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Houston Methodist, un hospital cosmopolita


 
 
 
Rosalía Servín / enviada
 
 
HOUSTON. Por más de 90 años, los logros médicos alcanzados por el hospital Houston Methodist, considerado uno de los mejores en Estados Unidos, ha atraído a sus instalaciones a pacientes de todas partes del mundo. Melissa lo sabe muy bien, pues ella lleva 11 años trabajando en el Departamento Internacional de este nosocomio, donde se encargan de brindar la ayuda necesaria a los visitantes extranjeros.
 

"Mi labor es enlazar a los pacientes --sobre todo mexicanos-- con los doctores indicados para resolver el problema médico. También ofrecemos servicio de cotizaciones, reservaciones de hospedaje y transporte, asistencia aeroportuaria y hasta de intérpretes", comenta en entrevista.
 
En 2012 el hospital recibió más de 7 mil 200 pacientes extranjeros, provenientes de más de 95 países, que representan en promedio el dos por ciento del total atendido.
 

En 2013 el Houston Methodist ha atendido a más de mil 700 pacientes mexicanos (que representa un incremento de 20 por ciento respecto a 2012), quienes llegan principalmente en busca de servicios de oncología, nurocirugía, cirugía, cardiología y ortopedia.
 
"Regularmente atiendo de una y hasta 15 personas al día, dependiendo de sus necesidades, pues hay quienes sólo necesitan enlazarse por citas o, por el contrario, ser alguien que requiere asistencia constante y puedo permanecer con él hasta 15 días. Me convierto en su sombra", dice esta joven, cuyo trabajo es minimizar las complicaciones y estrés que ya de por sí representa la enfermedad para un paciente, y más estando en otro país.
 

Otra de las cosas que Melissa sostiene, es que en este hospital no sólo se atiende a personas con gran solvencia económica, pues se ha incrementado el número de pacientes con seguros internacionales e incluso aquellos que carecen de seguridad social, a quienes el nosocomio les ofrece el 50 por ciento de descuento en todos los servicios que ofrece.
 

"Hay desde empresarios hasta ganaderos, agricultores o quienes sólo tienen una tiendita en México, sostiene Melissa, quien abunda que sólo ente el 20 y 30 por ciento de los pacientes de este hospital financian directamente su enfermedad.
 

Por ello su recomendación para la gente que requiere atención médica especializada, es no tener miedo a preguntar y saber que hay otras opciones de atención.
 

"Todos los días vemos pacientes de México, sabemos cómo está la situación, por lo que basta una llamada para obtener información sobre costos, avances y sobre la ayuda disponible en nuestro hospital", sostiene.
 
Con ganas de vivir

Martha González es un claro ejemplo de esto, ella es una maestra de kinder de 41 años, esposa y madre de dos hijas, quien hace menos de un año decidió buscar el apoyo del personal de este hospital, para tratarse por cáncer de mama, una enfermedad que ha perseguido a su familia.
 

"Era ya la tercera bolita que me salía, las dos anteriores habían sido benignas, pero algo extraño pasaba con ésta, porque crecía demasiado rápido, así que decidí operarla en Monterrey. Al abrir el médico notó algo raro y finalmente me dieron el diagnóstico: cáncer de mama, justo un mes después de haber enterrado a una prima por esta misma causa, cuando anteriormente ya lo había hecho con mi tía y mi abuela", recuerda.
 
Martha comenzó con sesiones de quimioterapia en esa misma ciudad, pero no tenía seguro médico. Por fortuna su esposo era residente estadounidense y ambos se fueron a vivir a Brownsville, donde tampoco contaba con seguridad social, hasta que alguien la orientó para que solicitara su incorporación a un seguro médico norteamericano, que ayuda a las personas de bajos recursos económicos.
 

Finalmente consiguió su incorporación y se puso en contacto con el personal del Houston Methodist, quien la orientó sobre la mejor opción terapéutica.
 

"Yo sólo decía, Señor ilumíname y dame una señal para saber que estoy tomando la mejor decisión, mi señal fue conocer al doctor Jorge Darcourt, el mejor oncólogo médico, que fue muy honesto conmigo, tenía cáncer de mama fase 3, producto de un gen muy especial, por lo que requerían quitarme ambos senos", dice.
 

Martha admite no haber sufrido tanto con la operación de senos, más que por la caída del cabello, pero asegura que el cobijo que se siente en este hospital gracias a su personal, le ayudaron a sobrellevar la situación.
 

"Ellos me dieron seguridad y paz", dice Martha, quien detalla que por ahora sigue en radioterapias, pero su cabello ha vuelto, al igual que sus ganas de seguir adelante, segura que su vida no terminará como la de sus parientes, gracias a los grandes avances médicos que ahora le permiten compartir su historia.
 
 
 
 
 

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