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¿Recuerdas el Concorde? Algo mejor está en camino

Boom Technology está construyendo un jet que podría acortar a la mitad las horas de vuelo, pero falta casi una década para verlo despegar con pasajeros.

Blake Scholl tenía un plan, a menudo alquilaba un avión en Silicon Valley, pilotaba él mismo al puerto aeroespacial de Mojave en California y conseguía una mesa en el restaurante Voyager, un lugar frecuentado por expertos en aviación. Se sentaba durante horas, escuchaba conversaciones y se presentaba ante pilotos e ingenieros de empresas pioneras en aeronáutica como Virgin Galactic Holdings y Scaled Composites. Visita tras visita, Scholl, un 'outsider' del sector, comenzó a descifrar qué tipo de personas y habilidades se necesitan para crear un avión revolucionario. "No había visto un enfoque tan práctico antes ni desde entonces", dice Elliot Seguin, un piloto de pruebas que conoce a Scholl.

El 7 de octubre, el público conoció los resultados de las misiones de exploración de Scholl y los años posteriores de arduo trabajo. Su startup Boom Technology, fundada en 2014, presentó su jet supersónico XB-1. Si bien es solo un prototipo de demostración diseñado para un solo ocupante, el piloto de pruebas, el avión representa un hito en la búsqueda de viajes aéreos ultrarrápidos.

Por primera vez, una empresa independiente ha construido un jet supersónico y ha trazado un camino razonable hacia un futuro no muy lejano que está lleno de rutas internacionales. Con todo, se necesitará al menos hasta el final de esta década para trasladar los planes de la mesa de dibujo a la línea de producción comercial, si es que no hay contratiempos. La esperanza es que, para entonces, la demanda de viajes aéreos se haya recuperado de las fuertes caídas de este año debido a la pandemia. "Hace seis años no creía que tuviéramos grandes probabilidades de llegar aquí", asegura Scholl, de 39 años. "Tomó más tiempo de lo que pensé, pero en realidad sucedió".

Construida con fibra de carbono, la elegante aeronave se parece más a un avión de combate que a un transporte de pasajeros. El XB-1 iniciará sus primeros vuelos a principios del próximo año, alcanzando una velocidad de Mach 1.3 antes de aumentarla conforme avancen las pruebas. Si todo va bien, a fines de 2021 Boom se centrará en el diseño de su primer avión comercial, bautizado como Overture.

El Overture de 60 metros acelerará el corazón de empresarios y viajeros mientras imaginan un futuro sin trombosis. El avión transportará de 65 a 88 pasajeros, con asientos unifila a ambos lados separados por un pasillo, lo que significa que todos tendrán ventana y pasillo, idealmente a precios de clase ejecutiva.

Pero la mejor cualidad del avión es la velocidad: volará dos veces más rápido que las naves comerciales convencionales de hoy. El tiempo para ir de Nueva York a Londres bajará de 6 horas y media a 3 horas y media; San Francisco a Tokio bajará de 10 horas y 15 minutos a 6 horas. Mientras el Concorde tenía solo unas pocas rutas, Overture debería poder volar desde y hacia la mayoría de las ciudades importantes. Las primeras rutas priorizarán los destinos costeros, pues las regulaciones de EU impiden que Boom vuele a velocidad supersónica sobre tierra debido a la onda sónica creada por la nave, aunque legisladores y reguladores en los últimos años han estado considerando flexibilizar las reglas.

La mayor desventaja de Overture es que no comenzará a transportar clientes hasta al menos 2029, ya que enfrenta todavía años de pruebas y obstáculos regulatorios y de ingeniería. Dicho esto, la compañía ya ha llegado más lejos de lo que la mayoría de la gente esperaba, superando a competidores como Aerion Supersonic, Spike Aerospace y Virgin Galactic en varios frentes. Boom podría inyectar nueva vida a una industria que los consumidores han llegado a despreciar. Y aunque es difícil vender la idea de un avión nuevo durante una pandemia que ha dejado en tierra a tantos, la noción de pasar menos tiempo en un avión más cómodo no pierde atractivo.

Boom, que ha recaudado 160 millones de dólares en fondos, hizo anuncios antes de la presentación del XB-1. En julio declaró que trabajará con Rolls-Royce Holdings Plc en los motores del Overture.

En septiembre, la empresa anunció un contrato con la Fuerza Aérea de Estados Unidos que producirá una versión personalizada del Overture para el "transporte ejecutivo de la Fuerza Aérea". En otras palabras, el presidente estadounidense algún día podría moverse por el país y el mundo en un Air Force One construido por Boom. Japan Airlines y Virgin Group han hecho ya pedidos por adelantado para docenas de Overtures.

Lo único que detiene a Boom en este punto es, bueno, la realidad. El Concorde, que dejó de volar en 2003, sufrió numerosos problemas, incluido un accidente y la disminución del número de pasajeros, lo que hizo que operarlo fuera demasiado caro. El fracaso del Concorde dejó tantas cicatrices emocionales en la industria aeroespacial que nadie quería siquiera contemplar la idea de un nuevo avión supersónico comercial. Llevar una nave de este tipo al mercado costaría cientos o miles de millones de dólares. ¿Y quién correría ese riesgo si un experimento anterior salió mal?

La respuesta terminó siendo Scholl y sus financiadores, entre ellos John Collison, cofundador de la startup de tecnología financiera Stripe; la organización Emerson Collective de la filántropa Laurene Powell Jobs; y el fondo de inversión Y Combinator Continuity. Su apuesta es que el software, los materiales y los motores han avanzado lo suficiente durante los últimos 20 años como para eliminar la mayoría de las deficiencias del Concorde.

Scholl, oriundo de Cincinnati, es licenciado en ciencias de la computación, piloto aficionado y amante de la aviación, pero no empezó su carrera en la industria aeroespacial. Anteriormente trabajó en tecnología de publicidad y redes sociales en Amazon.com y fundó una startup de tecnología móvil llamada Kima Labs, que posteriormente fue adquirida por Groupon. La mayoría de la gente no pasa del negocio de los cupones en línea al doblado de metales, pero Scholl siguió su curiosidad después de dejar Groupon en 2014.

Cuando se preguntó por qué nadie había intentado construir un avión supersónico comercial en décadas, pasó semanas investigando el campo, creyendo que tropezaría con respuestas obvias que lo disuadirían de comenzar algo como Boom. Tomó una clase de diseño de aviones y estudió física a través de Khan Academy. Con el paso del tiempo, Scholl comenzó a compilar un modelo de hoja de cálculo de las especificaciones que quería para un avión. Se lo mostró a un profesor de Stanford, quien, en lugar de reírse de él, le dijo que muchas de las suposiciones técnicas eran demasiado conservadoras y lo animó a seguir adelante.

Durante el año siguiente, Scholl hizo sus viajes a Mojave y peinó sus contactos de LinkedIn buscando a cualquiera que conociera a alguien en SpaceX, la NASA o Lockheed Martin. Poco a poco, comenzó a armar una lista de personas inteligentes con las que hablar y personas a contratar.

"Cuando le decía a la gente que estaba construyendo un avión supersónico, su primera pregunta era '¿Estás loco?' Pero la segunda era '¿Cómo puedo ayudar?'", cuenta Scholl.

Para 2015, había contratado a una docena de personas y las había instalado en el antiguo hangar del cantante John Denver en el Aeropuerto Centennial en Colorado. Scholl recurrió a su inagotable reserva de entusiasmo para convencer a un pequeño equipo de que podían construir un avión supersónico con estos humildes cimientos. Optimista, esperaba que Boom construyera y volara su primer avión a finales de 2017. ¿No son los sueños cosas maravillosas?

Su plan original para el avión se mantiene hasta hoy. Estaría construido con fibra de carbono en lugar de aluminio, lo que lo haría más liviano y rápido que un avión como el Concorde. Funcionaría con motores fácilmente disponibles, que ahora son mucho más eficientes en combustible que los que tenían a mano los diseñadores del Concorde. Y Boom usaría software moderno para realizar millones de simulaciones en sus diseños en lugar de probar nuevos enfoques en túneles de viento. "El Concorde hizo una docena de pruebas en túnel de viento", explica Scholl. "Se necesitarían seis meses y millones de dólares para cada prueba. Hoy probamos diseños en simulaciones que toman de minutos a horas".

Cada elección de ingeniería tuvo sus ventajas. A los diseñadores de aviones, por ejemplo, no les gustan las líneas rectas, quieren convertirlos en obras de arte perfectamente aerodinámicas. Es mucho más fácil lograr estas formas sensuales con fibra de carbono que se puede moldear y luego endurecer en un horno, que con aluminio, un material que prefiere las líneas rectas. Los motores más eficientes ahorrarán costos de combustible y permitirán que Boom vuele rutas mucho más largas que el Concorde.

El software y la electrónica modernos también ayudan. Un avión supersónico debe ser dos aviones a la vez: uno que sea maniobrable a bajas velocidades para despegues y aterrizajes, y otro que sea una bestia desatada, viajando lo más rápido posible en línea recta usando la menor cantidad de combustible.

Para hacer frente a esta personalidad dividida, el Concorde tenía un complicado y pesado morro cónico que se inclinaba hacia abajo para que los pilotos pudieran ver la pista y luego se elevaba en el aire para aumentar la velocidad. Los aviones de Boom tienen la misma nariz puntiaguda, pero no cambia de posición. Los pilotos usan cámaras colocadas en la parte inferior del avión para ver la pista y software para guiarlos.

Si bien todo esto suena muy sofisticado, la verdad es que construir un avión supersónico conlleva desafíos bastante mundanos. Con el XB-1, Boom quería adquirir tres motores J85-15, que eran máquinas más antiguas usadas en aviones militares y que le darían al avión suficiente fuerza para volverse supersónico sin costar una fortuna. Esos motores se habían utilizado ampliamente en el avión de combate F-5A que el ejército estadounidense vendió a otros países. De modo que los motores usados estaban dispersos en sitios como Brasil y Taiwán, y Boom tuvo problemas para obtener autorización para importar los motores. El equipo de Scholl pensó que tendría que rendirse y posiblemente rediseñar el avión. Afortunadamente, alguien conocía a alguien que conocía a alguien que tenía cuatro J85-15 en un almacén en Florida. Boom envió a un par de personas a hablar con el propietario, que tenía los motores sin estrenar almacenados cuidadosamente durante 30 años con nitrógeno en el interior para evitar el deterioro. "Creo que conseguimos los cuatro por un millón de dólares", relata Scholl.

El XB-1 será sometido a pruebas en tierra y se recopilarán y analizarán los datos. Con el tiempo llegará la hora de la verdad y alguien tendrá que ponerlo en el aire. En este caso, ese alguien es el principal piloto de pruebas de Boom, Bill 'Doc' Shoemaker, quien tiene un doctorado en aeronáutica y astronáutica de Stanford y años de pilotar aviones de combate para la Marina de EU. "Llegas a un punto de fe", dice. "Básicamente crees que sabes cuál será el resultado. En última instancia, el avión solo quiere volar".

Como muchos pilotos de pruebas, Shoemaker no dramatiza al describir el riesgo involucrado y el proceso de volar el avión. Durante una visita en enero a la nueva y ampliada fábrica de Boom, todavía en el aeropuerto Centennial, Shoemaker se subió a un simulador de vuelo para mostrarnos cómo se utilizará el sistema de cámaras para ver la pista. Despegó, voló un poco y luego aterrizó, alineando una cruz y otros objetos en la pantalla con objetivos superpuestos en la pista. "Pones la cosa sobre la cosa", explicó sin nada de terminajos.

Algunos de los primeros empleados de Boom dejaron la empresa y fueron reemplazados por veteranos de la industria pesada.

Julie Valk, vicepresidenta de programas y operaciones, pasó una década en General Electric Co. Parte de su trabajo ha sido asegurarse de que Boom cumpla con los calendarios, lo que ha significado crear un modelo de software que rastrea 30 mil líneas de pedido. Boom también contrató a Brian Durrence, quien pasó los 30 años anteriores en Gulfstream Aerospace, como su vicepresidente senior a cargo del desarrollo de Overture. "Sentí que me quedaba un gran proyecto más y quería hacer algo especial con él", dice. "Creo que Overture es el próximo avión supersónico".

Overture estará listo para vuelos de prueba hasta 2026 como muy pronto. Luego, tomará unos cuatro años hacer ajustes en la aeronave y demostrar que es lo suficientemente segura para transportar personas, según el plan de trabajo de la compañía. Son plazos a los que no todos están acostumbrados.

"En Stripe, tuvimos nuestros primeros clientes a los tres meses de escribir el código, y obtienes esa rápida validación de que las cosas están progresando. Boom, en cambio, ya lleva cinco años", dice el inversionista Collison, quien se desempeña como presidente de Stripe. Scholl es consciente de que las percepciones sobre los viajes aéreos parecen estar cambiando debido al COVID a corto plazo y al cambio climático a largo plazo.

Sobre este último punto, él se ha comprometido a hacer que los vuelos de Boom sean neutros en carbono. Pero por encima de todo cree que la gente siempre querrá volar y que todos nos beneficiamos de la experiencia de hacer del mundo un lugar más pequeño.

"No hemos tenido una guerra mundial desde la era del jet", dice. "Cuando conoces a las personas cara a cara, su humanidad se abre paso".

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