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¿Qué impacto social provoca la caída en envío de remesas?


 

Rosalía Servín Magaña / José Antonio Gurrea C.
 
 
El descenso de las remesas enviadas a México comienza a tener consecuencias sociales en los estados expulsores de mano de obra, pues la mayor parte de esos recursos son utilizados para el consumo, principalmente de alimentos, coincidieron especialistas en temas de migración.
 
Agregaron que el problema más grave es que las remesas están resolviendo tareas que debería estar cubriendo el gobierno mexicano, "que lamentablemente no sólo no tiene la capacidad de absorción de estas necesidades, sino tampoco la posibilidad de insertar a los migrantes de retorno en el proceso económico del país, e incluso ni al de los estados expulsores".
 
Javier Urbano Reyes, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana (UIA), calificó de preocupante la baja en el envío de dinero desde Estados Unidos, pues el principal impacto es en la alimentación debido a que entre el 70 y 75% de las remesas son utilizadas por las familias de los migrantes para el consumo, y sólo 5% para inversión física o ahorro.
 
"Hay que centrar el principal efecto en la nutrición, pues de ese 75% que se destina para el consumo hasta el 50% se utiliza para la compra de alimentos. Además, en los pueblos expulsores de migrantes se ha quedado la población más vulnerable: ancianos, mujeres y niños", dijo.
 
Agregó que estas repercusiones sociales se sienten sobre todo en estados como Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Guanajuato y Zacatecas, de donde provienen las dos terceras partes de los migrantes mexicanos.
 
Dependencia
 
En ello coincidió Teresa Cortés, coordinadora de Migración de Oxfam México, quien dijo que 21% de los hogares mexicanos reciben remesas que, complementó, se destinan principalmente a la compra de alimentos, pero también a cuestiones de vivienda, salud y educación.
 
Esta investigadora consideró preocupante la dependencia que existe de las remesas con el PIB de los principales estados expulsores de migrantes.
 
"Un cálculo del Consejo Nacional de Población hecho con el censo de 2010 señala, por ejemplo, que en Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Zacatecas tienen casi un 10% de dependencia del PIB de remesas, lo que habla de que el impacto que está generando hacia los hogares mexicanos es muy fuerte", comentó Cortés.
 
Paliativo
 
En sintonía, el investigador de la Universidad de Zacatecas, Rodolfo García Zamora, destacó que las remesas han sido un paliativo a la pobreza y un apoyo para la estabilidad macroeconómica del país, al aportar más de 350,000 millones de dólares en los últimos 30 años.
 
Esto, desde su punto de vista, llevó a un espejismo a diferentes gobiernos mexicanos, de que las remesas podían ser sustitutos de políticas públicas para el desarrollo, de modo que desaparecieron las políticas de desarrollo regional y sectorial en México.
 
"Pero se les olvidó que son recursos vulnerables", expresó el experto, quien sostuvo que el hecho de que los migrantes a través de sus remesas cumplan funciones que el gobierno mexicano debiera cumplir, coloca al país en una situación de riesgo, que ya ha comenzado a tener consecuencias.
 
"Se les ha olvidado que las remesas son salarios y se gastan en mantener a familias, por lo que es imposible entonces que sean un sustituto de las políticas de desarrollo y de generación de empleo", afirmó García Zamora, para quien la gran panacea que representaron las remesas se vino abajo con la crisis económica de Estados Unidos.
 
Del año 2000 a 2006, indicó, la migración internacional de mexicanos a EU llegaba a medio millón al año; pero de 2006 a 2012 se redujo aproximadamente a 150,000 migrantes, que se equipara a la misma cantidad de migrantes que son retornados y deportados, por lo que se empieza a hablar a migración cero.
 
Para García Zamora el retorno de migrantes es otra de las problemáticas que ya comenzó a observarse en el país.
 
En el censo de población 2010, abundó el especialista de la UAZ, aparecieron 4.5 millones de mexicanos que no estaban contemplados, y que se calcula son los que han regresado en los últimos cinco años de Estados Unidos.
 
"Lo más preocupante es que lo hacen en un escenario en el que no existen suficientes condiciones de desarrollo, ni el apoyo económico para su reinserción."
 
Urbano Reyes discrepa, pues señaló que "no es momento todavía de hablar de retornos masivos, pues con la reforma migratoria se puede abrir un marco de oportunidad para los entre 11 y 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos".
 
Información proporcionada por El Financiero Diario.
 

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