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La elección puede volverse sucia… ya ha pasado antes

La violencia, el fraude, el hackeo y el dinero ilegal son algunos de los riesgos que penden sobre las elecciones.

Las elecciones en México tienen a menudo un lado oscuro. Candidatos han sido asesinados,dinero ilegal y el conteo de los sufragios ha sufrido misteriosas interrupciones. Por lo tanto, cuando los analistas dicen que la carrera presidencial de 2018 podría ser una de las más sucias de la historia, hay que prestar atención. El hilo ya es de por sí bastante delgado.

La campaña oficial ni siquiera ha comenzado, pero el PRI ya ha sido criticado por los observadores electorales debido a sus métodos. El partido tiene la maquinaria política mejor engrasada de México y también es profundamente impopular, una combinación peligrosa.

Por otro lado, está quien ahora lidera las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho campaña abiertamente durante años, ignorando las leyes que estipulan un estricto calendario electoral.

Mientras tanto, el país está sufriendo la peor ola de violencia en este siglo. Eso podría transformar los enfrentamientos de las campañas en algo más peligroso, especialmente si la votación es reñida y polémica, como muchos prevén que sea.

"Esta podría ser la peor elección desde que surgieron las contiendas democráticas en 1997", señaló Jesús Cantú, politólogo del Tecnológico de Monterrey. "Si miramos lo que el gobierno federal y los partidos políticos ya han hecho, así como algunas autoridades electorales, no tenemos motivos para ser optimistas".

La tarea de garantizar una elección sin contratiempos recae en un órgano regulador que no tiene suficientes fondos. En octubre, el presidente Enrique Peña Nieto destituyó al máximo fiscal electoral después de que habló con los medios acerca de una investigación en curso sobre sobornos que salpicaba a la anterior elección presidencial.

En el cargo apenas se nombró a Héctor Marcos Díaz Santana, de quien Cantú dice no tiene el tiempo ni la independencia para ir con fuerza contra la corrupción. La salida del anterior fiscal, justo mientras investigaba la pasada campaña presidencial, debilita la capacidad de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales para acabar con la extendida compra de votos, de acuerdo con Kenneth Greene, quien investiga las elecciones mexicanas en la Universidad de Texas en Austin.

La práctica probablemente será "más grande que nunca en 2018", dice Greene. Su sondeo, después de la contienda de 2012, encontró que al 21 por ciento de los encuestados se les había ofrecido comprar su voto. En otra encuesta de Greene, de aquellos dispuestos a nombrar el partido que ofreció el dinero, el 78 por ciento dijo que fueron representantes del PRI. La ausencia de un titular no será la principal preocupación de la fiscalía electoral. El Congreso acaba de recortar 800 millones de pesos al presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE), el mayor recorte en la historia del órgano, justo cuando tiene la tarea de gestionar las elecciones más grandes en la historia del país.

La nueva Ley de Seguridad Interior, fuertemente criticada por Naciones Unidas por dar demasiado poder a las fuerzas armadas, también ha despertado preocupación en varios grupos civiles, ya que el ejército podría ser usado de forma desmedida para controlar conflictos electorales.

La ventaja inicial de López Obrador, combinada con su pasado, es una de las razones por las que el papel de las instituciones creíbles será clave en 2018. AMLO fue superado por Felipe Calderón en 2006 por un margen de menos de un punto porcentual, el tabasqueño acusó fraude y sus simpatizantes acamparon en Paseo de la Reforma durante meses, a menudo paralizando la capital.

Otro dolor de cabeza para el organismo electoral es el tribunal especial, que debe aprobar sus decisiones, pero ha tenido diferencias con el INE. Lo reguladores han intentado ir tras los partidos políticos por violar las reglas financieras durante las elecciones locales en junio.

El INE dice que más de una cuarta parte del dinero gastado en la contienda por el Estado de México provino de fuentes desconocidas.

Y en Coahuila, el instituto descubrió que el financiamiento no declarado era tan alto que el gasto de campaña del PRI rebasó los límites legales, motivo suficiente para anular la votación (que ganó el PRI). Pero la fiscalización del INE fue revocada dos veces por el más alto tribunal electoral de México. La Corte ha señalado criterios para esa decisión, pero "algunos de esos criterios, y es parte de la preocupación que tenemos en el INE, tiende a relajar, a volver menos severa, el ejercicio de fiscalización", dijo Lorenzo Córdova, titular del INE.

Otra ventaja del PRI como gobernante es poder publicitarse con cargo al erario. Tras gastar más del doble de su presupuesto publicitario en 2016, la administración de Peña ha demostrado su habilidad para usar los medios y mantenerse al frente de los televidentes.

Todos los partidos políticos están comprando medios, a veces con dinero por debajo de la mesa, según Luis Carlos Ugalde, extitular del instituto electoral. Pero el PRI, que ostenta la presidencia y el mayor número de gubernaturas estatales, puede controlar más recursos, dijo.

Aparte de López Obrador y el candidato del PRI, el exsecretario de Hacienda José Antonio Meade, hay un contendiente más. Ricardo Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN), se presenta a sí mismo como el candidato de manos limpias, y promete acabar con la corrupción. Sin embargo, su partido también tiene su pasado complicado con el tema.

El instituto electoral ha investigado varias acusaciones de irregularidades de campaña contra Rafael Moreno Valle, uno de los principales políticos del PAN y exgobernador del estado de Puebla. Las investigaciones lo han absuelto de cualquier acto ilícito, aunque una agencia de publicidad fue multada dos veces por colocar promocionales en su nombre. Las pesquisas no incluían algo que es objeto de burla en redes sociales: la costumbre de poner a personajes de telenovelas a elogiar los logros de Moreno Valle, como las nuevas autopistas y el alumbrado público. No hay evidencia de que el dinero haya cambiado de manos.

Además de las argucias financieras, también existe el riesgo de violencia. Octubre fue el mes con más homicidios en este siglo, superando las cifras de la guerra contra el narco de la última década. Los analistas dicen que las luchas internas entre los grupos criminales se han intensificado después del arresto de líderes clave.

López Obrador sugirió la posibilidad de una amnistía para los narcotraficantes del país, y si eso se convierte en su plataforma de seguridad, el crimen organizado podría introducirse aún más en las elecciones.

Una mirada a la violencia en comicios del pasado

En 1994, Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI elegido por el saliente presidente Carlos Salinas de Gortari para sucederlo, fue asesinado tres meses antes de los comicios. Poco después de esa elección, José Francisco Ruiz Massieu, entonces secretario general del PRI y cuñado de Salinas, fue asesinado en la Ciudad de México.

En 2010, el candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas fue asesinado, presuntamente por orden de un cártel de la zona.

José Woldenberg, exconsejero presidente del INE, dice que aunque los niveles de violencia son preocupantes, es probable que no se extiendan más como consecuencia de las elecciones. Con ambas cámaras del Congreso en juego, y contiendas locales en 30 estados, "nadie va a ganar todo y nadie va a perder todo", aseguró. "Eso también es un amortiguador de conflictos postelectorales".

Otros expertos son menos optimistas. El hackeo del sistema electoral mexicano, ya sea por el PRI o por un gobierno extranjero, es un riesgo significativo, dice Tony Payan, director del Mexico Center en el Baker Institute de la Universidad Rice. "No creo que el PRI no esté dispuesto a manipular las elecciones, no solo comprando votos en las calles, sino interviniendo las computadoras", dijo.

Payan señala un famoso precedente: la elección de 1988. Ocurrió casi al final de siete décadas de gobierno ininterrumpido del PRI. Salinas fue anunciado como el ganador, aunque miembros del gobierno admitieron luego que el día de las elecciones, cuando el recuento de votos comenzó a mostrar la ventaja del candidato opositor Cuauhtémoc Cárdenas, el conteo se suspendió, inmortalizando la frase: "se cayó el sistema".

Esa expresión se convirtió en un grito de guerra contra el fraude electoral en los comicios mexicanos. Sigue siéndolo hoy, especialmente entre los seguidores de López Obrador.

Para evitar que tales tensiones se repitan, los partidos, los reguladores y la sociedad civil de México deben trabajar juntos en un "código de conducta común", dijo Arturo Sarukhán, exembajador mexicano en Estados Unidos.

Si no lo logran, "podríamos ver un proceso electoral bastante oscuro", aseveró el exdiplomático.

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