Por Emma Jacobs
A los empleados en el departamento de Antonio Zea se les anima a que cuelguen fotografías o pinturas interesantes en las paredes con el fin de que el ambiente alimente la creatividad y estimule nuevas ideas. En el pizarrón de su oficina dice: "Crea cosas geniales". Y a él le gusta usar este mantra a menudo. "Hace las cosas más sencillas", dice.
Zea, de 42 años, es el director de innovación para el futbol en Adidas, la compañía alemana de indumentaria deportiva, que tiene su sede en Herzogenaurach, Bavaria, precisamente donde trabaja Zea y que es también donde se ubican sus rivales de Puma.
El mes pasado reveló la última creación de la compañía, el Brazuca, el balón oficial para la Copa Mundial de futbol de 2014, que tendrá lugar en Brasil en junio. Después de que la compañía alemana fuera duramente criticada por el Jabulani, el balón oficial de la pasada Copa Mundial, el Sr. Zea tuvo mucha presión para mejorar el balón de este torneo venidero.
En 2010, Carlos Verri, director técnico de Brasil, se enfrascó en una discusión con Jerome Valcke, secretario general de la FIFA, y lo retó a que bajara al campo y tratara de controlar el balón él mismo. Fabio Capello, el entonces director técnico de Inglaterra, mencionó que algunos de sus jugadores se habían quejado de que se movía demasiado rápido. Los porteros dijeron que el Jabulani era muy difícil de controlar.
Así que esta vez, el Zea se aseguró de que el balón fuera probado por más de 600 jugadores, muchos más que en ocasiones anteriores. Los Brazucas se utilizaron de incógnito en algunos partidos amistosos y en la Copa Mundial Sub 20 en Turquía; también se han probado en túneles de viento y han sido pateados por piernas robóticas.
Como director de innovación para el futbol, trata de anticipar en qué dirección avanza el juego. "¿Se vuelve más rápido o más técnico? ¿Cómo lo apoyamos?" Analiza los cambios demográficos para saber cuáles son las necesidades de los jugadores. Por ejemplo, la urbanización es un problema. "El juego se juega de forma distinta en áreas urbanas –tienen campos más pequeños, menos jugadores que 11 contra 11." El clima es también un factor que determina las superficies sobre las que se juega.
Zea anima a su equipo a que hable con los jóvenes futbolistas. "Quiero salir al mercado –entender a los muchachos." La observación es la clave. "Observamos lo que se ponen, cómo se lo ponen, lo que pueden cambiar o alterar de los productos. También observamos cómo compran las personas, qué escogen y por qué, lo observamos todo."
El ejecutivo es originario de New Jersey, y se describe a sí mismo como "un raro chico estadounidense que nunca jugó ni básquetbol ni béisbol." Su padre le enseñó a apoyar al Real Madrid, como el resto de sus parientes, excepto un primo que es la "oveja negra" porque le va al Atlético Madrid.
"No conozco las reglas del futbol americano," dice mientras reflexiona acerca de su niñez, cuando pasaba los veranos en España y aspiraba a ser un futbolista profesional. "Muy pronto me di cuenta de que ese sueño no se volvería realidad," dice.
En la Universidad Rutgers, donde cursó Estudios Americanos, jugó para el equipo universitario que alcanzó la final del campeonato nacional, aunque desafortunadamente, estuvo en la banca. Sin embargo, estaba decidido a trabajar en el futbol, siempre muy en contacto con los representantes de Adidas que trabajaban en el patrocinio de su equipo universitario.
Y sus esfuerzos no fueron en vano: después de graduarse, aseguró un puesto en mercadotecnia de Adidas con un club en Washington que patrocinaba, el DC United de la entonces recién formada Major League Soccer.
En 1997, se las arregló para unirse a un programa en la sede de Adidas en Bavaria, que instruía a unos pocos seleccionados acerca de cómo hacer zapatillas deportivas y botas de excursionismo.
A finales de ese año, y después de haber aprendido el proceso de fabricación de zapatos de arriba a abajo, fue trasladado a Guangzhou, equipado solamente con "mandarín de supervivencia", para convertirse en gerente de desarrollo en una fábrica de Adidas que supervisaba el desarrollo de todo tipo de calzado deportivo –desde el dedicado al futbol hasta el dedicado al excursionismo. Su trabajo principal era afinar los prototipos hasta que estuvieran listos para la línea de fabricación. La instalación, que contaba con decenas de miles de trabajadores, producía calzado de diferentes marcas.
Después de una temporada en Portland, la sede estadounidense de Adidas, desarrollando zapatos para actividades al exterior y después para el futbol, en 2007 se convirtió en director de futbol para América del Norte. Y en ese puesto se vio en la obligación de venderle el futbol a los estadounidenses. El crecimiento, según explica, viene de los consumidores hispanos. "El cambio demográfico nos da esperanzas. No es una carrera rápida, es un maratón".
Estar al corriente de nuevas técnicas de fabricación es también parte de su trabajo. "Observamos diferentes industrias, especialmente de teléfonos y autos, para comprender los avances en materiales y acabados." La compañía trabaja muy de cerca con Continental, fabricante alemán de piezas de autos que ha desarrollado tecnologías en compuestos de caucho que han ayudado a Adidas a considerar nuevos desarrollos en cuanto a las suelas y tracción del calzado.
"Una buena idea puede surgir de cualquier lugar," indica. Insiste en que la clave de la innovación es permitir a las personas que "se equivoquen, y que se equivoquen a menudo". Estimula a su equipo a fabricar sus productos, (utilizan impresoras 3D), romperlos, modificarlos e intentar de nuevo. Pueden probar los productos en el césped artificial interior o en un terreno de pasto natural en el exterior.
Los productos más recientes que ha supervisado son los botines de futbol 99g Adizero, los más ligeros que haya fabricado la compañía, y un balón inteligente que les permite a los futbolistas registrar su velocidad, rotación y trayectoria.
Su meta es garantizar que los jugadores, tanto amateurs como profesionales, vean a la marca como de vanguardia. La innovación se basa en ideas, dice, "y necesitamos un flujo constante de ellas".
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