Historias de NegoCEOs

Lula y la revancha de México en Fortaleza

Visité Río de Janeiro en mayo del 2012. Por aquellos días Brasil estaba viviendo sus últimos días de bonanza económica tras el boom del 2010, cuando el PIB del país carioca creció 7.5 por ciento; luego se desaceleró a 2.7 por ciento en 2011 y en el 2012 terminó con un incrementó de apenas 0.9 por ciento. Sin embargo, por esas fechas la ‘potencia’ sudamericana, una de las líderes de los BRICS, todavía hacía mucho ruido: acaparaba titulares de diarios internacionales que daban cuenta de su potencial de crecimiento y su buena política en materia energética; también hablaban de su clase media emergente y de su buena estrella para atraer el Mundial de Futbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. Ya no eran tiempos de Lula da Silva. Hacía casi un año y medio que el exobrero metalúrgico, a quien se le atribuyen algunas de las reformas que detonaron el crecimiento de Brasil, le había pasado la estafeta a Dilma Rousseff. Hace unos días, ‘Lula’ dijo en una conferencia organizada por el periódico El País que “México está peor que Brasil”… que aunque hoy es presentado como “la gran novedad del siglo XXI", en realidad no los es… y que la reforma energética tampoco es ninguna hazaña. Sus razones, con un trasfondo político, pero políticamente incorrectas, debió tener. Lo cierto es que hoy Brasil tiene un pronóstico de crecimiento económico menor que el de México (1.8 por ciento contra 2.4 por ciento, según el FMI) y el Mundial ha evidenciado que la ‘potencia’ sudamericana perdió ritmo. La revancha más cercana que tiene México contra Brasil es el próximo 17 de junio, en la ciudad de Fortaleza, en el Estádio Castelão. Una revancha muy futbolera. A continuación, la crónica que escribí en mayo del 2012 sobre la percepción y las diferencias entre Brasil y México. DE VUELTA POR RÍO DE JANEIROMayo del 2012. Río de Janeiro. Mientras le damos vuelta a una de las montañas que rodean la ciudad de Río de Janeiro, el taxista señala a lo lejos sus dos orgullos nacionales: el estadio Maracaná, donde Pelé anotó su gol número mil, y, al lado izquierdo, una torre de Petrobras, la mayor empresa de Brasil y de América Latina. En un portugués pausado, cuenta que el Maracaná está en remodelación porque será la sede principal de la Copa Mundial de Futbol de 2014 y también de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 2016, aunque agrega que en más de dos ocasiones las huelgas han paralizado las obras. También me platica que en otros complejos deportivos no han empezado las obras, que lo dejarán hasta último, para trabajar a marchas forzadas cuando esté cerca la fecha de entrega del proyecto. “Así somos aquí”, me explica. –Aquí, en México, en Latinoamérica y en muchos otros lados, digo para mis adentros. Sin embargo, le hago saber que estoy más interesado en que me diga si realmente el auge y manejo de sus recursos naturales como el gas y el petróleo han propiciado bienestar y una mejor calidad de vida a sus habitantes, o se trata sólo de una riqueza para algunos, pues si de algo adolecen los países emergentes es de desigualdad y de una pésima distribución de la riqueza. Entonces, mientras serpenteamos por uno de los barrios más refinados de la ciudad llamado Barra de Tijuca, me dice que tal vez no a todos los brasileños han llegado los beneficios por la operación eficiente de empresas como Petrobras (que en 2011 obtuvo casi 20 mil millones de dólares de utilidades) y de otras tantas como la minera Vale, la gasera Ultrapar o la Telefónica Brasil, pero que,al menos en su experiencia y la de sus cercanos, sí ha habido una mejoría en cuestión de oportunidades de empleo e ingresos. Le quiero decir que en México nuestra mayor empresa también es una petrolera que se llama Pemex y que en algún momento llegó a ser más grande y rentable que Petrobras, pero lo único que se me viene a la mente es que por esos días se supo que la hija del líder sindical, Paulina Romero Deschamps, dilapida miles de dólares en viajes exóticos, vinos caros y bolsas de lujo, mientras que su papá usa relojes de 100 mil dólares y viaja en aviones privados, aún cuando su salario no rebasa los 24 mil pesos mensuales. Mejor me quedo callado. ***El tráfico que caracteriza a Río de Janeiro es casi tan tradicional como la estatua del Cristo Redentor que se erige en lo alto del cerro del Corcovado. Entonces, mientras andamos por una avenida cerca de Leblon, el chofer se da tiempo para señalarme, desde el auto, algunos departamentos que, dice, son de los más caros de Río de Janeiro y que bien pueden alcanzar los 6 o 7 millones de reales (entre 3.8 y 4.5 millones de dólares). Y uno podría dudarlo hasta que mira estacionarse en la puerta de uno de los condominios un Ferrari 458 Italia de 225 mil dólares. Afortunadamente el traslado del aeropuerto al hotel donde pernoctaría cuatro noches había sido pagado con anterioridad por los organizadores del congreso de periodistas latinoamericanos al que fui invitado; de otra forma, habría tenido que desembolsar 133 reales brasileños (o 85 dólares) por la llevada. Y es que el real brasileño se ha fortalecido tanto frente al dólar, que el gobierno carioca ha tenido que aplicar medidas como un nuevo impuesto a casi todos los créditos contratados en el exterior. El problema es que la revalorización del real brasileño, generada por una entrada masiva de capitales al país, afecta las exportaciones y a la industria de la nación sudamericana... la cual, ya se sabe, se caracteriza por aplicar medidas proteccionistas para impulsar su mercado interno. ***Deslumbrados no sólo por las brasileñas (pues siempre habrá una más guapa que la otra), sino por el nivel de lujo que desbordan las casas y departamentos de los barrios que se desparraman detrás de las playas de Leblon, Ipanema y Copacabana, tres estadounidenses esbozan frases como: “esto bien podría ser alguna parte de NY” o “no me imaginaba este nivel de vida en esta ciudad”. Los recién egresados de la carrera de contaduría de la Universidad de Columbia encuentran en Río de Janeiro una ciudad muy parecida al primer mundo y al desarrollo al que están acostumbrados. Luego de siete días en Río de Janeiro, su próximo y último destino antes de volver a Nueva York es Buenos Aires, Argentina. Tal vez sobra decir que no eligieron México dentro de su viaje de graduación por temas relacionados con la mala imagen que tiene el país en términos de seguridad. Y digo mala imagen porque las tasas de homicidios en Brasil (principalmente en ciudades como Sao Paulo, a 420 kilómetros de Río de Janeiro), son considerablemente más altas que en México. Pero es muy difícil cambiar esa percepción, por más que uno exponga las bondades de nuestro país. Por eso, mientras nos dirigimos a Lapa, en el centro de la ciudad, los estadunidenses prefieren hablar de tres cosas mexicanas que sí se han sabido vender en Estados Unidos y otras partes del mundo… y de las que se habla bien: el tequila, la cerveza y el Chicharito Hernández. Ni modo.Posdata:Mi pronóstico del partido: Brasil 1 México 2  Escríbeme a mmaldonado@elfinanciero.com.mx y a @MarioMal

Visité Río de Janeiro en mayo del 2012. Por aquellos días Brasil estaba viviendo sus últimos días de bonanza económica tras el boom del 2010, cuando el PIB del país carioca creció 7.5 por ciento; luego se desaceleró a 2.7 por ciento en 2011 y en el 2012 terminó con un incrementó de apenas 0.9 por ciento.

Sin embargo, por esas fechas la 'potencia' sudamericana, una de las líderes de los BRICS, todavía hacía mucho ruido: acaparaba titulares de diarios internacionales que daban cuenta de su potencial de crecimiento y su buena política en materia energética; también hablaban de su clase media emergente y de su buena estrella para atraer el Mundial de Futbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016.

Ya no eran tiempos de Lula da Silva. Hacía casi un año y medio que el exobrero metalúrgico, a quien se le atribuyen algunas de las reformas que detonaron el crecimiento de Brasil, le había pasado la estafeta a Dilma Rousseff.

Hace unos días, 'Lula' dijo en una conferencia organizada por el periódico El País que "México está peor que Brasil"… que aunque hoy es presentado como "la gran novedad del siglo XXI", en realidad no los es… y que la reforma energética tampoco es ninguna hazaña. Sus razones, con un trasfondo político, pero políticamente incorrectas, debió tener.

Lo cierto es que hoy Brasil tiene un pronóstico de crecimiento económico menor que el de México (1.8 por ciento contra 2.4 por ciento, según el FMI) y el Mundial ha evidenciado que la 'potencia' sudamericana perdió ritmo.

La revancha más cercana que tiene México contra Brasil es el próximo 17 de junio, en la ciudad de Fortaleza, en el Estádio Castelão. Una revancha muy futbolera.

A continuación, la crónica que escribí en mayo del 2012 sobre la percepción y las diferencias entre Brasil y México. 

DE VUELTA POR RÍO DE JANEIRO
Mayo del 2012. Río de Janeiro
. Mientras le damos vuelta a una de las montañas que rodean la ciudad de Río de Janeiro, el taxista señala a lo lejos sus dos orgullos nacionales: el estadio Maracaná, donde Pelé anotó su gol número mil, y, al lado izquierdo, una torre de Petrobras, la mayor empresa de Brasil y de América Latina.

En un portugués pausado, cuenta que el Maracaná está en remodelación porque será la sede principal de la Copa Mundial de Futbol de 2014 y también de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 2016, aunque agrega que en más de dos ocasiones las huelgas han paralizado las obras.

También me platica que en otros complejos deportivos no han empezado las obras, que lo dejarán hasta último, para trabajar a marchas forzadas cuando esté cerca la fecha de entrega del proyecto. "Así somos aquí", me explica. –Aquí, en México, en Latinoamérica y en muchos otros lados, digo para mis adentros.

Sin embargo, le hago saber que estoy más interesado en que me diga si realmente el auge y manejo de sus recursos naturales como el gas y el petróleo han propiciado bienestar y una mejor calidad de vida a sus habitantes, o se trata sólo de una riqueza para algunos, pues si de algo adolecen los países emergentes es de desigualdad y de una pésima distribución de la riqueza.

Entonces, mientras serpenteamos por uno de los barrios más refinados de la ciudad llamado Barra de Tijuca, me dice que tal vez no a todos los brasileños han llegado los beneficios por la operación eficiente de empresas como Petrobras (que en 2011 obtuvo casi 20 mil millones de dólares de utilidades) y de otras tantas como la minera Vale, la gasera Ultrapar o la Telefónica Brasil, pero que,al menos en su experiencia y la de sus cercanos, sí ha habido una mejoría en cuestión de oportunidades de empleo e ingresos.

Le quiero decir que en México nuestra mayor empresa también es una petrolera que se llama Pemex y que en algún momento llegó a ser más grande y rentable que Petrobras, pero lo único que se me viene a la mente es que por esos días se supo que la hija del líder sindical, Paulina Romero Deschamps, dilapida miles de dólares en viajes exóticos, vinos caros y bolsas de lujo, mientras que su papá usa relojes de 100 mil dólares y viaja en aviones privados, aún cuando su salario no rebasa los 24 mil pesos mensuales. Mejor me quedo callado.

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El tráfico que caracteriza a Río de Janeiro es casi tan tradicional como la estatua del Cristo Redentor que se erige en lo alto del cerro del Corcovado. Entonces, mientras andamos por una avenida cerca de Leblon, el chofer se da tiempo para señalarme, desde el auto, algunos departamentos que, dice, son de los más caros de Río de Janeiro y que bien pueden alcanzar los 6 o 7 millones de reales (entre 3.8 y 4.5 millones de dólares). Y uno podría dudarlo hasta que mira estacionarse en la puerta de uno de los condominios un Ferrari 458 Italia de 225 mil dólares.

Afortunadamente el traslado del aeropuerto al hotel donde pernoctaría cuatro noches había sido pagado con anterioridad por los organizadores del congreso de periodistas latinoamericanos al que fui invitado; de otra forma, habría tenido que desembolsar 133 reales brasileños (o 85 dólares) por la llevada.

Y es que el real brasileño se ha fortalecido tanto frente al dólar, que el gobierno carioca ha tenido que aplicar medidas como un nuevo impuesto a casi todos los créditos contratados en el exterior.

El problema es que la revalorización del real brasileño, generada por una entrada masiva de capitales al país, afecta las exportaciones y a la industria de la nación sudamericana... la cual, ya se sabe, se caracteriza por aplicar medidas proteccionistas para impulsar su mercado interno.

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Deslumbrados no sólo por las brasileñas (pues siempre habrá una más guapa que la otra), sino por el nivel de lujo que desbordan las casas y departamentos de los barrios que se desparraman detrás de las playas de Leblon, Ipanema y Copacabana, tres estadounidenses esbozan frases como: "esto bien podría ser alguna parte de NY" o "no me imaginaba este nivel de vida en esta ciudad".

Los recién egresados de la carrera de contaduría de la Universidad de Columbia encuentran en Río de Janeiro una ciudad muy parecida al primer mundo y al desarrollo al que están acostumbrados.

Luego de siete días en Río de Janeiro, su próximo y último destino antes de volver a Nueva York es Buenos Aires, Argentina. Tal vez sobra decir que no eligieron México dentro de su viaje de graduación por temas relacionados con la mala imagen que tiene el país en términos de seguridad. Y digo mala imagen porque las tasas de homicidios en Brasil (principalmente en ciudades como Sao Paulo, a 420 kilómetros de Río de Janeiro), son considerablemente más altas que en México.

Pero es muy difícil cambiar esa percepción, por más que uno exponga las bondades de nuestro país. Por eso, mientras nos dirigimos a Lapa, en el centro de la ciudad, los estadunidenses prefieren hablar de tres cosas mexicanas que sí se han sabido vender en Estados Unidos y otras partes del mundo… y de las que se habla bien: el tequila, la cerveza y el Chicharito Hernández. Ni modo.

Posdata:
Mi pronóstico del partido: Brasil 1 México 2  

Escríbeme a mmaldonado@elfinanciero.com.mx y a @MarioMal

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