Héctor A. Chávez Maya
A fin de contrarrestar las afectaciones recurrentes en la producción nacional de alimentos, como consecuencia del cambio climático, México cuenta ya con tecnología de punta para monitorear no sólo la atmósfera, sino los procesos de siembras y cosechas, y así tomar decisiones más precisas y mejor informadas.
Pedro Díaz de la Vega, director del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), precisó que con una inversión de sólo 2 millones de euros al año, el organismo se apoya en dos satélites que recorren dos veces nuestro territorio.
Además se cuenta con aviones no tripulados para realizar la labor de monitoreo.
La información es entregada a los principales actores de la actividad rural, como asociaciones de productores, investigadores, estudiantes y el sector público, incluidos los secretarios estatales de Desarrollo Agropecuario, la Sagarpa y Conagua, y les permite decidir cómo actuar ante fenómenos meteorológicos adversos.
"No existe otra instancia en el mundo que esté monitoreando de forma sistemática los cultivos como lo está haciendo México, ya que el clima nos es adverso, y si en una parte del país hay heladas, inundaciones y sequías y todo estos fenómenos confluyen, lo mínimo que podemos esperar es que haya claridad de parte del gobierno para saber cómo reaccionar a tiempo para evitar un desabasto de productos."
Destacó que el país es considerado la octava potencia productora de alimentos en el planeta, a pesar de la recurrencia de fenómenos meteorológicos atípicos, y los continuos desequilibrios de flujos hídricos que acelera la aridificación de zonas cálidas y la aparición de lluvias y fenómenos hidrometeorológicos.
Ojos en el cielo
"Cuando tenemos ojos en el cielo podemos observar con mucha precisión lo que está pasando, para posteriormente comprender lo que ocurre, y a partir de ello decidir qué es lo que vamos a hacer, y actuar."
Díaz de la Vega informó que con la puesta en marcha de la Estación de Recepción México Nueva Generación (Ermex NG) se logrará mapear, georreferenciar y focalizar la atención en materia agropecuaria, a fin de identificar el potencial productivo y de desarrollo de zonas rurales marginadas.
A esas estaciones se suma el uso de aeronaves no tripuladas, que tienen un peso útil de nueve kilogramos, ocho horas de autonomía de vuelo, alcanzan una altura de cuatro mil 500 pies y 110 kilómetros de visión. Además tienen la capacidad de tomar imágenes ortorrectificadas, multiespectrales y térmicas digitales de alta resolución en vuelo, para el monitoreo de cultivos en cualquier parte del país.
También se puede dar seguimiento a los siniestros agrícolas, a causa de los fenómenos naturales que afectan la producción del sector primario.
Si bien todavía no se puede asegurar que con estas herramientas podemos tomar mejores decisiones, cuando menos "tendremos la certeza de que podemos tomar decisiones más precisas o mejor informadas".
Ahora hace falta sensibilizar a los actores involucrados en la producción de alimentos sobre el uso adecuado de esta tecnología, pues el papel del Estado es colaborativo, y sólo puede hacer recomendaciones para mover ciertos cultivos de zonas que son recurrentemente afectadas, pero la decisión final la toman los productores, finalizó.
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