Archivo

FT: El ‘culpable’ del acuerdo Microsoft-Nokia


 
 
 
Por Andrew Hill
 
Nokia ha declarado que su decisión de vender la mayor parte de sus operaciones de telefonía y servicios a Microsoft es su "próximo capítulo". Sin embargo, para muchos críticos, es el capítulo final de un misterio policial en Helsinki. Para ellos, el autor de este delito contra el orgullo industrial nacional es evidente. Se trata del canadiense con la pistola humeante parado junto al cadáver aún espástico de una de las más conocidas compañías finlandesas: el presidente ejecutivo de Nokia, Stephen Elop.
 
 
Los comentarios en línea de ayer acusaron al Sr. Elop de ser, entre otras cosas, un "espía" de Microsoft, culpable de "sabotaje", y de haber realizado un crimen encubierto para entregar a Nokia en bandeja de plata a la empresa norteamericana donde una vez trabajó y a la cual ahora volverá . Es improbable que, como indican algunos rumores, pueda suceder a Steve Ballmer como presidente ejecutivo de Microsoft dada su falta de éxito en Nokia – pero los críticos son injustos, por dos razones. En primer lugar, el Sr. Elop estaba intentando una extraordinaria hazaña de estrategia corporativa: efectuar el cambio radical de una compañía histórica por segunda vez en menos de dos décadas. En segundo lugar, Nokia está lejos de extinguirse.
 
 
La primera labor de rescate, bajo Jorma Ollila, transformó a Nokia de un conglomerado que abarcaba operaciones que iban de madereras a neumáticos en una empresa de telefonía móvil a mediados de la década de 1990. Esto era probablemente aún más ambicioso que la tarea que el Sr. Elop se propuso en 2010. Pero los críticos del Sr. Elop subestiman los problemas que heredó – y los cuales indicó en su memo de "plataforma en llamas" que emitió a principios de 2011 -– por no hablar de los cambios rápidos de la industria que Nokia tuvo que enfrentar. El entorno de las telecomunicaciones móviles ha cambiado tan dramáticamente desde que el Sr. Elop asumió el mando que rivales tradicionales como BlackBerry y Motorola y otros relativamente nuevos, como la taiwanesa HTC, se han visto seriamente afectados.
 
 
En esta cátedra en destrucción empresarial creativa, la evolución del propio sector superó incluso las de empresas como Nokia que lograron aumentar el ritmo de los cambios en sus productos.
 
 
Sr. Elop seleccionó, sin duda, la nueva estrategia de Nokia: unirse con Microsoft para desarrollar software de Windows para sus teléfonos inteligentes, abandonando sus propias iniciativas. También, fue responsable por implementarla. Tampoco hay duda de que fue incapaz de colocar la empresa en el rumbo correcto como su plan preveía. Los teléfonos Windows de Nokia no acapararon una cuota significativa del mercado, como lo pronosticaron el Sr. Elop y su equipo, quedando a la zaga de los teléfonos que utilizan los sistemas operativos de Apple, y el Android de Google. Mientras tanto, las ventas de los teléfonos móviles más básicos – considerados por Nokia en 2011 como la base sólida para revivir sus operaciones de teléfonos inteligentes – también se han desplomado en los mercados emergentes de rápido crecimiento, como China.
 
 
 
Pero los líderes anteriores – incluyendo el predecesor del Sr. Elop, el Sr. Olli-Pekka Kallasvuo , y el propio Sr. Ollila (quien, como presidente de Nokia, ayudó a elegir a ambos personajes) – deben cargar con la culpa por no detectar la amenaza del iPhone, y no el Sr. Elop. Incluso después de que el Sr. Elop apostara por Microsoft, su adquisición del negocio de los teléfonos no era inevitable. Una combinación de factores hizo de ello una conclusión inevitable.
 
 
Uno fue el hecho cada vez más obvio de que la brecha entre el hardware diseñado por Nokia y el software creado por Microsoft no tenía sentido, sobre todo porque la empresa estadounidense se dio cuenta de que tenía que invertir más en el sector móvil. Para facilitar la cooperación, Nokia ya había conformado equipos paralelos con títulos de trabajo similares a las de sus homólogos de Microsoft. ¿Por qué no eliminar la división de una vez por todas?
 
 
Otro factor fue el creciente desequilibrio entre las finanzas de los dos socios. La abundante liquidez de Microsoft podría ser más útil apoyando directamente los teléfonos Windows de Nokia.
 
 
Finalmente, NSN, la empresa de equipos de telecomunicaciones de Nokia, ha disfrutado de una fuerte recuperación. Cuando el Sr. Elop acordó comprar a Siemens, el socio de empresa conjunta de Nokia, en julio, se sentaron las bases para un futuro diferente para la compañía finlandesa.
 
 
La marca de teléfonos móviles de Nokia podrá desaparecer una vez que la licencia de 10 años de Microsoft para utilizarlo en los modelos actuales expirara. Como se ha dicho en relación con el declive de BlackBerry, nadie debe asumir que las marcas corporativas tradicionales vivirán por siempre. Pero sí parece probable que Nokia sobreviva por medio de NSN. Muchos de sus hijastros – empresas de juegos, software y otras empresas de tecnología fundadas por ex-"Nokianos" – también están prosperando.
 
 
Futuros estudios de gestión todavía podrán un día considerar que este acuerdo con Microsoft representa el inicio de una nueva transformación de Nokia. No sería ni tan dramática como la que el Sr. Ollila logró en la década de 1990, ni tan gloriosa como el renacimiento que el Sr. Elop anunció hace dos años y medio. Pero hay que recordar que, cuando Nokia era el niño favorito de los académicos en la década de 2000, Apple – su eventual némesis en teléfonos inteligentes – fue criticado por malinterpretar el mercado.
 
 
El error de los directivos de Nokia en ese entonces fue creer que el diagnóstico del mundo con respecto a su vigoroso estado de salud era permanente. Permitieron que la esclerosis, a nivel organizativo y tecnológico, truncara su futuro en los teléfonos móviles. El Sr. Elop tardíamente intentó revitalizar el grupo ... y fracasó. Pero dejando de lado el negocio de los teléfonos móviles que ha definido a Nokia podría ahora ser lo mejor para la empresa.
 
 
También, te pueden interesar estos artículos:
¿Por qué el futbol no es negocio?
Las odiosas comparaciones cibernéticas
La soledad de los dueños de un BlackBerry
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

También lee: