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Cultura subterránea en el metro



Silvina Espinosa de los Monteros
 
Son las 13:00 horas del miércoles 28 de octubre. La gente camina deprisa sobre el amplio pasillo que conecta las líneas 3 y 12 en la estación Zapata del Metro.



Funcionarios de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro se han reunido para presentar el programa "Cultura METROpolitana", el cual consiste en realizar "asaltos artísticos" a los viajantes subterráneos; es decir, "intervenciones repentinas y sorpresivas" con obras teatrales y música de cámara en diferentes estaciones del Metro.



De pronto, aparece en escena un hombre gordo con peluca de chinos negros, bata blanca, nariz roja y cofia de enfermera; intercambia palabras con un personaje montado en zancos, provisto de un largo pantalón morado. La gente se detiene y comienza a reír. Se trata de la obra Cornudo y contento, una de las tres puestas en escena junto con Pagar y no pagar y Los aguacates (adaptaciones de la obra del dramaturgo español del siglo XVI, Félix Lope de Rueda), que han sido montadas por la compañía Carretera 45 Teatro, dirigida por Antonio Zúñiga. Eusebio Rodríguez Pérez es obrero. A él, esta clase de manifestaciones le agradan porque "el estrés se va y el cuerpo vuelve a agarrar la energía que debe ser. Esto es una forma de que la mentalidad esté positiva, por eso me detuve a ver el espectáculo". La verdad, confiesa, "yo venía cabizbajo y al ver esto se me quitó".



Poco antes de que termine el "asalto teatral", Erick Solís, integrante del cuarteto de cuerdas Paax Yancuic -que también participa en el programa de "Asaltos artísticos"-, reflexiona: "Me gusta esto porque es muy divertido. Por aquí pasa más gente de la que ingresa a una sala de conciertos".



La obra de teatro ha concluido. Se comienzan a escuchar las notas de Concierto para dos violines en fa menor, de Antonio Vivaldi, a cargo del cuarteto Paax Yancuic, en cuyos "asaltos musicales" también se interpretarán obras de Verdi y Mozart.



Situado detrás de los músicos, en el sitio donde convencionalmente se ubicarían las bambalinas, el actor Gustavo Linares del reparto de la obra Pagar y no pagar hace equilibrio sobre sus zancos. Sacude ligeramente su abundante cabello y se inclina para comunicar la alegría que experimenta con que "la cultura teatral esté al alcance de todos".



"Lo que nosotros queremos -explica- es presentar piezas cortas de 10 o 15 minutos para que la gente se entretenga y se vaya con un buen sabor de boca. Esta clase de expresiones son importantes porque la cultura es la base de la civilización y a nosotros los mexicanos nos hace mucha falta", concluye, mientras el público aplaude la interpretación de música clásica antes de regresar a sus labores cotidianas.
 

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