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Al espacio le urge una policía de tránsito

Siete mil 500 satélites se han lanzado desde que empezó la era espacial y se tienen previstas 20 mil nuevas naves, pero alguien tiene que poner orden.

En la carrera para comercializar el espacio una premisa es indiscutible: arriba está amontonado.

Todos, desde empresas privadas hasta universidades y el ejército, tienen la mira el cielo desde que está financieramente al alcance. Sin embargo, no está claro cómo estos nuevos gadgets orbitales coexistirán, volando a unos 27 mil kilómetros por hora, rodeados de un campo minado de escombros de aventuras espaciales previas.

Aerospace Corp., un centro de investigación financiado por Estados Unidos, tiene una propuesta: colocar un transmisor GPS de 100 gramos en cada nave para rastrearla, identificarla y supervisarla, inclusive cuando deje de trabajar. Común en la industria marítima y de aviación civil, los transpondedores no han llegado mucho al espacio. El actual rastreo satelital consiste más en radares en tierra y telescopios de rastreo óptico.

Los humanos han lanzado unos 7 mil 500 satélites desde que empezó la era espacial, con más de mil 500 aún funcionando.

Es una fracción de las más de 20 mil nuevas naves previstas por una variedad de compañías espaciales como Planet Labs, OneWeb, LeoSat Enterprises y SpaceX de Elon Musk.

Los satélites en desuso suelen incinerarse en la atmósfera terrestre, mientras que las naves más grandes son enviadas a su muerte en una zona remota del Pacífico sur. Otras son enviadas más lejos en el espacio, a un "deshuesadero" orbital muy lejos de donde deambulan satélites en función.

Pero, en muchos casos se convierten en desechos espaciales hipersónicos que ponen en riesgo de destrucción a otros satélites. ¿Y el extra de cada colisión nueva? Más basura (aunque algunos ya están considerando un plan de limpieza).

El Centro de Operaciones Espaciales Conjuntas de Estados Unidos identifica unos 22 mil objetos en órbita. La agencia emitió 1.2 millones de advertencias de colisión en 2016, dijo Cecil Haney, asesor de Aerospace y exjefe del Comando Estratégico de Estados Unidos. Los operadores hicieron 148 maniobras de evitación, que incluye encender motores para salir del camino. Generalmente las advertencias llegaron cinco o siete días antes de la posible colisión, dijo Haney.

El transpondedor, incluido un módulo GPS y transmisor de radio, es del tamaño de un mazo de cartas, dijo Abraham. La idea de Aerospace sería que reporte la ubicación de una nave de forma frecuente. El sistema operaría en tres modos: normal, propulsión (cuando un satélite se reubica) y basura. El último modo sería un ajuste de bajo poder que reportaría con menos frecuencia pero por hasta 40 años, gracias a una pequeña celda solar.

Dichos dispositivos causarán costos adicionales, no resolverán el problema de lo que ya está arriba y no es claro quién coordinará los datos que generen. ¿Una agencia gubernamental, un consorcio de la industria o una nueva organización comercial o no lucrativa? ¿Quizás "observadores satelitales voluntarios" que compartirán los datos en sitios públicos? Aerospace ve los pros y contras de cada uno, pero señala que, según la estrategia de la industria marítima, un cuerpo internacional sería lo mejor. Y los beneficios podrían superar el gasto, sobre todo si el rastreo GPS puede reducir las maniobras orbitales y extender la vida del satélite (algunos grandes operadores de satélites usan GPS en sus naves).

Una colisión de febrero 2009 entre un satélite de comunicación estadounidense y un satélite ruso muerto puede ser un desastre no solo para la compañía involucrada, también para otros operadores. Más basura aumenta la incertidumbre y necesita un cálculo rápido para determinar quién tiene que quitar su nave del camino y qué tan rápido. El accidente de 2009, junto con la destrucción deliberada de China de un satélite climático dos años antes, representan más de una tercera parte de la basura en la órbita baja terrestre, según un estudio de 2011 de la NASA.

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