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Con el virus Stuxnet se "cruzó el Rubicón": Hayden


 
Gabriel Moyssen



Con el golpe asestado en 2009 al proyecto nuclear de Irán, mediante el virus informático Stuxnet, Estados Unidos entró a una nueva dimensión de la guerra, cuyos resultados pueden ser impredecibles. Como manifestó el general retirado Michael V. Hayden, ex jefe de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional, "alguien cruzó el Rubicón" y ahora el resto del mundo cree que "legitimó este tipo de actividad".
 
Sin aceptar que haya conocido los planes para asaltar con Stuxnet la instalación atómica de Natanz, mientras dirigió dos de las más poderosas corporaciones de espionaje, Hayden, quien calificó de cualquier forma como "buena idea" el empleo del virus, manifestó a CBS y The New York Times que "los ciberataques previos tuvieron efecto limitado, pero este fue el primero de gran alcance que se realizó para lograr destrucción física", en vez de robar información a otras computadoras o paralizarlas temporalmente y advirtió: "así es que hay algunos que observan lo ocurrido y que quizá tratarán de usarlo para sus propios fines".
 
Stuxnet fue producto del trabajo de Washington e Israel en la operación Juegos Olímpicos, que comenzó durante el régimen Bush. Sin embargo, fue Barack Obama el presidente que decidió utilizarlo a fondo, en una escalada sin precedente, similar a los "asesinatos quirúrgicos" con drones -aviones teledirigidos- en Asia y África para la que sus fuerzas carecen de reglas y un marco jurídico. En NYT, David Sanger escribió:
"Obama, de acuerdo con participantes en los encuentros de Juegos Olímpicos, sabía muy bien que con cada ataque estaba llevando al país a nuevo territorio, tal como lo hicieron sus predecesores con las armas atómicas o con los misiles intercontinentales. Constantemente expresó su preocupación de por qué el reconocimiento de que Washington utiliza ciberarmas -aún dentro de las circunstancias más cuidadosas y restringidas- podría permitir a otros países, terroristas o hackers justificar sus ataques. 'Discutimos la ironía en varias ocasiones', indicó uno de sus asistentes. Señaló que el gobierno se resistía a elaborar 'una gran teoría sobre una arma cuyas posibilidades todavía estábamos descubriendo'. Pero Obama concluyó que para detener a Irán no había alternativa".
 
La caja de pandora se abrió y EU, que se queja de las incursiones a sus redes privadas y gubernamentales -las primeras manejan infraestructura crucial, como el suministro de energía y agua, además del sistema financiero-, exigió en marzo a China negociar protocolos para el uso de Internet, tras amenazarla con "acciones" sin especificar si persiste el robo de datos a las empresas.
 
Ante la Sociedad Asia de Nueva York, Thomas Donilon, asesor de Seguridad Nacional enfatizó que las firmas norteamericanas "hablan de su preocupación por el robo de informes confidenciales y de tecnologías registradas mediante ciberirrupciones que emanan de China a escala sin precedente. Buscamos tres cosas de su parte; primero, el reconocimiento de la urgencia y dimensión del problema y del riesgo que plantea para el comercio, para la reputación de la industria china y para nuestras relaciones. En segundo lugar, Beijing debe tomar pasos serios para investigar y detener estas actividades. Finalmente, necesitamos que se involucre en un diálogo constructivo directo para establecer normas aceptables de conducta en el ciberespacio".
 
Días antes, la OTAN difundió un esbozo de reglamentación, el Manual de Tallin sobre la Ley Internacional Aplicable a la Ciberguerra, que "permite responder a los ataques en línea con armas verdaderas", advierte Der Spiegel, al detallar que el jefe del equipo de juristas que lo redactó, Michael Schmitt, abogado del Colegio Naval estadounidense, pide honestidad en el debate. "Todos han tratado a Internet como una especie de Viejo Oeste, una zona sin ley. Pero la ley tiene que ser tan aplicable a las armas virtuales como a las convencionales".
 
Vigor
 
Uno de los aspectos críticos es el derecho a la autodefensa, que para la Carta de Naciones Unidas está garantizado si un país es víctima de un "ataque armado". Su importancia cobró vigor después del 11-S, ya que EU declaró a la invasión de Afganistán como un acto defensivo y la Alianza Atlántica invocó su cláusula de defensa mutua para apoyarlo. Pero James Lewis, especialista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, afirmó que el manual "es un intento de bajar el umbral para una acción militar"; en su opinión, responder con armas a quienes inutilicen un servidor "es una locura" y "demuestra porque nunca hay que dejar que los abogados vayan por la libre".
 
El manual, elaborado con el Comité Internacional de la Cruz Roja, recalca que los ciberataques lanzados por un Estado deben evitar objetivos básicos para la población, como hospitales, presas, diques, vías de comunicación y reactores atómicos, en apego a las convenciones de Ginebra. Establece que los hacktivistas que intervengan pueden ser un blanco legítimo, aunque sean civiles. Puntualiza que "un conflicto armado internacional existe mientras haya hostilidades, que pueden incluir o limitarse a operaciones en línea entre dos o más Estados", y agrega: "hasta la fecha no se reconoce de manera pública que algún conflicto se haya librado únicamente en el espacio virtual. Sin embargo, las ciberoperaciones por sí solas tienen potencial para cruzar el umbral de un conflicto armado".
 
La regulación, guiada por intereses económicos.
 
A Estados Unidos le urge fortalecer la seguridad virtual tanto por la dependencia de las redes privadas como por su atractivo económico. En la Sala de Situación, el área de conferencias mejor protegida de la Casa Blanca, Barack Obama se reunió en marzo con 13 líderes empresariales del país, incluyendo a los titulares de JP Morgan Chase y ExxonMobil, para discutir la forma en que Washington puede sostener su hegemonía.
 
Horas antes, James Clapper, director de Inteligencia Nacional, definió la ciberamenaza como "el mayor peligro que enfrenta EU"; no hubo explicaciones del encuentro, si bien Christopher Bronk, profesor de la Universidad Rice, aseguró que la meta subrayar a las firmas el riesgo que corren y la necesidad de apuntalar la cooperación, indispensable, asevera Der Spiegel, "porque se dejó que las leyes del mercado gobiernen la infraestructura digital. Todas las redes son operadas por compañías privadas. Si hay guerra en Internet, el campo de batalla y las armas estarán en sus manos".
 
Por su lado, ante el Comité de Servicios Armados del Senado, Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional y jefe del Comando Cibernético del Pentágono, anunció la creación de 13 equipos ofensivos que trabajarán con 27 ya desplegados en otras unidades, pues ante "la mayor transferencia involuntaria de riqueza en la historia", mediante el espionaje industrial, "no estamos disuadiendo al hostigamiento sobre sitios públicos y privados, la propiedad y la información. El daño que causa a la ventaja estadounidense en competitividad e innovación es profundo y se traduce en oportunidades y empleos perdidos. El robo cibernético pone en riesgo a nuestro crecimiento".
 
Información proporcionada por El Financiero Diario.

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