De acuerdo con el reporte Índice de Paz Global (IPC), publicado por el Institute for Economics and Peace, nuestro país padece una crisis de violencia, al aparecer en los últimos peldaños de la lista de naciones evaluadas. Según dicho reporte, Islandia es la nación más pacífica del planeta y Siria se encuentra en el último lugar de la tabla; dolorosamente, México se encuentra en la posición 140 de 163 países evaluados.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), en 2015 el impacto económico de la violencia en nuestro país fue de 2.12 billones de pesos, lo que equivale al 13 por ciento del PIB; asimismo, el Índice de Percepción de la Corrupción realizado por la organización Transparencia Internacional, que evalúa a las naciones menos corruptas, ubica a nuestro país en el lugar 103 de un total de 175 países evaluados.
En el escenario nacional seguridad y corrupción, son dos temas que van tomados de la mano, pues dejan estancado a nuestro país como una nación con un pobre desempeño institucional y de pobre integridad moral.
En el 2009, el tema más preocupante para los mexicanos fue el de la crisis de inseguridad que asolaba diversas regiones de nuestro país, en la actualidad, el tema de mayor trascendencia entre la población es la falta de credibilidad institucional para combatir la corrupción.
A nivel regional podemos exponer como un caso de éxito el que Querétaro haya implantado con anticipación el sistema anticorrupción, y de ahí se ha importado dicho modelo a la Federación para replicarlo en las 32 entidades de la República a través de la Ley Federal Anticorrupción, y consecuentemente armonizándolo a las diversas legislaciones locales.
Sin embargo, en el estado de San Luis Potosí se espera desde el año pasado la creación del Sistema Estatal Anticorrupción, y se estima que en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso local, que inicia el próximo 15 de septiembre, pueda llevarse a cabo la discusión de tan importante tema.
Ante esto, la tarea cívica más importante, que podemos llevar a cabo los ciudadanos es la de dejar de percibir la corrupción como un tema de menor importancia, ya que la crisis que padecen nuestras instituciones, tanto de inseguridad como de corrupción, afectan la productividad de nuestros estados y de nuestro país, desembocando en dolorosos temas de ruptura de la paz social, impunidad y vacío institucional
Urge un golpe de timón, esperanzadoramente deseo que socialmente podamos corregir el rumbo de nuestra nación antes que avance el tiempo y algún día nos demos cuenta de que somos rehenes de nuestras decisiones y que para corregir el rumbo ya es demasiado tarde.
*Regidor en Soledad de Graciano Sánchez, SLP.
Presidente de las comisiones de Seguridad Pública, Vialidad y Transporte, así como de Transparencia.
fernandogamezslp@gmail.com
Twitter: @lfernandogamez
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