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Elon Musk odia los combustibles fósiles, pero podría recibir dinero del mayor productor petrolero

No sería sorpresa que Tesla, la compañía de Musk, podría ser financiada por Arabia Saudita, ya que la industria petrolera está detrás de los negocios verdes.

Elon Musk siempre ha odiado a la industria de los combustibles fósiles. Su misión para Tesla es acelerar su desaparición y más de una vez ha culpado al implacable y enorme poder de los intereses petroleros de sabotear sus esfuerzos, pero ahora, Tesla planea ser privada y Musk podría recibir miles de millones de dólares provenientes del petróleo.

Después de una semana de mostrarse tímido sobre a quién poner en la lista de compradores de las acciones de Tesla que cotizan en Bolsa, Musk reveló al menos a un socio potencial: Arabia Saudita. Es difícil pensar en un símbolo más perfecto del Big Oil (las empresas más grandes de petróleo y gas) y su dinero que un fondo soberano de riqueza creado por el mayor exportador de petróleo del mundo. Musk dijo en un comunicado este lunes que ha estado en conversaciones con Arabia Saudita desde hace "casi a dos años".

Construir una aparente lucha entre Tesla y la industria de combustibles fósiles siempre ha sido clave para la estrategia de la marca de autos. En la era del calentamiento global, Musk ha discutido una y otra vez sobre ser parte de la solución mientras la civilización cuelga de la balanza o ser parte del problema. Cada vez que revela un nuevo producto de Tesla, ya sea una batería para su hogar o un costoso automóvil deportivo, Musk tiene cuidado de exponer la manera en que esto ayuda a que el mundo transite a la energía sostenible. La idea de que el dinero proveniente del petróleo estaba en su contra hizo que comprar sus productos pareciera como elegir un bando de la lucha.

Sin embargo, a estas alturas, está claro que las líneas de la batalla no pueden dibujarse tan claramente. Algunas de las mismas posturas que Musk ha condenado porque amenazan al planeta quieren ser mostradas como parte de la solución.

Una teoría de la conspiración petrolera

Para tener una idea de la desconfianza de Musk en la industria de combustibles fósiles, no tienes que regresar el tiempo.

En un correo electrónico que envió a su plantilla laboral en junio pasado, Musk alegó que un exempleado, identificado posteriormente como Martin Tripp, intentó "sabotear" a Tesla. La carta describía "una larga lista de organizaciones que quieren que Tesla muera", incluida, según Musk, la industria petrolera. Desde entonces, Tripp ha presentado una queja ante la SEC alegando que Tesla cometió declaraciones incorrectas a los inversionistas y que está buscando un pago de un millón de dólares por el daño que le causó la condena pública de Musk.

Así fue el correo electrónico de Musk:

A las compañías de petróleo y gas, la industria más rica del mundo, no les encanta la idea de que Tesla avance en el progreso de la energía solar y los autos eléctricos. No quiero volverte loco, pero corre el rumor de que esas compañías a veces no son súper agradables. También está la multitud de grandes competidores de automóviles a gas / diésel. Si están dispuestos a engañar tanto acerca de las emisiones, ¿tal vez están dispuestos a hacer trampa de otras maneras?

Con las nuevas revelaciones de Musk sobre sus conversaciones con Arabia Saudita, está claro que este correo electrónico fue escrito mucho después de saber que una de las mayores reservas del dinero proveniente del petróleo estaba interesada en financiar, no en destruir a su compañía.

Esta no es una sugerencia de que el petróleo había salido a buscarlo. Un mes antes, Musk había atacado la credibilidad de los periodistas al argumentar que la industria de los medios estaba en deuda con los anunciantes de combustibles fósiles. La solución de Musk era amenazar con lanzar un sitio web, pravduh.com, que permitiera a los usuarios calificar a los periodistas y sus editores como una forma de corregir la influencia corruptora del dinero del petróleo.

Estos ejemplos se remontan a años atrás. En 2013, mientras abría una sala de exposiciones de Tesla en Londres, denunció los ataques de la industria petrolera contra los vehículos eléctricos y la ciencia climática. "Es un poco como la batalla contra el tabaco en los viejos tiempos, y cómo se publicaron todos estos anuncios sobre cómo el tabaco no es un problema" , dijo.

En mayo de 2016, pocas semanas después de que Tesla presentara su automóvil eléctrico Model 3, Musk fue especialmente crítico con la industria petrolera. "Es bastante preocupante, el futuro del mundo", dijo. "Necesitamos apelar a la gente y educarlos para que se subleven contra esto y luchen contra la propaganda de la industria de los combustibles fósiles, que es implacable y enorme", agregó.

Cuatro meses después, Tesla acusó a un ex ejecutivo de una compañía de servicios de petróleo y gas, Todd Katz, de suplantar a Musk en un correo electrónico para obtener datos privados sobre la compañía. Tesla alegó que era parte de un esfuerzo para socavar el transporte más limpio.

Hacer la paz con el dinero del petróleo

La industria de los combustibles fósiles, al igual que los medios que ataca, nunca ha sido el monolito que Musk creó. Sí, las compañías petroleras a veces presionaron para proteger sus negocios y alejaron a la política del cambio climático de una regulación estricta. Pero algunas de las mayores innovaciones y fuentes de financiamiento para soluciones climáticas también provienen del Big Oil.

Imagina la batería de iones de litio en todos los vehículos de Tesla. Esa tecnología fue desarrollada por primera vez por un químico de Exxon en la década de 1970. Incluso hoy en día, en un momento en que los vehículos eléctricos están listos para reducir la demanda de petróleo, hay decenas de miles de estaciones de carga de vehículos eléctricos en toda Europa que son propiedad y están operadas por Royal Dutch Shell, Engie y Statoil.

Por eso no sorprende del todo la publicación de Musk este lunes sobre que el fondo de Arabia Saudita se le acercó por primera vez a principios de 2017. El Fondo de Inversión Pública Saudita (PIF) acumuló recientemente casi el 5 por ciento de participación en la compañía de Musk y estaría interesado en tomar la empresa, según informó Bloomberg News este domingo. Los saudíes no son los únicos que invierten su dinero en Tesla: el fondo soberano de Noruega, creado por la riqueza petrolera de ese país, tiene el 0.48 por ciento de las acciones de Tesla, de acuerdo con cifras al cierre de 2017.

Si bien la economía de Arabia Saudita se basa en las exportaciones de crudo, el gobierno ha reconocido que la fuente de su prosperidad también está causando daños ambientales y no puede continuar para siempre. La diversificación es fundamental para el programa Visión 2030 del reino. El país ya está invirtiendo en energía solar, ciudades inteligentes y el futuro del transporte. Arabia Saudita espera vender acciones de la compañía petrolera estatal, Saudi Aramco, para ayudar a expandir su fondo soberano de riqueza, que controlaría más de 2 billones de dólares. Tiene sentido que una parte de ese dinero llegue a los vehículos eléctricos, que según las previsiones aumentarán sus ventas mundiales de 1.1 millones el año pasado a 30 millones para 2030, según Bloomberg New Energy Finance.

Una inversión más grande para ayudar a que Tesla sea privada transferiría parte del control operativo del mayor fabricante de automóviles eléctricos del mundo a uno de los principales productores de petróleo del mundo. Ese es el tipo de influencia sombría que el director ejecutivo de Tesla pudo haber señalado alguna vez como una amenaza. Pero mientras los fabricantes de automóviles tradicionales investigan la tecnología de la batería para competir con Tesla, y los estados petroleros inyectarían dinero a la visión de Musk, tal vez estaría en marcha una gran conspiración de vehículos eléctricos.

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