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Vinos queretanos compiten en calidad con los mejores del mundo

Con una producción de tres millones 200 mil botellas al año, esta entidad federativa se ubica ya como la segunda región productora de vino en el país.

QUERÉTARO, Qro.­— El vino queretano, además de distinguirse por ser principalmente espumoso, también se puede considerar como exclusivo, debido a las condiciones climatológicas que posee el altiplano mexicano, que hacen que las características de la uva sean irrepetibles.

"Se tiene una altura como en ninguna otra región del mundo, con un altiplano tan grande como el de Querétaro, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes, que no existe en otro sitio; con un clima árido, semidesértico, con pluviometrías diferentes a las españolas o a las francesas, lo que hace que el manejo de la viña sea más complicado, pero da vinos únicos en el mundo y de extrema calidad", aseguró Lluis Raventós Llopart, gerente de Cavas Freixenet México.

Esta situación geográfica genera un clima más seco, abundó, lo que permite la producción de vinos espumosos con buena acidez; es decir, que en los periodos que madura la uva -entre agosto y septiembre-, se tienen muchos días de nubes, viento, lluvia, lo que hace una maduración más lenta, con una concentración de mayor de acidez, lo que provoca condiciones de uva blanca idóneas para hacer vino espumoso, ya que la acidez es sinónimo de frescor.


Estas condiciones generan un creciente interés de inversionistas en la industria vitivinícola, y han posicionado a Querétaro como el segundo mayor productor de vino en el país, con tres millones 200 mil botellas al año.

Finca Salavivé, de Freixenet, es la principal casa productora en el estado con más de dos millones de botellas; es decir, alrededor del 80 por ciento del total de la producción en la entidad; seguida por La Redonda, con 350 mil botellas por año y Bodegas de Cote con cerca de 30 mil, a las que se suman otras seis casas vitivinícolas con producciones más bajas, como Los Azteca, Los Rosales, Vinos del Marqués, Paso de Serra, San Patricio y La Vinificadora.

El crecimiento de la industria vitivinícola en la entidad –principalmente de 10 años a la fecha- ha ido de la mano con el impulso que ha tenido el turismo enológico en el estado, con la creación de la Ruta del Queso y el Vino, misma que se ha posicionado como la segunda oferta turística más importante en el estado, con más de 200 mil visitantes al año.

Querétaro, con 350 hectáreas de vid, de las cuales sólo 140 producen uva para vino, se encuentra todavía muy lejos de Baja California, que es el indiscutible número uno, con cerca del 90 por ciento del total de la producción y tres mil hectáreas de vid.

La competencia, indicó Raventós, no puede darse en volumen. "Le estamos apostando a la calidad y buscamos que no sólo se hable de vinos de marca sino de región, y hablar de Querétaro como una región con vinos de calidad, de burbuja; es decir, de vinos espumosos, blancos, tintos, rosados", agregó.

Dijo que Freixenet es la única casa vitivinícola del estado que exporta parte de su producción, y en la competencia mundial el vino queretano se encuentra al mismo nivel que muchos internacionales en cuanto a calidad.

"Hace cinco años todavía estábamos en proceso de aprendizaje, pero ahora estamos en el proceso de demostrar lo que se hace, que estamos capacitados para hacer vinos de calidad, y la prueba está en que se vende en mercados externos, compitiendo con vinos del mundo y nos compran, quiere decir que la gente tiene interés".

Freixenet, con sus líneas Salavivé y Doña Dolores, ha ganado medallas de plata en Ensenada, al igual que Pretexto, el vino insignia de la casa Los Azteca.

A nivel internacional, Doña Dolores Gran Reserva obtuvo en Alemania medalla de plata, mientras que en Bruselas se obtuvo plata y oro en Salavivé y Doña Dolores.

El estado cuenta actualmente con 22 productores vinícolas; es decir, productores de uva; de éstos, sólo 9 se dedican a la fabricación de vino, generando más de tres millones de botellas al año.

De la producción total anual, el 70 por ciento es vino espumoso y el resto son vinos tranquilos (tintos, rosados y blancos).

Esto se debe en gran medida a que Freixenet –que fabrica entre el 70 y 80 por ciento de las botellas en el estado– produce sobre todo vino espumoso.

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