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Él es el nuevo líder de Cuba y no, no se esperan grandes cambios económicos

Un nuevo liderazgo llega a la isla en un momento en que la economía está en su punto más bajo en dos décadas.

Para sobrevivir en Cuba, Alejandro Menéndez ha estado un paso adelante del largo brazo del Gobierno comunista. Solía tomar fotografías de las revistas alternativas que comenzaron a surgir cuando Raúl Castro asumió la presidencia después de que su hermano Fidel, quien estaba enfermo, se retirara del poder en 2006.

Después de una ofensiva contra la prensa independiente hace unos años, Menéndez y algunos amigos comenzaron una disquera que llamaron Band Era. Hasta ahora han evitado el escrutinio evitando mensajes políticos de cualquier tipo, dice.

Ahora, Cuba se acerca a su transición política más importante en la vida de Menéndez. Por primera vez desde que los hermanos lideraron la revolución en 1959, la nación isleña de 11.5 millones de habitantes será gobernada por alguien que no sea un Castro.

Fidel murió en 2016 y Raúl cedió el poder a Miguel Díaz-Canel, de 57 años, quien personifica a una generación más joven de tecnócratas que se ha elevado el partido.

Mientras los analistas reflexionan sobre si Díaz-Canel estará más abierto a aflojar el estricto control del Gobierno sobre la economía, Menéndez es escéptico.

En su estudio, que está lleno de equipos de grabación de primer nivel, todos importados, el joven de 30 años dice que los cubanos de su edad están más interesados en seguir a los mejores equipos de futbol, como Real Madrid o Barcelona, que a los políticos nacionales.

"En este momento, siento una profunda sensación de apatía", asegura.

El sentimiento parece ser ampliamente compartido. Incluso para un país que limita las campañas políticas, las calles de La Habana estaban extrañamente silenciosas en los días previos a que la Asamblea Nacional se reuniera para formalizar la transición.

No hubo carteles publicitarios del evento histórico o signos visibles de mayor seguridad en espacios públicos, como la Plaza de la Revolución o frente al Capitolio.

Casi ninguno de los cubanos entrevistados para este artículo espera que el sucesor de Raúl inicie reformas para estimular la economía, que está creciendo a su ritmo más lento en dos décadas, según cifras del Banco Mundial. Los bajos precios de las exportaciones de productos importantes para el país, como el azúcar y el níquel, son en parte culpables.

La decisión del Gobierno de Donald Trump de endurecer las restricciones a los viajes y al comercio anuló las esperanzas de que se flexibilizara el embargo de los Estados Unidos, producto de la visita del presidente Barack Obama a la isla en 2016.

Desde hace mucho tiempo, los estudiosos de Cuba mencionan que la economía no ha estado tan débil desde el llamado Período Especial después del colapso de la Unión Soviética, que obligó al Gobierno a racionar drásticamente alimentos y combustible.

"No es tan grave, pero ahora mismo los desafíos son claramente los peores desde la década de 1990", dice Carmelo Mesa-Lago, un economista nacido en Cuba que trabaja en la facultad de la Universidad de Pittsburgh. "Fidel logró salir de eso luego haciendo modestas reformas económicas. No van a tener un Castro esta vez".

¿Podría la tensión económica hacer que un miembro del partido como Díaz-Canel se convierta en un inconformista del mercado libre, como sucedió con el ruso Mijaíl Gorbachov o el chino Deng Xiaoping? No es probable.

"El grupo eligió a Díaz-Canel porque lo ven como una persona leal que no va a cambiar nada", dice Mesa-Lago. "Tienes esta burocracia arraigada que claramente ve el sector no estatal, el sector privado, como una amenaza".

Exministro de educación superior e ingeniero de formación, Díaz-Canel avanzó en el Partido Comunista para convertirse en vicepresidente en 2013, el rango más alto alcanzado por alguien nacido después de la revolución.

Su ascenso a la presidencia es un testimonio de sus habilidades de supervivencia; varios contemporáneos que estaban siendo preparados para el mismo trabajo terminaron desterrados a provincias lejanas o ministerios de bajo rango.

"Es joven y no es militar, y de esa manera es diferente", dice José Fernández, quien fue subsecretario de Estado bajo Obama. "Pero él es un producto del sistema. Se verá limitado en lo que puede hacer porque no es una figura histórica".

Raúl seguirá siendo el jefe del Partido Comunista, mientras que el ejército controla vastas franjas de la economía, incluido el turismo, que representa casi el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) cuando se incluye el gasto relacionado.

"Tendrá que ser un artista de alto nivel, equilibrando los intereses de los diferentes grupos", dice Pedro Freyre, un abogado cubanoamericano que vive en Miami y representa a las empresas estadounidenses que quieren hacer negocios en la isla.

En apariciones públicas, Díaz-Canel se ha apegado al lenguaje repetitivo del Partido Comunista, haciendo vagas promesas de que responderá a la voluntad del pueblo.

Sin embargo, en un video filtrado de una reunión privada con líderes del partido el año pasado, mostró una faceta de línea dura, criticando a Estados Unidos, amenazando con cerrar medios que estaban "en contra de la revolución" y rechazando el cambio económico como una herramienta del imperialismo.

Algunos lo vieron como una revelación de su verdadero carácter; otros sospecharon un esfuerzo orquestado para elevar su perfil antes del retiro de Castro.

Díaz-Canel se encargará de arreglar una economía tan distorsionada que los profesionales capacitados dejaron sus empleos en el Gobierno porque pueden ganar mucho más manejando taxis para turistas o alquilar sus casas en Airbnb.

Para abordar el problema, tendrá que llevar a cabo una unificación largamente aplazada del peso cubano, en el que se denominan los precios y salarios locales, y el peso convertible, que se utiliza en los puntos de venta administrados por el Gobierno, así como en una variedad de transacciones comerciales que involucran a empresas estatales.

El sistema es un revoltijo de precios y tipos de cambio. Unificar las monedas se considera un paso clave para permitir reformas económicas más amplias y atraer inversores extranjeros.

Con Venezuela en caída libre, Díaz-Canel podría no contar con el apoyo de ese viejo aliado por mucho más tiempo.

Jorge Piñón, director del programa de energía de América Latina y el Caribe en la Universidad de Texas, en Austin, estima que los envíos de petróleo venezolano, alguna vez tan altos como 115 mil barriles por día, han caído por lo menos 40 por ciento en la última década. Sin embargo, todavía tienen un valor de 1.1 mil millones de dólares anuales.

"Y si desaparecen por completo, no creo que Cuba tenga el flujo de caja para pagar su factura petrolera", dice Piñón.

Si Venezuela corta la ayuda, el Gobierno necesitará encontrar nuevas fuentes de ingresos. Hace una década, anunció una serie de cambios de política que supuestamente allanarían el camino para más empresas privadas y una mayor inversión extranjera.

No era del todo un abrazo del capitalismo, pero sí representaba un cambio marcado de la planificación central.

Desde entonces, la cantidad de cubanos que trabajan por cuenta propia se cuadruplicó a más de medio millón.

Sin embargo, la burocracia del Partido Comunista es reacia a sacrificar una gran parte de sus ingresos de las empresas estatales a los pequeños empresarios que crean empresas competencia. Para cada reforma, parecen agregar un nuevo impuesto o regulación, dicen los analistas.

Mientras tanto, la inversión extranjera ha tardado en materializarse a medida que el Gobierno se demora en la aprobación de solicitudes para nuevas empresas conjuntas.

Joao Diezcabeza, quien dirige un pequeño café llamado Arcángel, en el corazón de La Habana, espera que Díaz-Canel encuentre la manera de trazar su propio camino.

"Respeto el hecho de que Fidel y Raúl han defendido sus ideales hasta el final", dice. "Pero con alguien nuevo, él no tendrá esa obligación o ese peso, que también es bueno. Quizás esa sea una versión menos romántica de lo que es 'revolución', pero creo que eso es bueno para el progreso".

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