última moda de las pasarelas a las tiendas en cuestión de semanas significa que seguiría teniendo una ventaja competitiva.

Su rapidez también significa que podría conseguir que sus ventas fueran a prueba del tiempo, mientras que otras firmas minoristas se ven afectadas por cambios de temperatura impredecibles.

Inditex no ha podido eludir el impacto del dólar fuerte, que ha afectado sus márgenes porque las firmas minoristas por lo general pagan a los proveedores asiáticos en la moneda estadounidense.

Pero también en ese plano su modelo de negocios resulta útil: alrededor de la mitad de sus prendas se fabrica cerca de sus sedes en el noroeste de España, Portugal y África del Norte. Solo depende de Asia para aproximadamente el 30 por ciento de sus productos, en comparación con alrededor del 80 por ciento en el caso de H&M.

Por otra parte, Inditex continúa innovando y adaptando su modelo con miras al crecimiento de las ventas online, en parte mediante la apertura de menor cantidad de tiendas físicas, pero de mayores dimensiones.

También incorpora a todas sus marcas tecnología de avanzada que sigue la ubicación de prendas específicas, lo que contribuye a integrar las operaciones online y en tiendas.

La mayor capacidad de adaptación de la compañía justifica su valuación premium, pero también significa que no hay margen para la decepción.

De hecho, las acciones de Inditex caen este miércoles 1.51 por ciento en la Bolsa de Madrid a las 10:29 hora de la Ciudad de México, en tanto el crecimiento de las ventas quedó por debajo de algunas de las estimaciones más optimistas de los analistas.

No cabe duda que Inditex es una superestrella, pero algunas estimaciones fueron exageradas, algo a lo cual la compañía tendrá que habituarse.

Ese es, en realidad, el problema de ser un formador de tendencias: hay que mantenerse a la vanguardia del sector.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños. Ni la de El Financiero. 

*Andrea Felsted es una columnista de Bloomberg Gadfly que cubre las industrias de consumo y minorista. Anteriormente trabajó en el Financial Times.

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