Los estados del Bajío deben atender los procesos de producción e innovación en la industria automotriz hacia los próximos diez años, con el fin de mantener su competitividad y participación de mercado, advirtió Guillermo Rosales Zárate, director general adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotores (AMDA).
Si bien actualmente la región presenta un boom en el sector, con una captación potencial de inversiones, el panorama a largo plazo es completamente diferente, aseveró.
El cambio en el uso de combustibles fósiles a vehículos eléctricos, con tecnologías sustentables, marcará el desarrollo del mercado y la demanda del mismo.
"Tenemos que empezar a ver de aquí a diez años, al menos. Para 2025 —por ejemplo— en Alemania se tiene la meta de que ya no haya autos a gasolina, igual en Suecia, en Noruega", comentó Guillermo Rosales.
"Estamos diciendo que de 10 a 25 años, la industria automotriz sufrirá una transformación radical, que no van a ser necesarias las plantas industriales que están establecidas actualmente."
En este sentido, dijo, se debe analizar qué tipo de economía estará presente en ese momento y cómo se insertará la industria automotriz nacional en dicho ámbito.
"¿Qué es lo que se necesita? Ese es el punto que tenemos que ver tanto el gobierno federal, los gobiernos estatales y las universidades", puntualizó el director de la AMDA.
Por ello, consideró que el trabajo que se realiza en Querétaro en el tema de vinculación académica es importante, de tal forma que el estado va en la dirección correcta para desarrollar procesos de innovación que vayan de la mano con la demanda de las armadoras y el sector en su conjunto.
Lo anterior, por medio de centros de tecnología de las propias empresas, centros de investigación y divisiones particulares en las universidades.
En paralelo, el directivo de la AMDA destacó la importancia de aprovechar de mejor manera la planta industrial que ya está establecida, así como de aumentar la participación nacional en el sector, que es actualmente de 30 a 35 por ciento aproximadamente.
"Si pasáramos de este 35 por ciento en el valor nacional de los vehículos manufacturados en México a 40 por ciento, ya con un 5 por ciento de agregación de valor, eso representaría en términos de empleo una derrama enorme, sobre todo en autopartes, entonces tenemos que aprovechar eso", sostuvo Rosales Zárate.