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Elon Musk necesita ayuda, ¿la aceptará?

Hay poca evidencia de que la junta de Tesla ofrezca algún control significativo sobre Musk. Y, sin eso, designar un director de operaciones no servirá.

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Tras lo que ha sido un verano bastante 'interesante' para Elon Musk y Tesla, firma que dirige, la tensión se muestra... y se transmite (y tuitea) en vivo. Pero no te preocupes, este no es un perfil psicológico del emprendedor asediado.

Esta historia es sobre otra cosa: ayuda práctica en la llamada 'C-suite', el piso corporativo donde se toman las decisiones en una organización. El reciente comportamiento de Musk ha revivido las llamadas para que Tesla designe a un jefe de operaciones que aligere la carga sobre los hombros de Musk (y tal vez le dé un poco de tiempo extra para dormir).

Esto tiene mucho sentido. Excepto por una cosa: no funcionará. No, a menos que se solucione primero un problema más profundo.

Pese al ruido alrededor de Tesla, su junta directiva se ha mantenido relativamente tranquila. Cuando Musk lanzó el 7 de agosto que analizaba hacer privada la empresa, tomó a varios directores casi un día dar a conocer una brevísima respuesta pública. La demora y la falta de detalles fueron solo los primeros indicios de que la junta parecía estar tratando de ponerse al día con su director ejecutivo (y presidente). Luego, la junta tardó casi una semana en anunciar un comité especial, aunque reconoció que aún no había visto una propuesta formal de Musk, y todo el episodio terminó 10 días después. Las repercusiones, incluida una demanda colectiva y una investigación del Departamento de Justicia, persisten.

En cierto sentido, la relación de un consejo con el CEO es como la de un papá con un adolescente: da libertad para crecer y prosperar mientras se mantiene a raya sus instintos más salvajes. En el caso de Tesla, es más complicado de lo habitual, porque Musk es el mayor accionista, presidente y personaje central en la narrativa de innovación e interrupción de la acción.

Pero eso hace que hacerlo bien sea más esencial. "Musk es una fuerza y un gran accionista. Necesita una junta directiva muy independiente y sólida para que rinda cuentas", dice Aeisha Mastagni, gerente de cartera en la unidad de gobierno corporativo del Sistema de Retiro para Maestros del Estado de California, conocido como CalSTRS.

Pero muy independiente este consejo no es. Que el propio hermano de Musk, Kimbal, un emprendedor del sector de alimentos, siga siendo uno de los directores ocho años después de que la compañía se hiciera pública, no es el único problema, sino que lo personifica. Tesla, que se negó a hacer comentarios para este texto, nombró dos nuevos directores en 2017, Linda Johnson Rice, de Johnson Publishing, y James Murdoch, de 21st Century Fox. Esto fue en respuesta a las solicitudes de reforma tras la adquisición de SolarCity en 2016, descrito en ese momento por la firma asesora de proxy Glass, Lewis & Co. como un "rescate levemente velado" de una firma en la que Musk era a la vez presidente y principal accionista y su primo era director ejecutivo. La junta recomendó ese trato o, mejor dicho, lo hizo una minoría: la mayoría de los directores en ese momento se recusaron por posibles conflictos de interés.

Dado todo lo que ha sucedido desde entonces, uno se pregunta exactamente qué ha cambiado. Tesla ha rechazado con éxito los pedidos de reformas, como dividir las funciones de CEO y presidente, eliminar las elecciones escalonadas de directores y adoptar el "acceso de proxy", que permite a accionistas proponer sus propios candidatos a la junta. En resumen, hay poca evidencia de que la junta ofrezca algún control significativo sobre Musk. Y, sin eso, designar un director de operaciones no servirá.

Esto supone que un candidato creíble incluso no consideraría el trabajo en medio de toda la confusión. Por ejemplo, mientras que la noticia de que Musk fumó mariguana en un programa en vivo dominó los titulares el 7 de septiembre, la verdadera noticia ese día fue que el titular de Finanzas de Tesla renunció después de un mes; culpó a la "atención pública" de la compañía y al "ritmo" del trabajo. Pero esas cosas no eran un secreto antes de aceptar el trabajo, por lo que su partida es inquietante para cualquier otra persona que esté considerando un puesto de responsabilidad allí.

Los grandes administradores de activos en la parte superior de los accionistas de Tesla no han querido criticar a la junta en público ni votar en contra de sus posiciones. Es posible que les preocupe que, incluso si las reformas de gobernanza tienen un sentido intrínseco, podrían afectar a la acción en el corto plazo.

Los fondos de pensiones han tendido a ser más vocales, pero tienen participaciones más pequeñas. Tienen un horizonte más largo y un gran interés en solucionar los problemas estructurales, incluso si las reformas pueden provocar una ola de ventas en el corto plazo.

El contralor de la Ciudad de NY, Scott Stringer, fiduciario de cinco fondos públicos de pensiones, dijo: "El directorio está allí para supervisar el trabajo del CEO y la compañía para garantizar que se mantenga en una senda saludable a largo plazo. Es hora de que los directores independientes examinen con detenimiento las estructuras de gobierno y compensación de Tesla para garantizar que existan procesos adecuados para la independencia y supervisión de la junta".

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