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Los BRICS en el nuevo orden económico mundial


 
 
 
Dolores Padierna
 
 
El grupo financiero Goldman Sachs, en voz de James O'Neill, acuñó en 2001 el término BRIC para denominar en una sigla la irrupción en la escena mundial de cuatro países: Brasil, Rusia, la India y China. Hacia 2010, a las anteriores naciones se sumó Sudáfrica.
 
 

Los BRICS son los países con las economías emergentes más importantes del planeta. La proyección de Goldman Sachs es que en 2050 estos países tendrán la posición hegemónica en términos económicos a nivel mundial, con relación a las finanzas, el comercio, la industria y  la tecnología.
 
 
En el marco de la crisis global del capitalismo neoliberal, de conformación de bloques y multipolaridad mundial, los BRICS se erigen en un polo de poder alternativo a la Unión Europea y Estados Unidos, la gran potencia global en declive.
 
 

Estos países representan 40% de la población mundial, concentran 25% del PIB mundial y 12% de las exportaciones. Según las proyecciones, en 2039 rebasarán a los países capitalistas más desarrollados, y en 2050 tendrán, en conjunto, el mayor PIB mundial.
 
 

Tres países (Brasil, la India y en especial China) constituyen la columna vertebral de dichas economías. Los cinco son países muy distintos entre sí, pero que han buscado generar alternativas y vías distintas a las recetas neoliberales para potenciar y relanzar sus economías, en el marco de la llamada globalización y los bloques regionales.
 
 
Con 1,110 millones de habitantes, la India ha logrado mantener tasas de crecimiento de entre 7 y 9% anual desde el año 2000 hasta la fecha (con excepción de 2009, cuando en la etapa más grave de la crisis económica mundial su economía creció 5.6%). Una de las claves centrales de su crecimiento ha sido el impulso a  los servicios y productos de alta tecnología.
 
 
China es el caso más emblemático de la economía mundial y de los BRICS. Es un país de más de 1,320 millones de habitantes, y cuenta hoy con potencialidades de desarrollo que no tiene ningún otro país. Su PIB per cápita es tres veces mayor que el de Japón, cuatro veces mayor que el de los países desarrollados de Europa, y 14 veces mayor que América Latina.
 
 
El Estado chino conserva hoy 80% de la propiedad en los llamados sectores definitivos de la economía: la industria y el campo. En lo que se refiere a los sectores petrolero y eléctrico, conserva la exclusividad de la propiedad y operación de las empresas que explotan esos valiosos recursos.
 
 
Ha sido en el sector de las empresas de consumo o industria ligera donde se ha dado la apertura total a la inversión extranjera y al capital privado. El 90% del mismo es propiedad privada sin restricciones.
 
 

Hoy China reorienta su estrategia para fortalecer su mercado interno, reducir la pobreza, además de enfrentar los retos del consumismo y la contaminación ambiental, terrible en muchas de sus grandes ciudades.
 
 

En cierta medida, los BRICS han ido a contrasentido de las fórmulas neoliberales y de ese modo sus integrantes han logrado consolidarse como las economías emergentes. En esta lógica, han afianzado el apoyo a la educación, la ciencia y la tecnología con una intervención estratégica del Estado. Esa definición estratégica ha sido fundamental para que los cinco países desarrollen sus sectores aeroespacial, farmacéutico, electrónico, de maquinaria y otros, además de las políticas de subsidios, crédito, protección, la defensa de la propiedad intelectual.
 
 
Vale la pena tener presente que, según proyecciones de Goldman Sachs, los BRICS tendrán logros como superar en conjunto a la economía de Estados Unidos en 2018.
 
 
La cuarta cumbre de los BRICS realizada en la ciudad de Durban, Sudáfrica, en marzo de este año, abrió un abanico de posibilidades, que van de la creación de un banco de desarrollo con posible sede en Moscú (destinado al financiamiento de infraestructura), el impulso de una reforma del sistema financiero mundial, y la creación de una moneda común que compita y pudiese sustituir al dólar en el futuro. Estos acuerdos pueden cambiar la historia, dado que apuntan a la consolidación de un nuevo orden mundial, ajeno al esquema unipolar encabezado por Estados Unidos.
 
 
Dada la pertenencia de Brasil al grupo y otros factores, como la creciente presencia de China en la región, la consolidación de los BRICS constituye una oportunidad para el desarrollo de América Latina donde tiene lugar, por lo demás, un intenso y potente proceso de integración sur-sur, con un proceso claramente antihegemónico fundado en una vibrante oleada de gobiernos democráticos y progresistas.
 
 
La autora es senadora de la República.

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