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Me siento plenamente realizado como arqueólogo: Eduardo Matos


 
Redacción El Financiero
 

"Me siento realizado como arqueólogo. Comencé a excavar hace 35 años, cuando tenía poco más de 30 años de edad y se hizo el hallazgo de la Coyolxauhqui en la base de las escaleras del Templo Mayor. Era la madrugada del 27 de febrero de 1978, cuando la Compañía de Luz y Fuerza del Centro realizaba las excavaciones para instalar el cableado subterráneo".

 
 
Así recuerda ese momento el destacado arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma (ciudad de México, 1940), quien "a partir de ese momento continué con el proyecto Templo Mayor, que a la fecha sigue dando frutos. Es el más importante de los proyectos en que he participado; otros me han llenado, pero no como éste".
 
En entrevista con Notimex, Matos Moctezuma subrayó que muchos proyectos en los que ha tomado parte le han granjeado satisfacciones, "pero con el Templo Mayor pude aplicar todas mis ideas sobre la arqueológica y publicar muchos de los resultados de las excavaciones y estudios, por lo que estoy muy satisfecho y plenamente realizado. Ahora, mis colaboradores siguen adelante, excavando y hallando nuevos vestigios", dijo.
 
 
"El proyecto Templo Mayor no ha terminado, se sigue excavando y obteniendo nuevas y valiosas informaciones de la cultura que ahí floreció", abundó quien ha trabajado en Comalcalco, Tepeapulco, Bonampak, Cholula, Coacalco y Tlatelolco.
 
 
Eduardo Matos Moctezuma, quien desde esa mañana de febrero de 1978 tiene a su cargo los trabajos de excavación en el Templo Mayor, eje del mundo de la ciudad de Tenochtitlán, antigua capital del espléndido imperio mexica, señaló que la gente que vaya en estos días a esa zona arqueológica viva, podrá ver de cerca los vestigios del Templo Mayor en algunas de sus etapas constructivas.
 
 
"Conocerá también el museo de sitio, donde se ha concentrado una muy buena cantidad de los objetos que se han encontrado en estos años". La visita, dijo el investigador, es obligada para conocer los restos del antiguo Templo Mayor y otros edificios que se han hallado ahí, con su magnificencia estética y cultural. Recorrer el recinto no lleva mucho tiempo y sí ofrece una gran experiencia.
 
 
"El museo es un recinto que se visita fácilmente, adecuado, como ya he dicho, a escala humana para que la gente pueda recorrerlo ágilmente y pueda observar piezas realmente impresionantes por su simbolismo y lo que significaban en el mundo prehispánico", añadió el fundador de la maestría en Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en esta capital.
 
Preservando hallazgos
 
Miembro Honorario del Archeological Institute of America, el entrevistado añadió enseguida que en este instante se está trabajando hacia el frente del Tempo Mayor, es decir, hacia el poniente. "También, a espaldas de la Catedral Metropolitana, hemos detectado templos prehispánicos y estamos excavando", añadió, con la finalidad de documentar mejor el sitio.
 
 
Constantemente, dijo el maestro en ciencias antropológicas con especialidad en arqueología por la ENAH y la UNAM, "vamos buscando y tratando de preservar cada hallazgo para que la gente de México y el mundo conozca más de la importancia de la civilización que ahí tuvo lugar y la herencia que ha dejado para las generaciones nuevas".
 
 
Matos Moctezuma ha ocupado diversos cargos dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): director de Monumentos Prehispánicos; director de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y presidente del Consejo de Arqueología. También, director del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y director del Museo Nacional de Antropología.
 
 
El entrevistado, quien es elemento fundamental y valioso, también de la Sociedad de Antropólogos del Caribe, de la Asociación de Escritores de México, de la Academia Mexicana de la Historia y de El Colegio Nacional, dijo que trabajar en el Templo Mayor "ha sido mi sueño realizado".
 
Desde febrero de 1978 no deja de excavar en el Templo Mayor
 
Otros descubrimientos
 
El 13 de agosto de 1790 se halló a la Coatlicue, cerca de lo que ahora es la plancha del Zócalo, entre el Palacio Nacional y el edificio del Gobierno del Distrito Federal.
 
Cuatro meses después del descubrimiento de la Coatlicue, se dio el hallazgo de la Piedra del Sol o Calendario Azteca, el 17 de diciembre de 1790.
 
 
 
 
 
 

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