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Hidrocreto, la empresa que nació cuando el DF se hundía


 
Roberto Arteaga
 
La Ciudad de México se hunde. La sobreexplotación de los mantos acuíferos del Distrito Federal es el motivo que suscita el problema y fue la preocupación que movió al ingeniero Jaime Grau Genesias a buscar una solución al problema. Fue así como en 1996 inventó el primer aditivo para elaborar concreto ecológico permeable, que bautizó con el nombre de Ecocreto. Esa fue la primera piedra de la empresa Concreto Ecológico de México.
 
Al principio, el desarrollo del negocio no fue una cuestión sencilla. Después de "fracasar" en el intento por comercializar el producto al gobierno, la compañía se dedicó sólo a la construcción de pisos de garajes, así como patios en las casas de familiares y amigos.
 
A 16 años de haber iniciado operaciones, Concreto Ecológico de México ha continuado con el desarrollado de técnicas de producción y aplicación de su producto, lo que los ha llevado a crear el sistema Hidrocreto, que se utiliza para aprovechar y recuperar el agua de las lluvias a través de pisos instalados en toda la República Mexicana y, recientemente, aplicado también en otros países.
 
"Creo que hemos hecho las cosas bastante bien, de tal forma que los principales productores y constructores de vivienda se están fijando en nosotros", dice Alejandro Álvarez Gómez, director comercial de Hidrocreto.
 
Ahora, este grupo de emprendedores quiere seducir con su idea a los inversionistas, para conseguir el apoyo económico que les permita aplicar su sistema en todo el mundo, mientras los competidores en el mercado continúan en el intento de copiar su idea.
 
Conoce su historia y los retos que rodean a la primera empresa de concreto ecológico en el país.
 
La ciudad se hunde
 
El número de ciudadanos aumenta cada día en la capital del país. De 1990 a 2010, la población pasó de 0.7 a 8.8 millones de habitantes.
 
El resultado de este crecimiento es una mayor demanda de recursos, entre ellos el agua. La solución que se plantearon los gobiernos a lo largo de la historia fue la explotación del manto acuífero, lo que trajo como consecuencia el hundimiento de varias zonas del anterior territorio del Imperio Azteca.
 
Fue precisamente en la década de los 90, cuando el ingeniero Jaime Grau Genesias buscó una opción que frenara el hundimiento de la ciudad.
 
Después de varios años de trabajo, descubrió en 1995 la respuesta que anhelaba. Un aditivo que, mezclado con el cemento en lugar de arena, da como resultado un concreto 100% permeable, que permite el paso del agua de lluvia para recargar los mantos acuíferos.
 
Sin embargo, las autoridades del aquél entonces Departamento del Distrito Federal no compartieron la misma emoción de Grau ante el descubrimiento de su producto, patentado bajo el nombre de Ecocreto, y rechazaron su idea.
 
El panorama no era nada alentador para que el proyecto del Concreto Ecológico creciera, pero una de sus virtudes lo mantuvo con vida. Su aplicación en la construcción de pisos y pavimentos fue una de las formas de mantener el negocio a flote.
 
"Los primeros clientes realmente fueron los amigos. Hacíamos sus garajes o los patios de sus casas", recuerda Alejandro Álvarez.
 
Las ventas en sus primeros 3 años no superaban los 550,000 pesos, monto que significaban pérdidas para la empresa, ya que el proceso de elaboración del material era mucho más caro.
 
Pero Alejandro, Jaime Grau y su hijo del mismo nombre, decidieron afrontar el reto de invertir sus ahorros para sostener a la empresa hasta que llegara el momento en que se producto cobrara trascendencia, mientras su idea agregaba elementos de profesionalización y otras innovaciones al pasar de los años.
 
"Tuvimos muchísimos fracasos con el gobierno, muchísimo rechazos y, conforme pasó el tiempo, las tendencias cambiaron a favor de los proyectos verdes", comenta Alejandro Álvarez.
 
Ecocreto sale a flote
 
Pero no todos rechazaron la idea de Jaime Grau. Estados Unidos (EU) supo de la idea del mexicano y, de inmediato, buscó la forma de implementar la aplicación del concreto: el gobierno de ese país creó normas para poner en funcionamiento el invento por las calles estadounidenses, tanto en iniciativas públicas como privadas.
 
En México, tardó más tiempo. Fueron necesarios 15 años, desde el descubrimiento del concreto, para que el gobierno escuchara de nuevo el proyecto y decidiera que era viable.
 
Durante 2010, Concreto Ecológico de México dio un paso decisivo en su historia con el lanzamiento del aditivo mejorado Hidrocreto, el cual obtuvo ese mismo año el aval de una norma emitida por el Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación (ONNCCE).
 
Esta etapa trajo un cambio en su relación con el gobierno, recuerda Álvarez Gómez: "Conforme pasaron los años, el gobierno volvió a abrirnos las puertas y, ya de una forma mucho más seria, aceptaron nuestro proyecto."
 
Picando piedra
 
Hoy, Hidrocreto se encuentra en la lista de productos autorizados por el Gobierno del DF, y ya ha sido utilizado en obras públicas y privadas de la ciudad.
 
Los estacionamientos del Palacio Legislativo de San Lázaro, algunos espacios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como el Parque Bicentenario, en el Distrito Federal, son parte de los espacios en donde Hidrocreto se encuentra instalado.
 
Hace un mes, ya despidió el primer embarque de Hidrocreto dirigido a España, y dentro de poco dirá adiós a otras embarcaciones que dirigirán sus velas a países como Colombia, Brasil, Costa Rica, Chile y Argentina. Esos son los destinos futuros de la empresa.
 
Esta vez no va sola en su camino, sino que también ha establecido alianzas con empresas como Holcim Apasco, quien distribuye sus productos en todo el continente americano.
 
Este 2012, Hidrocreto se coronó con el primer lugar del certamen de emprendedores verdes, Cleantech Challenge 2012, y su proyecto está en el aparador a donde miran los inversionistas internacionales.
 
Después de "picar piedra" por varios años, el proyecto del ingeniero Grau da pasos sobre un terreno firme. Hoy habitantes de Vancouver, Canadá, y Valencia, España, entre otros, ya pisan sobre un concreto Hecho en México.
 
  

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