Agua endulzada con azúcar es suficiente para desarrollar obesidad. Al menos así fue el caso de un roedor al que durante dos meses sólo se le alimentó de esta manera.
El resultado del experimento tal vez pueda resultar obvio. ¿Por qué pensar que en los humanos será diferente?
Hay que tomar en cuenta que por cada 100 mililitros de refresco, 11% es azúcar y en jugos artificiales, principalmente en néctares, por cada 100 mililitros hay 30% de este endulzante. [1]
Ante esta evidencia, por demás divulgada, se podría suponer que algunos consumidores hacen caso omiso de las etiquetas de estas bebidas; quienes si las consultan pueden quedar confundidos y una última parte se engancha con los mensajes mercadológicos.
Atentar contra la salud propia o cuidar de ella es una elección personal, decisión a la que de manera idónea se debería llegar a través del razonamiento, sin embargo es difícil lograr esta meta cuando de entrada se violenta el primer Derecho Básico de los Consumidores que al pie de la letra dice:
DERECHO A LA INFORMACIÓN
La publicidad, las etiquetas, los precios, los instructivos, las garantías y, en general, toda la información de los bienes y servicios que te ofrezcan debe ser oportuna, completa, clara y veraz, de manera que puedas elegir qué comprar, con pleno conocimiento. (Consultar aquí)
Por esta razón, sería útil que en los empaques tetrapack y en las botellas de jugos artificiales y refrescos aparecieran pictogramas similares a los que ilustran las cajetillas de cigarros, de esta manera el consumidor tendría elementos claros para decidir si los consume o no, exactamente igual que en el caso del fumador.
Mientras ocurre esto, o algo mejor, especialistas en nutrición advierten que jugos artificiales y refrescos - entre otros muchos productos - contienen Glutamato Monsódico, sustancia que al inhibir a una hormona (leptina) provocan que se retrase la saciedad del consumidor, por lo que come y bebe en grandes cantidades. [2]
Es decir, abundante jugo supuestamente natural, dos o tres botellas de refresco al día, frituras y harinas procesadas, por mencionar algunos ejemplos. Así el abdomen se inflama y al mantener este estado de manera constante todo se descompone: cuesta trabajo respirar, el movimiento es torpe, las ideas dejan de ser brillantes y enfermedades costosas se hacen presentes.
Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerá algún tipo de cáncer a lo largo de su vida. Esta sentencia que atañe a los mexicanos se está cumpliendo y se estima que la situación se agravará en los próximos 30 años.
De acuerdo con autoridades en oncología mexicana, la inflamación abdominal favorece a que se produzca una mayor cantidad de hormonas (estrógenos en mujeres, andrógenos en hombres) con lo que el cáncer de mama y endometrio afecta a las damas y el de próstata a los caballeros. [3]
Además de estos factores de riesgo, la grasa abdominal incrementa las posibilidades de desarrollar cáncer de colon y si a esto se le suma el contenido tóxico potencialmente cancerígeno de los productos que se comen y beben, se reducen las oportunidades de conservar la salud.
Optar por vivir sin bienestar físico y mental es tan digno y respetable como hacer lo contrario, en ambos casos la decisión implica responsabilidad y acciones que en términos económicos conllevan a una inversión.
El año pasado, una compañía aseguradora pagó 21 millones 835 mil 918 pesos a 82 mujeres de 22 a 50 años que tuvieron cáncer de mama. Asimismo, cubrió el tratamiento de 158 varones de 50 años o más que costó 35 millones 231 mil 082 pesos. [4]
Si bien es cierto que el sobrepeso y la obesidad no son factores determinantes para desarrollar cáncer de mama y de próstata, especialistas en oncología ya han descrito su participación.
En el marco del Día Mundial de los Derechos del Consumidor – que este año tuvo por lema Derecho a una Alimentación Saludable – la Secretaría de Salud y la Procuraduría Federal del Consumidor anunciaron que se difundirá información sobre los beneficios de la alimentación saludable, la práctica de la actividad física y de la ingesta diaria de agua.
Aunque es deseable que la población mexicana ejecute estas acciones – cuyos resultados parecerían tan obvios como el experimento con el roedor -, para fines de poder tomar una decisión con plena conciencia en el consumo, quizá sería más útil que el etiquetado fuera más transparente o gráfico como sucede con las tabacaleras.
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[1] El experimento se realizó en el laboratorio de la doctora Marcia Hiriart Urdanivia, Directora del Instituto de Fisiología de la UNAM. Cabe destacar que esta unidad de investigación aporta evidencias científicas al Instituto Nacional de Medicina Genómica.
[2] La Maestra en Nutriología Nayibe Abraham Rosales es especialista en preparar a los pacientes obesos para la cirugía bariátrica.
[3] El doctor Abelardo Meneses, director del Instituto Nacional de Cancerología subrayó que las deficiencias en la alimentación están asociadas con ciertos tipos de cáncer: mama, ovario, próstata, cuello uterino y de colon que son los tumores más frecuentes en el país.
[4] Datos duros siniestralidad GNP –Atención a cáncer. Documento proporcionado a Activo Saludable de El Financiero.
Para tener en mente:
Ninguna política pública, ningún especialista, nadie en particular cuidará de su persona como usted, ya que sólo en sus manos está procurar, alcanzar y mantener la salud, pues el mejor aliado es quien se refleja cuando se está frente al espejo.
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