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Visita de mandatario japonés a santuario reaviva fricciones con China y Corea del Sur


 
Reuters
 
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, visitó el santuario de Yasukuni, el cual es considerado un símbolo del militarismo de Tokio, hecho que provocó la molestia de China y Corea del Sur.
 

China y Corea del Sur han expresado en repetidas ocasiones su descontento ante las visitas de los políticos japoneses al santuario Yasukuni, donde los líderes japoneses condenados como criminales de guerra en la Segunda Guerra Mundial son honrados junto a los muertos de las distintas disputas que involucran a Japón.
 

Las relaciones entre China y Japón, la segunda y tercera economías más grandes del mundo, habían mejorado después de la polémica desatada entre ambos países el año pasado por la disputa sobre un conjunto de islas situadas en el Mar de China Oriental. Sin embargo, las preocupaciones sobre un posible choque militar han crecido debido a un incidente suscitado recientemente entre aviones de ambas naciones que merodeaban dichos territorios.
 

Abe, un conservador que asumió su segundo mandato hace exactamente un año, dijo que no quería herir los sentimientos de los países vecinos, aunque es el primer líder en funciones que visita el santuario en siete años.
 
 
"Hay críticas basadas en la idea errónea de que se trata de un acto de veneración a criminales de guerra, pero visité el santuario Yasukuni para reportarle a las almas de los muertos en las guerras sobre los avances realizados este año y para transmitir mi determinación de que la gente nunca más sufra los horrores de la guerra", dijo Abe a la prensa luego de la visita.
 

El mandatario japonés hizo una reverencia en el santuario, construido en 1896 por el emperador Meiji para consagrar a los muertos en las guerras, e hizo hincapié en que era natural que el líder del país presente sus respetos a los que murieron por la nación.
 
"No tengo ninguna intención de herir los sentimientos del pueblo chino o coreano", dijo Abe. Añadió que compartía la visión de anteriores líderes de Japón de que las relaciones con China y Corea del Sur eran importantes y que debían ser afianzadas.
 
Por parte de China, el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dijo que la acción de Abe había empujado a Japón en una dirección "extremadamente peligrosa".
 

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