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Precios de alimentos, a la baja durante la próxima década


 
 
 
Héctor A. Chávez Maya
 
Los precios agrícolas bajarán en términos reales en la próxima década, lo que implica que se deben redoblar los esfuerzos para mejorar la inversión, productividad y eficiencia, como fuentes más sostenibles de prosperidad en el campo, advirtió el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
 

De acuerdo con el estudio "Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2014", los precios de los productos básicos agrícolas, al igual que los tropicales, se proyectan a la baja, con excepción de los de la carne de bovino, porcino y de pescado.
 

El organismo, que dirige Víctor Manuel Villalobos, destaca que los sistemas agrícolas a nivel global y, por lo tanto, los precios de los productos agrícolas, se vuelven cada vez más inestables, lo que representa un escenario muy difícil para la inversión y la toma de decisiones.
 
El principal componente de inestabilidad de los precios son sus ciclos o picos, provocados por cambios en la producción mundial que, aun cuando sean pequeños, generan saltos dramáticos en los precios cuando las existencias mundiales son bajas, como lo han sido a nivel mundial en los últimos cinco años.
 
"Será necesario adoptar medidas apropiadas para dar mayor estabilidad a los precios agrícolas y lograr una agricultura más resistente a los riesgos climáticos y económicos, que tienen efectos más prolongados sobre los precios".
 
Barreras
 

Se destaca que las barreras no arancelarias y costos de transacción impiden aprovechar el gran potencial de crecimiento intrarregional del comercio agroalimentario que representa sólo 15.9 por ciento del total de exportaciones agroalimentarias de América Latina y el Caribe.
 
La baja integración comercial en la zona se debe principalmente a la falta de complementariedades comerciales entre países y al mayor atractivo de mercados como China; sin embargo, el principal freno son barreras no arancelarias, altos costos de los servicios de transporte, deficiencias en la estructura de puertos y de almacenaje y, como común denominador a todos los países, costos logísticos muy altos y difíciles de cuantificar, en la forma de retrasos, pérdidas y sobornos.
 
Finalmente se menciona que la adopción de políticas e instrumentos de acompañamiento en beneficio de la agricultura familiar se ha posicionado como prioritaria en la agenda de decisión de algunos países de la región, como México que ha emprendido esfuerzos en la generación de marcos institucionales novedosos, así como en la dotación presupuestaria para el fortalecimiento de este tipo de agricultura.
 
 
 
 

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