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Principios éticos y ciudadanos de las profesiones

No es concebible un profesional excelente que a la vez sea mal ciudadano. Los códigos de ética profesional codifican en algunos apartados y en algunos de sus artículos esta obligatoriedad con la sociedad.

La educación universitaria debe llevar a la convicción en los nuevos profesionales del papel que juegan en la mejora de las condiciones materiales de vida de la sociedad, el cuidado del medioambiente y la sustentabilidad, la dignificación de todos los seres humanos y la promoción de una sociedad más justa.

El origen, razón de ser y sentido de la profesión es ético: ofrecer un bien a lo sociedad: es el bien interno de la profesión. Curar, procurar la salud y prever la enfermedad son las razones de ser de la medicina, su bien interno. Dotar a la sociedad de la invención tecno-científica que mejore las condiciones materiales de la existencia humana es el bien interno en general de las diversas ingenierías.

El modo ético de ejercer la profesión lo determina el código de ética de la profesión. Los principios éticos en los que se basan estos códigos son creencias morales generales que encuentran su origen en la tradición de la investigación biomédica, tal y como se expresaron en el Informe Belmont que se elaboró en los años setenta del siglo pasado a propósito del experimento Tuskegee que se llevó a cabo a lo largo de treinta años en los Estados Unidos.

Estos principios éticos son los de no-maleficencia, beneficencia, autonomía, respeto, justicia, responsabilidad y precaución. La acción profesional deberá sustentarse en estos principios morales muy específicos que fundamentan los códigos de ética. Profundizar en lo que significan estos principios e interpretarlos para el campo propio de las profesiones es tarea de la ética profesional que debe llevar a cabo cada profesional.

Se agregan a estos principios los referentes morales relativos a la sociedad en tanto espacio de ciudadanía y democracia. La libertad, la igualdad, el respeto, la tolerancia y el diálogo comprenden los valores cívicos que todo profesional debe asumir en tanto ciudadano y que forman parte de lo que sería una sociedad justa plural e intercultural.

No es concebible un profesional excelente que a la vez sea mal ciudadano. Los códigos de ética profesional codifican en algunos apartados y en algunos de sus artículos esta obligatoriedad con la sociedad.

Como vemos, un profesional no es alguien que sólo hace muy bien sus actividades. Eso no basta. Sus acciones deben valorarse también en términos éticos. Y diríamos, entonces, que un profesional excelente es quien es un buen ciudadano, impecable técnicamente y ético.

Además de los bienes internos de las profesiones, están los bienes externos de las mismas: dinero, reconocimiento, poder, fama. Estos bienes los debe obtener el profesional como consecuencia del ejercicio de su profesión, es decir, una vez que lleva a cabo las acciones profesionales orientadas al logro del bien interno.

La corrupción ocurre cuando el profesional orienta sus acciones profesionales de acuerdo a la consecución de los bienes externos, por encima de los bienes internos y esto significa que el profesional ignoró su código de ética y por ende los principios de la ética profesional y ciudadanos a los que se debe.

*Profesor del Depto. de Relaciones Internacionales y Formación Humanística del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.
jfarriaga@itesm.mx


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