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Bicicletas artesanales: la nueva tendencia en Reino Unido

En Londres y otras ciudades inglesas los trayectos en bicicleta han aumentado, así como la demanda de éstas; Caren Hartley, como otros nuevos diseñadores británicos, se ha sumado a esta tendencia a través de sus bicicletas artesanales y personalizadas. 

Caren Hartley se formó como joyera y luego volcó su habilidad para el trabajo con metales a objetos más grandes. Hay que pensar en esculturas. En la actualidad se la puede encontrar en un taller del sur de Londres donde corta tubos de acero y se esmera en moldear y soldar en una antorcha de 840 grados para crear cuadros de bicicletas de acero.

Todo ciclista entusiasta –como ella- apreciaría su trayectoria: una formación artística para abrazar luego la de cuadros de bicicletas, un objeto que suele ubicarse en el panteón del arte utilitario, un diseño que en lo esencial no ha cambiado desde que reemplazó al biciclo hace unos 130 años.

El atractivo de su actividad es evidente: la demanda de bicicletas supera la oferta en momentos en que su uso crece en ciudades de todo el mundo. Al mismo tiempo, más consumidores que nunca buscan productos locales. Las bicicletas de Hartley no se venden en Etsy: son por completo personalizadas.

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"Sin duda es un mercado en crecimiento pero, como todo lo artesanal, lo que se puede producir tiene un límite", dice Hartley, que tiene 31 años y es una de las pocas mujeres en una industria que dominan los hombres.

Su agenda está repleta. Si se la llama mañana, podría construirnos algo para dentro de cinco meses. Este año producirá menos de 12 cuadros. Es difícil determinar con exactitud cuántos constructores de cuadros trabajan en Londres en la actualidad, pero podrían ser menos de una docena.

La creciente popularidad de una feria de bicicletas artesanales ilustra la explosión del interés. Creada en 2011 por obra de Phil Taylor, un constructor de Simple Cycles, una firma de las afueras de Londres, la primera feria atrajo 40 expositores.

El año pasado hubo más de 120. La asistencia de visitantes se ha triplicado y ha llegado a alrededor de 6 mil.

El deporte del ciclismo se recupera luego de décadas de declinación producto del automóvil. Es evidente que la tendencia ha cambiado, dado que la cantidad de traslados que se hacen en bicicleta en la capital británica se incrementó 50 por ciento, a más de 500 mil por día en la década hasta 2013, indican los datos más recientes del gobierno británico.

TRADICIÓN LONDINENSE
Otro indicio del renacimiento puede verse a lo largo del Támesis. Se le está quitando a autos y camiones un carril del Embankment –una arteria de constante tráfico- para construir 29 kilómetros (18 millas) de sendas cubiertas para bicicletas, el espacio más largo de ese tipo en Europa.

Conductores de taxis y otros automovilistas han intentado impedir la transformación con el argumento de que no hará más que empeorar el tránsito.

Pero Londres tiene una tradición de ciclismo y de producción de bicicletas. Hace décadas, los constructores locales abundaban en la ciudad, nombres famosos como Hetchins y Holdsworth.

Si bien un torrente de importaciones baratas procedentes de Taiwán terminó por diezmar la demanda, la tradición artesanal londinense aún puede detectarse en todo el mundo.

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