Efecto Jazz

¿Ópera y Jazz u Ópera vs. Jazz?

El jazz, ese género omnívoro que todo engulle, no deja títere sin cabeza. Ni la ópera se salva. Ahí está Georges Gershwin con Porgy and Bess, uno de los clásicos más conocidos. Como operómana debo decir que no siempre me complacen los cross-overs, pero el universo de la fusión es vasto e incluye desde genialidades hasta experimentos menos afortunados cuyo juicio último dejo a ustedes.En orden cronológico, recorramos algunas paradas en ese diálogo entre dos enormes tradiciones que, cabe decir, tienen un encuentro vigente, pero poco frecuente.

El jazz, ese género omnívoro que todo engulle, no deja títere sin cabeza. Ni la ópera se salva. Ahí está Georges Gershwin con Porgy and Bess, uno de los clásicos más conocidos.

Como operómana debo decir que no siempre me complacen los cross-overs, pero el universo de la fusión es vasto e incluye desde genialidades hasta experimentos menos afortunados cuyo juicio último dejo a ustedes.

En orden cronológico, recorramos algunas paradas en ese diálogo entre dos enormes tradiciones que, cabe decir, tienen un encuentro vigente, pero poco frecuente.

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Georges Gershwin (1898-1937)

Este músico neoyorquino comenzó a cultivar la fusión entre la ópera y el ritmo sincopado que ya comenzaba a distinguir la creación estadounidense con Blue Monday (Opera à la Afro-American),pieza en un acto, de 1922, que tres años más tarde reestrenó como 135th Street, y que sería considerada como la primera obra de "jazz sinfónico".

Se cuenta que después de su estreno, el líder de la agrupación con la que se presentó dicha ópera, Paul Whiteman, le pidió al compositor crear una pieza de jazz que pudiera elevar la respetabilidad del género, que en aquel momento era todavía la música marginal de las minorías negras. Gershwin habría olvidado la comisión hasta que leyó en los periódicos que Whiteman estrenaría en un concierto una nueva pieza suya. Corto de tiempo, logró entregar, sin embargo, la que sería su pieza más conocida: Rapsodia en azul. 

Diez años después, en 1935, estrenaría su título operístico más ambicioso y conocido: Porgy and Bess, en la a la que clasificó como "ópera folk". Un bastión de la música del siglo XX.

Para apreciar la diferencia en la interpretación desde la trinchera del arte lírica y la canción popular, les comparto dos versiones de Summertime, el aria de Progy and Bess que ha trascendido como uno de los standards favoritos de la gente.

¿Con cuál se quedan? 

Aquí, con la soprano Carolyn Blackwell.

Y aquí, en la voz de la gran Ella Fitzerald.

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Terence Blanchard

La ópera y el jazz han mantenido un diálogo, pues, desde Gershwin -y sobretodo de autores estadounidenses, pero también europeos- existen decenas de títulos. Daré un salto en el tiempo para citar uno de los más recientes estrenos mundiales, aunque no hay grabaciones. La primera ópera del trompetista de Nueva Orleans Terence Blanchard, a quien la Ópera de San Luis le encargó la pieza.

Champion narra la historia verídica del boxeador afroamericano Emile Griffith, peso welter, quien durante una pelea en el ring, en 1962, quitó la vida a su contrincante, Benny "The Kid" Paret, de manera brutal, después de que éste ventilara públicamente que Griffith era homosexual. Fue estrenada con gran éxito en 2013. Blanchard la llama "ópera y jazz" porque, explica el propio autor, está escrita para orquesta y ensamble de jazz y está escrita con la intención de atraer a un público joven y distinto, al universo operístico.

Otro terreno es el del cross-over y fusiones que han hecho músicos vinculados al jazz, a partir de fragmentos operísticos. Aquí dos ejemplos.

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Graham Haynes y Richard Wagner

El cornetista y trompetista vástago de la leyenda viva de la batería, Roy Haynes, ha mezclado (que no fusionado), la música de Richard Wagner con elementos electórnicos y drum 'n bass. Su experimento abarca distintas óperas que reúne en el disco BPM, publicado en el año 2000.

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Jeff Beck y Giacomo Puccini

Nessun Dorma, de la ópera Turandot, es un aria predilecta del repertorio pucciniano, que Beck, siendo uno de los más versátiles guitarristas de la actualidad, lleva a la guitarra eléctrica.


El GIG

Para una noche de brujas con un aire cultural, el viernes 31 habrá Noche de Jazz en el Museo Rufino Tamayo, con el consabido recorrido por sus exposiciones –se puede aprovechar para ver la recién inaugurada muestra de Sophie Calle-, acompañado con una copa de vino y el concierto que, en esta ocasión, presenta a No soy, ensamble mexicano que fusiona jazz, rock, funk y electrónica.

La cita es a las 20:30 horas, y las visitas guiadas se dan a partir de las 18:30 horas. (Cuota de recuperación: $200, estudiantes, profesores o personas de la tercera edad con credencial vigente $150. Reservaciones en: educacion@museotamayo.org T. 5286 6519 / 29 ext. 133)

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