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¿Debe la Fed aceptar que el crecimiento de EU ya no será lo que solía ser?


 
Reuters
 
NUEVA YORK/SAN FRANCISCO.- Año tras año, los funcionarios de la Reserva Federal se han aferrado a la idea de que la economía de Estados Unidos pronto recuperará su fortaleza previa a la recesión. Y año tras año han estado equivocados.
 
Ahora, cada vez más economistas y al menos un alto funcionario de la Fed creen que los estadounidenses deberían bajar sus expectativas. Argumentan que ahora es más probable que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca a una tasa anual de 2 por ciento en lugar del 3 por ciento o más.
 
Si están en lo correcto, el mejor momento de la productividad de Estados Unidos ya habría pasado y las políticas monetarias agresivas del banco central podrían estar mal aplicadas e incluso ser dañinas.
 
Si la Fed mantiene la política monetaria demasiado expansiva para esta economía más contenida, podría llevar a una inflación descontrolada y a burbujas de activos.
 
En los cinco años que han pasado desde las profundidades de la crisis financiera, la Fed ha recortado las tasas de interés a cerca de cero y ha comprado más de 3.8 billones de dólares en bonos para alentar el crédito al consumidor y a las empresas y para que se recupere el empleo y el crecimiento económico.
 
"Soy muy escéptico sobre esta sensación de que el PIB real va a acelerarse pronto", dijo más temprano este mes el presidente del Banco de la Reserva Federal de Richmond, Jeffrey Lacker, citando entre otras cosas la preocupación de los inversores sobre los efectos de otra profunda recesión.
 
"Sé que es un pronóstico popular, pero soy escéptico. Veo un crecimiento de 2 por ciento por delante", agregó Lacker, quien por largo tiempo se ha opuesto a las políticas ultraexpansivas de la Fed.
 
La mayoría de sus colegas en el banco central estadounidense discrepan.
 
En septiembre, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed, encargado de establecer la política monetaria, pronosticaba un crecimiento cercano a 3 por ciento el próximo año y de 3.5 por ciento en 2015, en la medida en que la economía intenta recuperar el terreno perdido en la recesión del 2007-2009.
 
Una serie de indicadores de actividad empresarial han superado las expectativas recientemente, lo que ha dado alguna evidencia de un fortalecimiento del panorama en el corto plazo.
 
"Estamos viendo señales positivas continuas de un mayor impulso", dijo el presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, a periodistas la semana pasada.
 
Pero a través de la lenta recuperación, la Fed ha probado en forma consistente que ha sido demasiado optimista y a menudo ha tenido que reducir sus pronósticos, que incluso así han resultado ser mucho más altos que la realidad.
 
A comienzos del 2010, por ejemplo, proyectó que el PIB aumentaría entre 3.5 por ciento y 4.5 por ciento en 2012. A inicios del 2012, la estimación fue recortada a entre 2.2 por ciento y 2.7 por ciento. Finalmente, la economía creció sólo 2 por ciento.
 
Muchos economistas de la Fed y fuera de ella creen que una serie de obstáculos, desde la crisis de deuda en Europa a una política fiscal mucho más estricta en Washington, han impedido una recuperación tan sólida como la que esperaban.
 
"Nuestra esperanza es que comience pronto la mejoría del crecimiento del PIB real que muchos pronosticadores esperaban que ya estuviera en curso y (...) que ofrezca una mejoría sostenida a los mercados laborales", afirmó la semana pasada el presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren.
 
Según esa visión, que sigue siendo de consenso, muchos trabajadores que perdieron sus empleos en años recientes finalmente encontrarán un trabajo. Más empleo se traduce en más ingresos, lo que a su vez genera más gastos.
 
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha sido consultado sobre por qué el banco central ha errado en sus estimaciones una y otra vez.
 
En una conferencia de prensa en septiembre, Bernanke había dicho que el crecimiento potencial de la economía se "ha desacelerado de algún modo, al menos por ahora" debido a la crisis y a la recesión, reconociendo que la Fed no logró predecir una desaceleración en la productividad laboral.
 
La enérgica política monetaria de la Fed ha apuntado a generar un crecimiento de 3 por ciento o más. Ese es el ritmo comúnmente considerado como necesario para reducir significativamente el desempleo.
 
Pero en ese frente la Fed también ha sorprendido.
 
La tasa de desempleo de octubre bajó a 7.3 por ciento desde un máximo posterior a la recesión de 10 por ciento en 2009, mientras que el crecimiento del PIB sólo ha promediado alrededor de 2.3 por ciento.
 
Un débil crecimiento de las nóminas, pese a una rápida caída de la desocupación, forzó a Bernanke en septiembre a retractarse de un comentario formulado en junio en que dijo que la Fed esperaba detener sus compras de bonos a mediados del 2014, cuando la tasa de desempleo fuera de alrededor de un 7 por ciento.
 
Sin embargo, algunos economistas argumentan que una política monetaria más expansiva no es la respuesta, dada la suerte cambiante de la economía.
 
El alza de las contrataciones en finanzas y construcción ayudó a impulsar el crecimiento antes de la recesión del 2007-2009. Pero desde entonces esos sectores se han desacelerado, minando a la economía y planteando interrogantes sobre si alguna vez se recuperarán por completo.
 
"Soy de los que opinan que el daño hecho a la economía de Estados Unidos fue mucho mayor a lo que cree la mayoría de la gente", comentó Bluford Putnam, economista jefe del operador de futuros CME Group y ex economista del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
 
"A menos que Washington haga todo bien, y eso no sucederá, Estados Unidos es ahora una economía de 2 por ciento", agregó.
 

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