Historias de NegoCEOs

Larrea, el socio incómodo (II)

A Germán Larrea le cruzó por la mente dejar de ser un empresario de ultra bajo perfil para convertirse en el dueño de una cadena de televisión en México. En marzo del 2014, cuando se anunciaron las bases de licitación de dos nuevas cadenas de TV abierta, conformó un equipo de alto nivel para analizar el proceso y estructurar una oferta a través de su empresa Cinemex.Dueño de la tercera productora de cobre más grande del mundo, de empresas petroleras, de las ferroviarias más importantes de México y de la quinta mayor cadena de cines a escala global, el multimillonario mexicano estaba decidido a convertirse en el próximo gran empresario de medios. Pero se topó con pared. O, más bien, con Grupo Televisa, la principal televisora de contenidos en español y en cuyo Consejo de Administración están algunos de los hombres de negocios más poderosos de México.Larrea fue consejero de Televisa del 2003 a 2014. De acuerdo con versiones periodísticas, en septiembre del 2014 Emilio Azcárraga Jean le pidió su renuncia tras enterarse que buscaría participar en la licitación de las dos nuevas cadenas de TV. Desde entonces, la relación entre ambos está rota.Tras presiones mediáticas y regulatorias (por aquellos días Grupo México estaba envuelto en un escándalo por el derrame de ácido de su mina Buenavista en dos ríos de Sonora), Larrea decidió no presentar una oferta a través de su empresa Cinemex, pero entabló negociaciones con Francisco Aguirre, dueño de Grupo Radio Centro, para participar como inversionista independiente en la puja por una de las dos cadenas de TV.LEE TAMBIÉN: Germán Larrea, el magnate que odia perder (I)Según el propio Aguirre, las negociaciones con Larrea se cayeron a escazas horas antes de que se venciera el plazo para pagar los 3 mil 58 millones de pesos que Radio Centro ofreció por la contraprestación de los 123 canales digitales.–¿Por qué se cayeron las negociaciones con Germán Larrea?, le pregunté el día siguiente a Pancho Aguirre. –Es una historia que no sé si algún día voy a contar, respondió.Un exconsejero y un exdirectivo de Grupo México, quienes accedieron a hablar, off the record, de este y otros temas, dicen que dicha historia tuvo que ver con el cabildeo de Televisa en ‘las más altas esferas del poder’ para impedir que Larrea llegara a la TV. No sólo por su capacidad económica (según Forbes, el magnate minero posee una riqueza de 11.2 mil millones de dólares frente a los 2.5 mil millones del presidente de Televisa y los 4.7 mil millones de Ricardo Salinas Pliego, el propietario de TV Azteca), sino por la información a la que tuvo acceso durante los 11 años que permaneció en el Consejo de la televisora.La industria del cine ejemplifica bien el poder que tiene Germán Larrea para abrirse camino en los negocios donde no tiene presencia. El llamado ‘rey del cobre’ compró en el 2008 a Cinemex. En ese entonces, la cadena operaba 44 complejos, 443 salas y su participación de mercado era de 12 por ciento. Al cierre del 2015, tras la adquisición de prácticamente todas las empresas disponibles en el mercado, entre ellas MM Cinemas, Cinemas Lumiere, Cinemark y Cinemas Hollywood, su market share había aumentado a 35 por ciento; operaba 291 complejos y 2 mil 543 salas.Con esto, Cinemex se posicionó como la cuarta mayor cadena de cine del mundo, detrás de las estadounidenses Regal, AMC y Cinemark, y de la mexicana Cinépolis. No obstante, el objetivo de la compañía es avanzar a la cuarta posición.Algo similar intentó con el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), pero en esta ocasión por la vía accionaria. El multimillonario buscó comprar una participación mayor a la que permitían los estatutos de la empresa y convertirse en su controlador, lo cual derivó en un largo litigio que finalmente perdió en junio pasado. La Suprema Corte de Justicia de la Nación obligó a Grupo México a reducir de 20 a 10 por ciento su posición accionaria en el operador de aeropuertos.Pero Larrea ganó perdiendo, pues durante el tiempo que ha sido accionista de GAP, los títulos de la firma se han apreciado cerca de 250 por ciento. Por lo tanto, la gradual venta del 10 por ciento de su participación podría generarle ganancias de entre 300 y 500 millones de dólares. Otro añejo litigio que enfrenta el magnate y cuyo desenlace se prevé pronto es el que mantiene en contra de Infund LLP, un fondo británico que reclama la potestad de entre 7 y 8 por ciento de las acciones en circulación de Grupo México, cuyo valor de mercado es de alrededor de 2 mil millones de dólares. Un revés en este litigio –el cual sus abogados y un directivo de Grupo México ven casi imposible que se dé– podría asestarle un fuerte golpe al magnate mexicano. Mientras tanto, Germán Larrea sigue su vida normal, alejada de cualquier reflector. El magnate divide su vida entre la Ciudad de México, donde atiende directamente los asuntos de sus empresas; Chicago, donde estudia su hija; y Miami, donde posee un lujoso departamento y donde iniciará la expansión internacional de su empresa Cinemex, en septiembre de este año. Incluso, es posible que acuda a la inauguración, según me dijo José Leonardo Martí, CEO de la cadena de cine.Dos de sus más cercanos niegan las versiones que aseguran que posee viñedos y un fastuoso castillo en la Toscana italiana. Lo que sí es cierto, dicen, es su debilidad por los vinos franceses, los Chateau Haut-Brion. Posdata El jueves: “La sucesión (III y última parte)”

A Germán Larrea le cruzó por la mente dejar de ser un empresario de ultra bajo perfil para convertirse en el dueño de una cadena de televisión en México. En marzo del 2014, cuando se anunciaron las bases de licitación de dos nuevas cadenas de TV abierta, conformó un equipo de alto nivel para analizar el proceso y estructurar una oferta a través de su empresa Cinemex.

Dueño de la tercera productora de cobre más grande del mundo, de empresas petroleras, de las ferroviarias más importantes de México y de la quinta mayor cadena de cines a escala global, el multimillonario mexicano estaba decidido a convertirse en el próximo gran empresario de medios. Pero se topó con pared. O, más bien, con Grupo Televisa, la principal televisora de contenidos en español y en cuyo Consejo de Administración están algunos de los hombres de negocios más poderosos de México.

Larrea fue consejero de Televisa del 2003 a 2014. De acuerdo con versiones periodísticas, en septiembre del 2014 Emilio Azcárraga Jean le pidió su renuncia tras enterarse que buscaría participar en la licitación de las dos nuevas cadenas de TV. Desde entonces, la relación entre ambos está rota.

Tras presiones mediáticas y regulatorias (por aquellos días Grupo México estaba envuelto en un escándalo por el derrame de ácido de su mina Buenavista en dos ríos de Sonora), Larrea decidió no presentar una oferta a través de su empresa Cinemex, pero entabló negociaciones con Francisco Aguirre, dueño de Grupo Radio Centro, para participar como inversionista independiente en la puja por una de las dos cadenas de TV.


LEE TAMBIÉN: Germán Larrea, el magnate que odia perder (I)


Según el propio Aguirre, las negociaciones con Larrea se cayeron a escazas horas antes de que se venciera el plazo para pagar los 3 mil 58 millones de pesos que Radio Centro ofreció por la contraprestación de los 123 canales digitales.

–¿Por qué se cayeron las negociaciones con Germán Larrea?, le pregunté el día siguiente a Pancho Aguirre. –Es una historia que no sé si algún día voy a contar, respondió.

Un exconsejero y un exdirectivo de Grupo México, quienes accedieron a hablar, off the record, de este y otros temas, dicen que dicha historia tuvo que ver con el cabildeo de Televisa en 'las más altas esferas del poder' para impedir que Larrea llegara a la TV. No sólo por su capacidad económica (según Forbes, el magnate minero posee una riqueza de 11.2 mil millones de dólares frente a los 2.5 mil millones del presidente de Televisa y los 4.7 mil millones de Ricardo Salinas Pliego, el propietario de TV Azteca), sino por la información a la que tuvo acceso durante los 11 años que permaneció en el Consejo de la televisora.

La industria del cine ejemplifica bien el poder que tiene Germán Larrea para abrirse camino en los negocios donde no tiene presencia. El llamado 'rey del cobre' compró en el 2008 a Cinemex. En ese entonces, la cadena operaba 44 complejos, 443 salas y su participación de mercado era de 12 por ciento. Al cierre del 2015, tras la adquisición de prácticamente todas las empresas disponibles en el mercado, entre ellas MM Cinemas, Cinemas Lumiere, Cinemark y Cinemas Hollywood, su market share había aumentado a 35 por ciento; operaba 291 complejos y 2 mil 543 salas.

Con esto, Cinemex se posicionó como la cuarta mayor cadena de cine del mundo, detrás de las estadounidenses Regal, AMC y Cinemark, y de la mexicana Cinépolis. No obstante, el objetivo de la compañía es avanzar a la cuarta posición.

Algo similar intentó con el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), pero en esta ocasión por la vía accionaria. El multimillonario buscó comprar una participación mayor a la que permitían los estatutos de la empresa y convertirse en su controlador, lo cual derivó en un largo litigio que finalmente perdió en junio pasado. La Suprema Corte de Justicia de la Nación obligó a Grupo México a reducir de 20 a 10 por ciento su posición accionaria en el operador de aeropuertos.

Pero Larrea ganó perdiendo, pues durante el tiempo que ha sido accionista de GAP, los títulos de la firma se han apreciado cerca de 250 por ciento. Por lo tanto, la gradual venta del 10 por ciento de su participación podría generarle ganancias de entre 300 y 500 millones de dólares.

Otro añejo litigio que enfrenta el magnate y cuyo desenlace se prevé pronto es el que mantiene en contra de Infund LLP, un fondo británico que reclama la potestad de entre 7 y 8 por ciento de las acciones en circulación de Grupo México, cuyo valor de mercado es de alrededor de 2 mil millones de dólares. Un revés en este litigio –el cual sus abogados y un directivo de Grupo México ven casi imposible que se dé– podría asestarle un fuerte golpe al magnate mexicano.

Mientras tanto, Germán Larrea sigue su vida normal, alejada de cualquier reflector. El magnate divide su vida entre la Ciudad de México, donde atiende directamente los asuntos de sus empresas; Chicago, donde estudia su hija; y Miami, donde posee un lujoso departamento y donde iniciará la expansión internacional de su empresa Cinemex, en septiembre de este año. Incluso, es posible que acuda a la inauguración, según me dijo José Leonardo Martí, CEO de la cadena de cine.

Dos de sus más cercanos niegan las versiones que aseguran que posee viñedos y un fastuoso castillo en la Toscana italiana. Lo que sí es cierto, dicen, es su debilidad por los vinos franceses, los Chateau Haut-Brion.

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