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El barrio de Hong Kong donde conviven ricos y prostitutas

Wan Chai, el barrio rojo de Hong Kong, ha cobrado relevancia entre extranjeros adinerados, quienes comparten la zona con prostitutas inmigrantes que a menudo son víctimas de abusos o asesinatos.

La última noche de su vida, Seneng Mujiasih fue al Queen Victoria Bar en el corazón de la zona roja de Hong Kong. Vestida con un enterizo de leopardo, se dirigía a una fiesta de Halloween en su local nocturno favorito, ubicado a dos puertas de distancia. Seis horas después, la policía la encontró degollada a dos cuadras, en un elegante apartamento.

"Me dio dos besos en la mejilla como siempre", dijo Robert van den Bosch, un holandés de 47 años que trabaja de disc jockey en la zona de bares de Wan Chai y la conocía desde hacía tres años. "Me dijo: 'Hoy me voy a divertir'".

Al día siguiente, el 1° de noviembre, agentes de policía que llevaban fotos de la mujer muerta reconstruyeron sus últimos pasos, tratando de identificarla. Van den Bosch reconoció a Mujiasih, una indonesia de 29 años más conocida en los bares de Hong Kong como Jesse Lorena.

La policía también encontró en el apartamento el cuerpo de otra mujer, Sumarti Ningsih de 23 años, oriunda de Cilacap, Indonesia, que estaba de visita en Hong Kong. Su visa de turista de un mes iba a vencer dos días después que la policía encontró su cuerpo en descomposición en una valija colocada en el balcón, de acuerdo con la información dada a conocer por el consulado indonesio.

El macabro asesinato doble ha sacado a la luz el lado sórdido de esta ciudad de rascacielos y boutiques de lujo que sus magnates prefieren ignorar. El barrio de sexo barato que solía recibir a los soldados estadounidenses durante la Guerra de Vietnam, ahora se sostiene gracias a expatriados adinerados.

También muestra que las mujeres jóvenes que huyen de las penurias económicas de sus países de origen corren grandes riesgos al trabajar de manera ilegal en ciudades como Hong Kong.

MCLAREN Y MICHELIN

El barrio se está aburguesando y ahora cuenta con una concesionaria McLaren y restaurantes con estrellas Michelin como The Principal y 22 Ships. Antiguos edificios sin ascensor lindan con nuevos y relucientes apartamentos de lujo con bares en la terraza.

El corazón de Wan Chai sigue fiel a sus orígenes de zona roja. Su eje central es un tramo de Lockhart Road, bordeado de bares llamados "Club Venus", "Club Wild Cat" y "Hawaii Club", donde mujeres del sudeste asiático con recargados maquillajes, botas de cuero hasta el muslo y micro-minis invitan a los hombres a entrar atravesando gruesas cortinas de pana.

Hay mujeres -y algunos transexuales- de diversos orígenes raciales y nacionales: predominan las filipinas y las tailandesas y hay también indonesias, rusas, vietnamitas, brasileñas y últimamente africanas. Muchas ingresan a Hong Kong con visas de turista y ganan dinero con las comisiones que obtienen por incitar a los hombres a comprar tragos en los bares o vendiendo sexo.

Las mujeres como Mujiasih "viven con un nivel de precariedad que no se justificaría en una ciudad de primer nivel como Hong Kong", dijo Kay McArdle, máxima responsable ejecutiva de Pathfinders, organización sin fines de lucro que ayuda a las mujeres inmigrantes en Hong Kong. "La realidad es que estas mujeres rápidamente quedan fuera de la red de seguridad social de Hong Kong que, por lo demás, es excelente".

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