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JFK forma parte de la novena ideal


 
 
Axel Beissner
 

La historia lo sacó de "foul" del terreno mundano; su "porcentaje de efectividad" se vio manchado por el "hit" de una bala; siempre pegó de "jonrón" durante su trayectoria; "ponchó" a cuantos rivales y dificultades pudo, y hasta la "última entrada" de su vida, su "carrera limpia" perdurará por generaciones, a pesar de una "dudosa decisión" sobre su partida.
 

Hace 50 años, el viernes 22 de noviembre de 1963 en la calle Elm de Dallas, Texas, el mundo no sólo fue testigo del asesinato del presidente de los Estados Unidos, sino de uno de los fanáticos más grandes al beisbol de las Grandes Ligas: John Fitzgerald Kennedy (JFK).
 

Partidario de la tradición iniciada por William Howard Taft en 1911, en la que desde entonces los mandatarios estadounidenses en turno han asistido a lanzar la primera bola de por lo menos un partido inaugural, JFK lo hizo en cuatro ocasiones (tres de ellas en encuentros de los Senadores de Washington y un Juego de Estrellas).
 

Amante de los deportes en general, el nacido en Massachusetts no pudo más que ser uno de los principales seguidores de los Medias Rojas de Boston, pasión que lo llevó, incluso, a asignar a David Powers, integrante de su gabinete, como "subsecretario de beisbol". Su función era proveerle de los marcadores, estadísticas, datos y opiniones sobre la Gran Carpa durante sus pláticas por la mañana en la Casa Blanca.
 

Sin embargo, no hubo tiempo para "extra innings", el "marcador" terminó en contra. Lyndon B. Johnson entró de "relevista" para suplantar a un "abridor", de quien aún duele su salida del encuentro por haberse ido ganando; sin duda, "el rey de los deportes" fue uno de los que más sufrió haberse quedado "sin decisión" por el "retiro" de un apasionado del diamante.
 
 
 

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