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Ciberseguridad, nuevo campo de batalla virtual


 
Gabriel Moyssen / Roxana González
 
Todo empezó en 2005, con el alumbramiento en un laboratorio de Estados Unidos o de Israel -los especialistas también creen que pudo tratarse de un trabajo conjunto, la operación Juegos Olímpicos- del virus Stuxnet, que cuatro años después, con un modelo más sofisticado, saboteó al programa nuclear de Irán, empeñado en una carrera militar secreta según los aliados, al infectar las computadoras que controlaban sus máquinas centrifugadoras en la planta de Natanz, necesarias para enriquecer uranio hasta el nivel óptimo para una bomba.
 
Las centrifugadoras iraníes IR-1 de Siemens aceleraron la velocidad de sus rotores de 1,064 a 1,410 hercios y luego la disminuyeron; las válvulas que regulan el flujo de gas de uranio comenzaron a abrirse y cerrarse, provocando un aumento de la presión que destruyó o dañó 1,800 unidades y habría retrasado por meses o años los planes de Teherán.
 
Fue la primera ofensiva que se desarrolló en el ciberespacio, sentando un precedente para la nueva carrera bélica del siglo XXI, en la que sus protagonistas alistan un arsenal inédito y acaban de esbozar, en el Manual de Tallin, un cuerpo de normas éticas que consideran a los civiles hacktivistas blanco legítimo de los uniformados, además de pedir respeto a infraestructuras básicas para la población, como los hospitales y el suministro de agua.
 
El Manual de Tallin sobre la Ley Internacional Aplicable a la Ciberguerra, bautizado así en honor a la capital estonia, blanco de un ataque informático ruso en 2007, fue difundido este mes por juristas de la Alianza Atlántica y no tiene carácter oficial, aunque sus autores, encabezados por el estadounidense Michael Schmitt, lo llaman el "documento legal más importante" de la era virtual. Pese a que para sus críticos borra la línea entre paz y guerra, facilitando una escalada con armas convencionales, no hay duda de que marcará las pautas a seguir en un medio que se transforma rápida y constantemente para la Casa Blanca, que ve a las amenazas en la red como "el mayor peligro que enfrenta EU".
 
El marco de este cambio de paradigma a menos de 25 años de la masificación de Internet es palpable, desde las irrupciones de grupos como Anonymous hasta las hostilidades en Corea, las denuncias norteamericanas de espionaje industrial contra China y los ataques entre corporaciones privadas, al tiempo que las potencias incrementan los recursos para el sector, reúnen a sus mejores cerebros y estrechan la cooperación con las empresas.
 
Información proporcionada por El Financiero Diario.

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