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De Stanford, me acabo de acordar: Laura Zapata


 

Leticia Hernández
 

La paciencia se agotó y la esperanza se perdió, así es como la actriz Laura Zapata Miranda, una de las afectadas por el millonario fraude de Allen Stanford, define su batalla por recuperar su inversión en Stanford Fondos, primero con el apoyo de la CNBV y después sola. El resultado hasta el momento es un cheque recibido por un monto “que no llega siquiera al 1 por ciento de lo perdido”, dijo.
 
En entrevista telefónica con El Financiero, la actriz explicó que en los primeros meses se acercó a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), como otros tantos afectados, para que a través de esta institución agilizar la recuperación de sus fondos, “Incluso les presté documentos para el litigio con Stanford en donde se acreditaba que tenía la autorización para operar en México”.
 
Recordó que a través de su corredora de bolsa, Rochelle Sidney, invertía en Certificados de Depósito (CDs), de Stanford Fondos, atraída por la promesa de obtener un rendimiento superior al ofrecido por los bancos y con la ventaja de tener disponibilidad de su dinero en cualquier momento, recursos que iban a las arcas del Stanford International Bank (SIB).
 
“Yo todo lo hice en México y desde mi casa a dónde ella me visitaba”.
 
Afortunadamente, un par de meses antes de que estallara el escándalo, desde diciembre del 2008, la también escritora y productora, logró salvar una porción de su dinero antes de la debacle, “Solicité a mi corredora el retiro de fondos para solventar gastos de fin de año y aunque me daba largas finalmente pude aunque sea salvar esa parte”.
 
Tras meses de larga espera y al sentirse abandonada por las autoridades en México, Zapata fue perdiendo la esperanza y actualmente no tiene vigente ninguna demanda o juicio abierto por el asunto.
 
SIB utilizó los fondos para financiar aviones, yates, coches, viajes, tarjetas de crédito de la empresa de Stanford, el único dueño de todas las entidades.



Litigios, vía para recuperar lo perdido

Los litigios figuran como el medio para lograr la mayor parte de la recuperación, señaló Edward Snyder, uno de los principales abogados por parte de los afectados.

“Para recuperar más dinero, la mayor parte depende de los 75 litigios entablados en Dallas, Texas, frente a un sólo juez”.

Explicó que hay tres diferentes tipos de demandas, las del interventor en Estados Unidos contra los inversionistas que salieron con su dinero antes de la quiebra, demandas contra compañías e individuos que recibieron dinero de Stanford por ayudarlo a promocionar sus filiales, y las demandas colectivas de inversionistas, buscando recuperar los daños y perjuicios contra bancos, despachos de abogados y contadores quienes se alega, colaboraron en el fraude y violaciones de leyes.

“Las demandas de los inversionistas de las class actions, o demandas colectivas, esperan en febrero próximo ganar la apelación ante la ley federal “Securities Litigation Uniform Standards Act”, conocida como Ley Slusa, que emitió el Congreso de EU en 1998 para prevenir demandas colectivas cuando las inversiones son en compañías públicas, nuestro argumento es que Stanford no vendió valores de empresas públicas, sino CD de un banco”, expuso el abogado.
 
 

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